“… Señor, quédate con nosotros...”
San Cleofás en Emaús
Riviera
Maya, México; Diciembre 14 del 2025.
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
El Año Litúrgico nos da varias posibilidades de ‘detener nuestro andar’ y revisar cómo estamos respecto a la santidad de cuerpo y alma que debemos procurar día con día. Adviento es la primera de esas posibilidades, en donde la Iglesia nos anima a ‘recibir al Niño Dios dignamente purificados del pecado’. Estas tres semanas que han pasado desde Cristo Rey, hemos hecho lo posible por: primero, dejarnos de pecados ‘innecesarios’ (por supuesto que todos lo son); y segundo, nos hemos hecho el propósito de ‘vencer con el Bien al mal’.
A partir de este Domingo, y sin perder lo que ya hemos logrado, vamos a ‘ponerle buena cara a las adversidades’. Miren, siempre que nos disponemos a mejorar en ‘nuestra santidad’, el Diablo está pendiente de nuestros avances; porque no nos quiere cerca de Dios. Aquí es donde la oración debe ser continua, constante y profunda; porque a mayor tiempo de oración, menos oportunidad tiene el Maligno de hacernos daño. Por eso nunca pudo con María, la Santísima Virgen Madre de Dios permanecía orando todo el día; lo que imposibilitaba a Satanás a actuar.
Ese es el remedio, orar; ahora vayamos con la enfermedad: nuestros pecados. Está muy claro que nos reconocemos pecadores, que somos materia caída; pero tal reconocimiento no nos justifica para cometer pecado, porque un pecado es un acto de la voluntad, es un hecho realizado en el pensamiento, en la palabra y en la obra; todas éstas, acciones propias de un humano.
Los pecados no son acontecimientos esporádicos que nos ‘sorprenden de repente’; son acciones previsibles, evitables y rechazables. Todos tenemos oportunidad de no pecar, antes de cometer un pecado. . . todos; porque todos tenemos libre albedrío (potestad de obrar por reflexión y elección – RAE).
Así, pues, la ‘buena cara’ que debemos poner ante lo que nos sea adverso, es la voluntad de no pecar; es decidir en favor de Dios Hecho Hombre, acercándose el día de su Nacimiento, de su Navidad. Es más difícil ser falsos y deshonestos, que verdaderos y honestos; y lo es porque gastamos inteligencia, sinceridad, oportunidad y sobre todo amor, queriendo obrar con el mal.
Nos quedan solo diez días para afinar nuestras mejores intenciones para la purificación de cuerpo y alma; aprovechemos cada uno, especialmente con la oración.
Orar sirve,
nuestra alma lo agradece y nuestra mente también.
De todos ustedes
afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.



