¡Venga Tu Reino!
Abril 23
del 2013
VENERACIÓN
MARIANA (2 de 5)
Muy queridos, todos,
en Jesucristo:
Ya me llegaron algunos
correos con comentarios sobre el primero de estos artículos (La Inmaculada Concepción de María), se
los agradezco mucho; son favorablemente aceptables desde el punto de vista del
conocimiento, pero no es conocimiento lo que busco, sino fortalecimiento de la
Fe. Espero, con la ayuda de Dios nuestro
Señor, lograr el objetivo planteado de origen.
SEGUNDA PARTE –
VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA.
El segundo de estos
Dogmas de Fe (en su orden de aparición en le vida de la Santísima Virgen
María), es Su Perpetua Virginidad: antes, durante y después del nacimiento de
Jesús; Hijo suyo y Señor nuestro.
Generalmente creemos
que el primer documento del Magisterio de la Iglesia respecto de este tema
(Virginidad Perpetua de María), es de San Jerónimo, el sapientísimo Doctor Bíblico de la Iglesia, allá por el
Siglo IV; y no es así. Es San Mateo,
quien en su Evangelio escrito en el 39 Año del Señor (A.D.), ES EL PRIMERO QUE
ASEGURA QUE MARÍA, ES LA VIRGEN DE LA PROFECÍA DE ISAÍAS; Y QUE SU HIJO ES
EMMANUEL, “Dios con nosotros”. Los
versículos 18 a 25, del mismísimo primer capítulo del Evangelio según San
Mateo, dan cuenta de esto. Por favor
léanlo en su Biblia, léanlo varias veces; léanlo hasta que se lo aprendan. Por si no lo hacen, aquí les transcribo una
parte:
18El origen de
Jesucristo fue de la siguiente manera.
Su madre, María, estaba
desposada con José; pero, antes de empezar a estar juntos, se encontró encinta por obra del
Espíritu Santo. 19Su marido
José, que era justo, pero no
quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. 20Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: “José, hijo de
David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu
Santo. 21Dará a luz un hijo,
a quien podrás por nombre Jesús, porque
él salvará a su pueblo de sus pecados. 22Todo esto sucedió para que se cumpliese
lo dicho por el Señor por medio del
profeta: 23 ‘La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá
por nombre Emmanuel. . .’
Allí, pues, nos
queda muy claro que María ha quedado encinta aún siendo virgen; “. . . porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo.” Esta es la base bíblica de la Maternidad Virginal de
María. Yo podría decir que el Dogma aquí
(y por lo tanto el uso del Don de la Fe), es creer en La Santa Biblia como
Palabra de Dios; esto es, que lo que diga la Biblia es irrefutablemente
verdadero; es incuestionablemente La Verdad.
Además, el pasaje
bíblico plasmado por el erudito Leví de Cafarnaúm (San Mateo), asienta muy
claro; “La virgen concebirá y dará a luz
un hijo. . .’; como virgen concibe y como virgen da a luz; porque lo que
nace no es solo un ser humano, sino El
Verbo de Dios Hecho Hombre. ¡El que
todo lo hizo, el mismísimo Verbo de la Creación, ¿no podía nacer y dejar
intacta a la Doncella que lo aceptó en su seno; al Arca de la Alianza misma?! ¡¡Por supuesto que podía!! Y María no tan
solo no pierde su virginidad, ni en la Concepción ni en el Nacimiento del Hijo
de Dios, sino que con ello gana la Santísima forma de ser Madre de Dios.
En
el Concilio de Letrán celebrado el año 649 A.D., se
efectuó la solemne definición dogmática de la VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE
DE DIOS. Los Padres del Concilio inspirados por el Espíritu Santo compusieron
el Canon Tercero que declaraba este dogma:
“Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María
Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto
concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre
desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido
sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su
nacimiento, sea anatema”.
Sea anatema,
para fines prácticos dentro del lenguaje de la Iglesia del Siglo VII,
simplemente significa, “maldito; separado de la Iglesia.”
Ahora bien, ya
mencionados los ‘respaldos’ Bíblico y Magisterial del Dogma, que son los
argumentos preponderantes para nuestra Fe, pregunto yo: ¿no sería más fácil
hacer crecer el intelecto personal por medio de la Fe, que tratar de razonar lo
irrazonable y entender lo inentendible del Amor Infinito de Dios por querer
salvarnos y ser capaz de Hacerse Hombre
para nuestra Redención?
Todo, absolutamente todo lo que se refiere a Dios
Salvador, es un asunto incomprensible para la mente humana; por eso es Dogma de
Fe.
Y si esta necedad de
tratar de razonar tan indescifrable obra amorosa de Dios hacia nosotros, nos
hace cometer pecados de pensamiento contra el Espíritu Santo (que son
imperdonables); y nos hace ofender a la Santísima Virgen María, MADRE DE DIOS, en la pureza de su
Bendita Existencia; creo firmemente que es inútil e injurioso el tiempo que
gastemos para justificar nuestras necedades, en contra de tan admirable Dogma
de Amor: MARÍA SIEMPRE VIRGEN.
Díganme, ¿no dirían
ustedes: ‘Lo que le hagan a mi madre, es
como si me lo hicieran a mí.’? Sí,
verdad; pues, exactamente igual dice Jesucristo. Tómenlo en cuenta, porque no
nos la dejó como Madre de todos para que andemos dudando de su santidad, sino
para que gocemos de su amorosa protección.
Suyo afectísimo
Antonio Garelli
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