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martes, 1 de octubre de 2024

MÍSTICA - LILIA GARELLI - (44)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís 

Riviera Maya, México; Octubre 2 del 2024.

           MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

“…Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador”   Jn 15, 1

CHRISTIFIDELES LAICI (44)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo”  

Estimados en Cristo:

Para terminar con este apartado “Las diversas vocaciones laicales” y con la consciencia de saber que para ser obreros que trabajemos en la viña del Señor, está en nosotros aceptar esa llamada a la perfección progresiva pero firme, a través de esfuerzo y tiempo.

José Tissot, Misionero de San Francisco de Sales nos dice en su libro “El Arte de Aprovechar nuestras Faltas”: “… Hay, pues, que tener paciencia, y no pretender desterrar en un solo día tantos malos hábitos como hemos adquirido, no debemos turbarnos de ningún modo…” (Carta 795, Colec. Blaise).  “…Los más santos no son los que cometen menos faltas, sino los que tienen más valor, más generosidad, más amor, los que hacen más esfuerzos sobre sí mismos, y no tienen miedo de tropezar, ni aun de caer y mancharse un poco, con tal de avanzar…” (Manual de las almas interiores).

Trabajemos pues, por lograr un corazón puro, paso a paso, de forma sencilla y humilde, aceptando las caídas, y a la vez levantándonos con fuerza de voluntad, eso nos ayudará a ponernos en presencia de Dios, momento a momento, recobrando la tranquilidad de nuestro espíritu y siguiendo ¡adelante! para servirle.

San Juan Pablo II termina este apartado diciéndonos: “…todos y cada uno de los miembros de la Iglesia son obreros que trabajan en la viña del Señor, edificando el Cuerpo místico de Cristo.  En verdad, cada uno es llamado por su nombre, en la unicidad e irrepetibilidad de su historia personal, a aportar su propia contribución al advenimiento del Reino de Dios.  Ningún talento, ni siquiera el más pequeño, puede ser escondido o quedar inutilizado…” (SJPII – CFL No. 56).

         Capítulo V – PARA QUE DEIS MÁS FRUTO – La formación de los fieles laicos:

         57. Madurar continuamente:

Damos comienzo al Quinto y último Capítulo de esta aleccionadora Exhortación Apostólica de San Juan Pablo II “Christifideles Laici”, en la cual nos ha quedado más que clara nuestra gran responsabilidad que como fieles laicos tenemos para participar activamente con la misión que Dios nuestro Señor nos haya inspirado en nuestra alma y como bien dice el Papa, la necesidad que tenemos todos de madurar continuamente y dar siempre más fruto.

“…Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto…” (Jn 15, 1-2).  “…El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí no podéis hacer nada…” (Jn 15, 5).  Estos dos textos evangélicos son más que explícitos en nuestro seguimiento de la misión que nos ha encomendado nuestro Señor; ante tanta claridad no podemos dejar de responder positivamente, y no necesariamente porque sea una obligación, o porque no nos queda de otra, porque Dios nuestro Señor, siempre ha respetado nuestra libertad.  ¡Que la decisión de servir en la viña del Señor, sea para nosotros el gusto por hacerlo y ciertamente el deseo de hacerlo por amor a Él, ser responsables ante tal solicitud es corresponder y ser agradecidos al habernos dado la oportunidad de ser perdonados y por las gracias que Jesucristo nos alcanzó con su Pasión, Muerte y Resurrección!


Recuerdo cuando inicié mi participación en este blog, resalté el lema que mi esposo colocaba en cada una de sus entregas que decía: “Solo por el gusto de proclamar el Evangelio”.  ¿Qué es proclamar el Evangelio? ¡Es — transmitir – educar – formar, en el Amor a Dios!!!  

De igual manera, nos comenta el Papa, que los Padres sinodales tomaron en serio el compromiso de formar a los fieles laicos que, reservaron una gran parte de su labor para definir el plan de trabajo para la formación cristiana de los fieles laicos y la describieron como: “…un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración con Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo…” (…) “…la formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la Diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin…” (Propositio No. 40).

         58.  Descubrir y Vivir la Propia Vocación y Misión:

En este apartado San Juan Pablo II nos hace reflexionar sobre la necesidad de que cada uno de nosotros descubramos de forma clara, la vocación que como inspiración nos ha dado Dios, pero también la disponibilidad según el estado en el que vivimos nuestra vida, para que se pueda cumplir de forma eficaz, sin afectar el mismo estado civil en el que ya tenemos compromisos.

Por ello el Papa nos dice: “…Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen Pastor que “a sus ovejas llama a cada una por su nombre (Jn 10,3). Pero el eterno plan de Dios se nos revela a cada uno sólo a través del desarrollo histórico de nuestra vida y de sus acontecimientos, y por tanto, sólo gradualmente: en cierto sentido, de día en día…” (SJPII – CFL No. 58).

Y como bien nos hace ver, nosotros debemos estar atentos para poder escucharle en todo momento, es importante para ello, tener plena disponibilidad a través de la oración, momentos de silencio y encuentro con Dios; facilitarnos esa percepción a través de alguna sabia y amorosa dirección espiritual y desarrollar los dones que Dios nos haya dado, esto a través del crecimiento propio de nuestro intelecto y de las interacciones sociales que tengamos a lo largo de nuestra vida.  Recientemente leía yo una frase que decía: ¡Con orden y esfuerzo – se acrecienta el talento!

“…En la vida de cada fiel laico hay además momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios …”

San Juan Pablo II - Christifideles Laici No. 58

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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