¡Venga Tu
Reino!
Noviembre 27
del 2013
JESUCRISTO
REY DEL UNIVERSO
Muy estimados en Jesucristo:
Recibí un correo
electrónico de una amable lectora, en nuestra dirección de diosidencias@gmail.com
, en donde me pregunta el por qué de la Fiesta de Cristo Rey, que hemos
celebrado dentro de la Liturgia del Domingo pasado.
Antes que nada, he
de decir que a los mexicanos nacidos en el Siglo XX nos cuesta mucho trabajo aceptar
la figura de un rey gobernante; y esto es debido a que los antecedentes
nacionales que tenemos al respecto, no han sido muy ‘convenientes’ que digamos,
y por lo tanto, no queremos repetirlos.
Aquí nunca hubo
reyes justos, procuradores y benévolos; antes bien, todo lo contrario; fueron
injustos (pues esclavizaban), fueron indolentes (pues su apatía perjudicaba a
la mayoría) y fueron malévolos (pues el egoísmo era el único ‘bien’ que
perseguían). Por esos antecedentes es
que a los mexicanos no nos gustan los reyes.
Sin embargo,
respecto de “Cristo Rey” sí que somos entregados; solo baste recordar que de
los 31 Santos Mexicanos que tenemos, 25 fueron Mártires en la Guerra Cristera, que
entregaron su vida al grito de “¡Viva Cristo Rey! ¡Y nuestra Señora de
Guadalupe!”; antes que ceder a la apostasía.
Con este prólogo, ahora
voy a tratar de explicar un poco las verdaderas razones para tan merecida
Fiesta de Cristo Rey:
La primera razón
(que en realidad son tres), es que nuestro Señor Jesucristo es Rey por las tres
condiciones por las que se puede serlo: por herencia, por aclamación y por
victoria.
Por
herencia: ya que es descendiente del Rey
David (ver genealogías en los Evangelios
de San Mateo y San Lucas), por lo tanto como ‘Hijo de David’ tiene derecho al Reino de Judá, del que David era Rey.
Por
aclamación: pues fue vitoreado por la gente del pueblo en varias ocasiones, debido a sus obras e inclusive,
en su entrada a Jerusalén fue reconocido
con las palabras ‘Bendito el que viene en nombre del Señor’.
Y la
más importante de todas, por Su Victoria.
Pues con su Gloriosa Resurrección
venció a la muerte, que era el precio de nuestro pecado; y nos dio la posibilidad de alcanzar la Vida
Eterna.
La siguiente razón es
porque nosotros mismos debemos reconocernos como vasallos del Señor, súbditos de
su Divina Majestad y tributarios de su Linaje Celestial. Este Rey del Universo, es infinitamente justo;
delicado procurador de nuestras almas; y ante todo, es perfecto y bondadoso. En Jesucristo Rey del Universo, encontramos la
síntesis de nuestro existir, pues en Él somos, vivimos y actuamos.
La Carta Encíclica
de S.S. Pío XI, QUAS PRIMAS tiene, por
supuesto, todos los fundamentos teológicos y apologéticos para tan merecida celebración
de Cristo Rey. Aquí les dejo un enlace para que la consulten, vale la pena conocerla,
pues sus definiciones y mandatos nos identificarán más con Cristo Rey.
¡Que Viva mi Cristo!
¡Que Viva mi Rey! ¡Viva Cristo Rey!
Suyo afectísimo en
Cristo
Antonio Garelli
De Milagros y Diosidencias.
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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