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martes, 10 de septiembre de 2024

MÍSTICA - LILIA GARELLI - (41)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís

Riviera Maya, México; Septiembre 11 del 2024.

              MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

 

“…Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo,

 en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia

Col 1, 24

CHRISTIFIDELES LAICI (41)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo”

Estimados en Cristo: 

Continuamos con el apartado sobre “Los enfermos y los que sufren” de esta estupenda Exhortación Apostólica que San Juan Pablo II nos dejó en su tiempo de Sumo Pontífice; y lo hace recordando las palabras de un minusválido que participó en el aula sinodal, invitando a todos los que se encuentran en alguna situación de sufrimiento a unirse con su dolor a la Pasión de Cristo y a transmitir a los demás esa fuerza que da el ofrecer a Dios su sufrimiento con alegría.

Por otro lado, el Papa nos recuerda unas frases que están incluidas en su Carta Apostólica, “Salvifici Doloris”: “…la Iglesia que nace del misterio de la redención en la Cruz de Cristo, está obligada a buscar el encuentro con el hombre, de modo particular, en el camino de su sufrimiento.  En un encuentro de tal índole el hombre “constituye el camino de la Iglesia”, y es éste uno de los caminos más importantes…” (SJPII – SD No. 3).  El Papa nos explica cómo a través del hombre que sufre, la Iglesia encuentra su camino a ejemplo del sufrimiento del mismo Cristo, que es el Buen Samaritano que no siguió su camino, sino que tuvo compasión del que sufría, viendo por él y curándolo (Lc 10, 32-34).

Para terminar este apartado, el Papa hace un reconocimiento a toda la comunidad cristiana que ha dado ejemplo en el cuidado de todos aquellos que sufren enfermedad y desolación, y que han sido curados y atendidos por religiosas, consagradas al servicio de los enfermos y por todo el personal sanitario que entregan su vida en hospitales y nosocomios católicos, médicos, enfermeras y enfermeros e inclusive voluntarios que han sido llamados a ser la imagen viva de Cristo y de su Iglesia en el amor a los enfermos y los que sufren.

         54.  Acción pastoral renovada:

En este apartado San Juan Pablo II nos hace una exhortación especial en la que nos pide que esta preciosa herencia que nos ha dejado Jesucristo “médico de la carne y del espíritu” sea renovada e incrementada para que realmente se valore y enriquezca a través de “la acción pastoral para y con los enfermos y los que sufren”.

Y enfatiza: “… Ha de ser una acción capaz de sostener y de promover atención, cercanía, presencia, escucha, diálogo, participación y ayuda concreta para con el hombre, en momentos en los que la enfermedad y el sufrimiento ponen a dura prueba, no sólo su confianza en la vida, sino también su misma fe en Dios y en su amor de Padre…” (SJPII – CFL No. 54).

En efecto, el Papa pide que esa ayuda sea eficiente, eficaz y llena de amor, que si bien es cierto que es cansado y que inclusive tanto los sacerdotes como los laicos que intervienen pueden sacrificar momentos personales de descanso, que el ofrecimiento de dicha ayuda, sea franca, esté llena de amor y entrega desinteresada, haciendo a un lado en muchas ocasiones sus deseos personales.

San Juan Pablo II continúa diciendo: “…es considerar al enfermo, al minusválido, al que sufre, no simplemente como término del amor y del servicio de la Iglesia, sino más bien como sujeto activo y responsable de la obra de evangelización y de salvación…”  (SJPII – CFL No. 54).

Ante todo lo que vivimos hoy en día, en un mundo egoísta, que solo piensa en el beneficio material y para sí mismo, resulta un tanto inocente el pensar que a través del sufrimiento se puede santificar el ser humano; sin embargo es muy cierto, y estoy segura que muchos de nosotros lo hemos constatado en momentos de crisis, porque si ese sufrimiento se ofrece a Dios y se vierte en la plena confianza de que Dios nos acompañará en el camino, porque nunca nos dejará solos; llega la consolación y muchas veces la solución de la dificultad con mayores gracias, solo hay que tener paciencia y fe.  Mucho más será gratificante el ayudar a los enfermos, minusválidos y en general a los que sufren por diversas razones, porque muchas veces se retroalimenta la propia vida.  Es posible que de manera personal sea difícil aceptar ayudar a los que sufren, porque quizá pensemos “que no estamos hechos para ello”; sin embargo, es tan solo necesario aceptar esa sensibilidad que seguramente tenemos dentro de manera infusa, por temor a no poder con ello; pero les aseguro que Dios siempre nos da fuerzas, si tú te prestas a seguir Su Voluntad.  Por ello el Papa nos dice:

“…El anuncio de esta buena nueva resulta convincente cuando no resuena simplemente en los labios, sino que pasa a través del testimonio de vida, tanto de los que cuidan con amor a los enfermos, los minusválidos y los que sufren, como de estos mismos, hechos cada vez más conscientes y responsables de su lugar y tarea en la Iglesia y por la Iglesia…” (SJPII – CFL No. 54).

El Papa termina este hermoso apartado, recordando las líneas finales de su Carta Apostólica “Salvifici Doloris”  en las que invita a todos los que sufren y a todos los hombres de buena voluntad, a ponerse a los pies de la Cruz del Calvario, porque en la Cruz está el “Redentor del hombre”, el Varón de dolores, que ha asumido para sí los sufrimientos físicos y morales de los hombres de todos los tiempos, para que en el amor puedan encontrar el sentido salvífico de su dolor y respuestas válidas a todos sus interrogantes.  Junto a María, Madre de Cristo, que estaba al pie de la Cruz (Jn 19,25) nos detenemos junto a todas las cruces del hombre de hoy. (…) Y a todos vosotros, los que sufrís, os pedimos que nos sostengáis…” (SJPII – SD No. 31).

“…Precisamente a vosotros que sois débiles, os pedimos que os convirtáis en fuente de fuerza para la Iglesia y para la humanidad…”

San Juan Pablo II - Salvifici Doloris No. 31 

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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