CONOCER A JESÚS DE NAZARET

¡Alabado sea Jesucristo!

Enero 6 del 2014.

LA IMPORTANCIA DE CONOCER A

JESÚS DE NAZARET

Muy estimados todos en Cristo Jesús:

Todo cuanto sabemos del Señor es maravilloso, porque nada es simple y univalente; Su Encarnación, Su Nacimiento, Su Manifestación; Su Vida, Muerte y Resurrección; todo tiene más de un significado implícito o explícito y vale al mismo tiempo en el pasado, en el presente y en el futuro; esto es: “Cristo Ayer, Hoy y Siempre”.

Todo cuanto dijeron los Profetas del Pueblo de Israel acerca del Mesías, El Cristo –El Ungido– El Salvador; tiene su cumplimiento, cabal, en Jesús de Nazaret.  Además, Él lo hace (el cumplimiento), en el momento, forma y espacio específico, desde el punto de vista humano; y trascendentalmente desde Su mismísima Divinidad. 

Por eso no podemos entender todo acerca de Jesucristo, porque nos rebasa, nos supera en razonamiento y entendimiento;  porque estamos limitados por nuestra naturaleza humana; y Él no tiene límites, pues, es Dios hecho hombre.  Sin embargo, Dios, muy consciente de estos límites, nos da en el Sacramento del Bautismo, tres Divinos Dones para comprenderle mejor: Fe, Esperanza y Caridad.

Con la Fe, creemos lo que no podemos razonar con nuestra inteligencia; con la Esperanza, aguardamos lo que no podemos asegurarnos en el transcurso de nuestra vida humana; y con la Caridad, le damos valor a nuestras acciones, más allá de nuestra existencia.  Así es como (aún con nuestras limitaciones), podemos ‘entender’ todo cuanto necesitamos saber de Jesucristo.  Con mi inteligencia y mi Fe nada me falta para creer en Cristo; con mi necesidad de trascender y mi Esperanza, no requiero de otra cosa para estar seguro de la Vida Eterna; y con mi Caridad testimonial, puedo estar seguro de contar con la Misericordia de Dios al momento de mi juicio.

“El que no sabe, es como el que no ve”, decían en mi pueblo. Yo digo que es peor, porque los ciegos nada más no ven; pero huelen, oyen, sienten, saborean y piensan, a veces mejor que los que sí vemos.  Así que, y mejor dicho, el que no sabe sobre algo, es como si estuviese ‘muerto’ ante eso; ni lo siente, ni lo piensa. Muchas veces así estamos respecto de Cristo Jesús: ni lo sentimos, ni lo razonamos; es como si estuviéramos muertos, respecto de Él.

Conocer acerca de Jesús de Nazaret, El Mesías – El Cristo, es darme vida; porque cuanto más lo conozca, más le tendré presente y más le podré amar.  Y cuanto más le ame, más seguro estaré de tener Su Favor: La Salvación de mi alma.  Saber acerca de Jesucristo, es darme más oportunidades para que otros le conozcan; y con ese conocimiento crean en Él y puedan salvarse. Y si se salvan, tengo segura mi salvación, pues, “. . . el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados.” (St 5, 20).

 

“. . . unos magos que venían de Oriente. . .” Así dice San Mateo en el Evangelio que escribió (2, 1), conocieron acerca del Rey de los judíos y pronto quisieron enterarse de más acerca del recién nacido.  Es como si ‘Dios-hecho-hombre’ hubiese puesto un anuncio que decía: “¡Ya nací, ya estoy con ustedes! ¡Vengan a visitarme!”, (y en realidad, para estos magos sí puso un aviso, fue La Estrella de Belén); y fueron a buscarlo.  Hoy los conocemos  como “Los Santos Reyes” y la Iglesia dedica una Fiesta muy especial a este acontecimiento, la cual llamamos: “La Epifanía del Señor”; que no es otra cosa que “La Manifestación del Salvador”.

En ese momento le conocieron y supieron de su grandeza; por eso fueron a adorarle y llevarle regalos muy significativos: oro, en virtud de su calidad de Rey; incienso, en virtud de su Divinidad; y mirra, en virtud de su calidad de Redentor.  Supieron de Él e hicieron algo; no se quedaron pasivos ante tal conocimiento, sino que actuaron en función de su determinación.  Ellos, los magos de Oriente, los Santos Reyes, fueron los que nos representaron a todas las naciones al momento de “La Manifestación del Salvador”;  fueron los gentiles de ese tiempo, los extranjeros de hoy.  

Esa fue la presentación de la universalidad que marcaría la existencia humana de Jesús de Nazaret, la catolicidad de su mensaje y su ministerio.  

Aquél fue un conocimiento que reclamaba acción y eso es lo que Jesús de Nazaret quería.  Y lo quiere hoy todavía, quiere motivar en nosotros acciones que nos acerquen a la Salvación, intenciones de hacer el bien y expresiones de voluntad plena.  Eso es La Epifanía del Señor, un hecho de conocimiento y de acción. ¡Hagámoslo! ¡Manifestémonos de cualquier forma ante El Señor!

De todos ustedes, con afecto en Cristo.

Antonio Garelli

 

 

De Milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.