¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Septiembre 6 del 2015.
ÁNGELES Y ARCÁNGELES
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Si hay ‘algo’ que define perfectamente el nombre de
nuestro Blog “De Milagros y
Diosidencias”, éstos son los seres espirituales
y celestiales que conocemos como Ángeles y Arcángeles; pues, en todos los casos
en que sabemos de su presencia en la Tierra, vinieron por Mandato Divino, luego
entonces, una Diosidencia; y para nosotros, siempre es un Milagro
la visita de uno de estos ‘Hijos de Dios’.
Toda la tradición semítico-hebraica-israelita-judía vertida
en el Antiguo Testamento Bíblico, y desde luego la Tradición Cristiana –que
inicia con las narraciones de Los Santos Evangelistas en el Nuevo Testamento–
tienen importantísimos eventos encabezados por Ángeles o Arcángeles, relacionados
con hombres y mujeres elegidos por Dios para el cumplimiento de sus mandatos.
“El Ángel del
Señor” es una expresión que leemos y repetimos en muchas ocasiones,
refiriéndonos indistintamente a Arcángeles y Ángeles. Bíblicamente solo conocemos el nombre de tres
de ellos: Rafael (Libro de Tobías), Gabriel (Evangelio según San Lucas) y
Miguel (El Apocalipsis de San Juan); sin embargo, hay cientos de ocasiones en
que La Sagrada Biblia hace mención de Ángeles. La Tradición de la Iglesia
Católica nos enseña acerca de SIETE ARCÁNGELES: los tres ya mencionados, más
Barachiel, Saeltiel, Jehudiel y Uriel.
¡Denle ‘click’ a los siguientes ‘Links de la Fe’! y
agréguenle una hoja más al libro del conocimiento bíblico-tradicional propio, que
llevan en su corazón (o en su cerebro, como quieran); “Para la mayor gloria de
Dios”.
La existencia de los Ángeles está ligada a nuestra
vida POR MANDATO DIVINO, toda vez que CADA UNO DE NOSOTROS TIENE SU PROPIO ‘ANGEL DE LA GUARDA’; lo creamos o no,
él está allí para auxiliarnos, para protegernos, especialmente contra el
Demonio. Todo es cuestión de que le
invoquemos:
“Ángel del Señor, que eres mi custodio:
Puesto que la Providencia Soberana me encomendó a ti,
Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname es este día.”
Amén
O, la otra, todavía más bonita:
“Ángel de la Guarda, dulce compañía,
no me
desampares, ni de noche ni de día.
Las horas que pasan, las horas del día,
si tú estás
conmigo serán de alegría.
No me dejes solo, sé en todo mi guía;
sin ti soy
chiquito y me perdería.
Ven siempre a mi lado, tu mano en la mía.
¡Ángel de la Guarda, dulce compañía!
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
También me
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De Milagros y Diosidencias.
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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