¡Venga Tu Reino!

Septiembre 13 del 2011

RELIQUIAS DEL BEATO Y

SANTO PAPA JUAN PABLO II             Segunda Parte               

¡Amadísimos en Jesucristo!

La primera parada en su recorrido hasta la Catedral de San Juan Diego, fue precisamente frente al Colegio Mano Amiga de Chalco; por supuesto, todo previamente arreglado y preparado.  Esos cien metros de Av. Cuauhtémoc estaban repletos de niñas, niños, señoritas, jóvenes, maestras y maestros; personal administrativo y directivo; padres de familia de los alumnos. . . y ex alumnos también.

¡Pero cómo no iba a ser así! ¡Si el Colegio existe gracias a un comentario y una petición (orden) del Santo Padre en su primera visita! . . . Y todos queríamos enseñárselo, en esta segunda ocasión que el Papa venía por aquí, y decirle: ¡AHORA SÍ, YA HAY UN COLEGIO CATÓLICO EN VALLE DE CHALCO, SU SANTIDAD! ¡Y ES EL MEJOR DE TODOS LOS QUE EXISTEN AHÍ, PORQUE USTED ASÍ LO PIDIÓ!

Por supuesto que había que aprovechar la ocasión para pedirle su Bendición y un Milagro para todos nuestros necesitados, enfermos, desesperados y desamparados; pero también pedirle sus Gracias para La Gran Familia Mano Amiga de Chalco, ¡más de tres mil personas en torno a un solo objetivo: la educación integral y de calidad de niños, jóvenes y adultos de Valle de Chalco! 

Y así lo hicimos, las vallas se deshicieron en perfecto orden y todos nos acercamos a la carroza que porta el preciosísimo Relicario y estatua yacente del Beato Juan Pablo II; para frotar allí nuestras estampas religiosas, ante tan gloriosa oportunidad, ante tan grande bendición otra vez; y conseguir así las gracias e indulgencias que su presencia conllevan. 

Eso pedimos: salud para nuestros enfermos, esperanza para nuestros desamparados, oportunidad para nuestros necesitados y Gracias, Divinas Gracias para nuestros alumnos y ex alumnos, para los padres de familia y para sus benefactores.   El traslado a Catedral se los cuento en la siguiente entrega.

Suyo afectísimo en Cristo

Antonio Garelli

De milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar el Evangelio.