“… Hazme un instrumento de tu paz …”
San Francisco de Asís
Riviera
Maya, México; Noviembre 6 del 2024.
MÍSTICA
Por: Lilia Garelli
“…Los Padres sinodales han tenido palabras de aprecio y de aliento hacia todos aquellos fieles laicos, hombres y mujeres, que con espíritu cívico y cristiano desarrollan una tarea educativa en la escuela y en los institutos de formación…”
San Juan
Pablo II - Christifideles Laici No. 62
“Vocación y Misión de los
Laicos en la Iglesia y en el Mundo”
Estimados en Cristo:
Continuamos con este interesantísimo tema sobre el apartado 62. Otros ambientes educativos, de esta valiosa Exhortación Apostólica “Christifideles Laici” preparada por San Juan Pablo II en su ministerio papal y que nos habla del papel tan importante que tenemos todos los fieles laicos en el plan de Dios.
“…ya no basta la participación —por otra parte, siempre necesaria e insustituible— de los padres cristianos en la vida de la escuela; hay que preparar fieles laicos que se dediquen a la acción educativa como a una verdadera y propia misión eclesial; es necesario constituir y desarrollar “comunidades educativas formadas a la vez por padres, docentes, sacerdotes religiosos y religiosas, representantes de los jóvenes…” (SJPII – CFL No. 62).
En efecto, como habíamos comentado anteriormente, los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos; desafortunadamente hoy en día, hay graves problemáticas en la constitución de diversas familias, en donde la carencia de uno de los padres es una realidad, madres solteras, padres ausentes o bien padres donde la ignorancia o irresponsabilidad está presente. ¿Cómo resolver este deber-derecho de los niños a ser educados en los valores morales? Ahí es donde, en muchas ocasiones la institución educativa a la que acudan esos niños, va a ser la parte más importante de su educación, no solamente en la estimulación de sus potencialidades intelectuales, sino en los valores que como ser humano vayan a ser los principios que rijan sus decisiones futuras; ¡Qué valiosa será la labor formativa de esas maestras/os que deberán suplir la carencia no tan solo de la instrucción más esencial, sino la más crucial formación de los valores que desarrollan a una persona de bien.
Cierto es que la problemática misma de la vida contemporánea empeora la formación de los hijos, ya sea porque la mujer sale a trabajar y donde se vive desafortunadamente sin esa figura insustituible en la familia como es “la formación de una madre”, que por esencia tiene el don de saber qué hacer y cómo hacerlo; madres que tienen que dejar encargados a los hijos, a veces con el gran esfuerzo de unos abuelos, ya cansados o con experiencias educativas para una generación diferente y que a pesar de hacer su mejor esfuerzo, siempre será oportuno que la pedagogía utilizada con las nuevas generaciones sea implementada por quien debe hacerlo. Peor todavía si el hijo/a es encargado a una persona extraña, es mucho más deficiente que con el punto mencionado anteriormente, ya que en este caso no hay ningún interés en el verdadero desarrollo de la personalidad del niño/a como lo he mencionado en párrafos anteriores.
Por todo lo anterior, es fundamental que cuando llega el momento de elegir el colegio que complementará la educación de los hijos, los padres de familia deben analizar los enfoques educativos que cada institución ofrece, para que en coincidencia con los valores humanos y religiosos que los padres han decidido dar a sus hijos se complemente debidamente esa educación, a través de la pedagogía que institucionalmente ofrezca el colegio, con las bases ya formadas por los padres en los primeros años de vida en casa.
San Juan Pablo II nos recuerda las palabras que dejaron plasmadas los Padres que participaron en este Sínodo de Obispos de 1987: “…También han puesto de relieve la urgente necesidad de que los fieles laicos maestros y profesores en las diversas escuelas, católicas o no, sean verdaderos testigos del Evangelio, mediante el ejemplo de vida, la competencia y rectitud profesional, la inspiración cristiana de la enseñanza, salvando siempre —como es evidente— la autonomía de las diversas ciencias y disciplinas (…) “… Este Sínodo hace un llamamiento al papel profético de las escuelas y universidades católicas, y alaba la dedicación de los maestros y educadores —hoy, en su gran mayoría laicos— para que en los institutos de educación católica puedan formar hombres y mujeres en los que se encarne el “mandamiento nuevo” ...” (Sín. Obispos 1987 – Propositio 44).
Para terminar este apartado San Juan Pablo II menciona a “los grupos, las asociaciones y los movimientos” como parte importante de la formación de los fieles laicos para dar frutos abundantes en su misión de educadores en la fe para que sea eficiente el replicar en su vida apostólica, acrecentando el mensaje del Evangelio a los hombres. “…Tienen la posibilidad cada uno con sus propios métodos, de ofrecer una formación profundamente injertada en la misma experiencia de vida apostólica, como también la oportunidad de completar, concretar y especificar la formación que sus miembros reciben de otras personas y comunidades…” (SJPII – CFL No. 62)
La educación es un derecho humano y espiritual fundamental para todos, ello sin duda se tornará como un bien para la sociedad. Forma a tu(s) hijo(s) y escoge adecuadamente quien complementará esas bases que tú le(s) diste, de esta forma ¡sabrás que le(s) has dejado la mejor herencia!
Afectísima en Jesucristo,
Lilia Garelli
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Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.
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