LA VIAE CAELI - Entrega Final

“Hazme un instrumento de tu Paz…”

San Francisco de Asís

 

Riviera Maya, México; Julio 21 del 2024.

LA ViÆ cÆli

El camino al cielo

 

¡ÚLTIMA ENTREGA DEL COMPENDIO!

 

LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO: DE JERUSALÉN AL MUNDO

                                                                    ANNO

    APÓSTOLES                CARGO         DOMINI             MUERTE      

 

Simón Pedro               Obispo de Roma        47     Crucificado en X en Roma     67 A. D.

Andrés                        Evangeliza Grecia     36      Crucificado en X en Petras    63 A. D.

Juan de Zebedeo         Obispo de Éfeso        45     Aceite hirviendo (sobrevive)   101 A. D.

Santiago de Zebedeo  Evangeliza Hispania  34     Degollado en Jerusalén          44 A. D.

Santiago el Menor      Obispo de Jerusalén   34      Despeñado en el Templo       62 A. D.

Judas Tadeo                Obispo de Jerusalén   62      Decapitado en Jerusalén        68 A. D.

Bartolomé Natanael   Evangeliza Armenia  35       Desollado en Armenia            50 A. D.

Simón de Caná           Evangeliza Persia      40       Aserrado vivo en Persia         68 A. D.

Felipe de Bethsaida    Evangeliza Frigia      34       Crucificado en Frigia             54 A. D.

Tomás El Mellizo       Evangeliza India       40       Azotado en India                    72 A. D.

Mateo de Cafarnaúm  Evangeliza Etiopía    35       Atravesado a espada              58 A. D.

Matías El Justo           Evangeliza Judea      34       Lapidado en Jerusalén            69 A. D.

Pablo de Tarso            Evangeliza Gentiles  45       Decapitado en Roma              67 A. D.

 

    DISCÍPULOS

Esteban                       Evangeliza Jerusalén 34     Lapidado en Jerusalén            36 A. D.

Lázaro de Betania      Obispo de Chipre      40                                                      Siglo I

José de Arimatea        Evangeliza Britania   40                                                      Siglo I

Bernabé de Chipre      Obispo de Antioquía 45                                                      61 A. D.

 

La Predicación del Evangelio por parte de Los Apóstoles y Discípulos del Señor, inicia precisamente el Día de Pentecostés, con La Venida del Espíritu Santo. Yo tengo la plena seguridad de que lo que dice la Santa Biblia, es Palabra de Dios (por lo tanto, es Verdad); aún en las cantidades numéricas que se mencionan en los Santos Escritos que, a veces, parecen poco reales.  Para algunos, sin embargo, esto requiere de alguna explicación extra y un razonamiento cuantitativo del evento.  Ese es el caso de los tres mil ‘convertidos y bautizados’ que San Lucas narra en Los Hechos de los Apóstoles (2, 41).

 

Para quienes alguna vez hayan manejado grupos grandes de gente, saben que la logística que se requiere para tres mil personas, es un asunto complejo; toda vez que se necesitan espacios, habilitación y servicios de la más amplia variedad.  También he escuchado las opiniones de gente que cree que esa cantidad, en todo caso, es representativa, pero no real.  Ambas situaciones tienen explicación.

¿Qué hacían tantos judíos en Jerusalén en esa fecha?  Celebraban La Fiesta de la Alianza con Yahveh en el Monte Sinaí.  También Celebraban La Fiesta de las Semanas, o de las Gavillas, o de las Cosechas Tempranas.  Esta era la segunda celebración más importante del pueblo judío, después de La Pascua; por lo tanto, Jerusalén pasaba de sus normales quinientos mil habitantes a ¡más de un millón de personas! deambulando por sus plazas, mercados e intrincadas y retorcidas callejuelas de la urbe.

La Ciudad de David estaba preparada para duplicar fácilmente su población durante las fiestas, pues tan solo en el Templo, podían pernoctar cincuenta mil peregrinos en el llamado Atrio de los Gentiles (un área de 125,000 m²) y existían un sinnúmero de lugares de habitaciones compartidas en la Ciudad. Además, Belén y Betania eran siempre buen apoyo de alojamiento.

Respecto del Cenáculo, esta era una construcción que José de Arimatea, su propietario, prominente miembro del Sanedrín Judío, utilizaba para reuniones muy concurridas, toda vez que el terreno donde se ubicaba en la cima del Monte Sión, era muy grande. Hay, pues, lógica en las cantidades narradas por San Lucas.

Y por lo que respecta a la eficacia del Espíritu Santo para operar, yo podría decir que el 100% es poca cosa para medirle.  Es, finalmente, Dios en plena acción. 

Así empezó todo. Ahora ya no son solamente Doce Apóstoles y ciento veinte Discípulos (incluyendo a Las Santas Mujeres), sino ¡¡TRES MIL ALMAS QUE HAN RECIBIDO EL DON DEL ESPÍRITU SANTO PARA PREDICAR, EN SUS LUGARES DE ORIGEN, EL EVANGELIO DE CRISTO RESUCITADO!!

Ahora, el texto de San Lucas dice claramente: “. . . hay Partos, Medos y Elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto; la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros Romanos, judíos y prosélitos, Cretenses y Árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.” (Hc 2, 9-11)  ¡¡Son tres mil nombres que no conocemos, pero todas estas almas han sido Bautizadas y han recibido el Don del Espíritu Santo!!  Cuando alguno de los Apóstoles o Discípulos del Señor llegue a esas tierras, ¡sus habitantes ya conocerán acerca del Evangelio y de Jesucristo, porque éstos ya habrán predicado de Él!

En los 15’000,000 km² que abarcaba el Imperio Romano en tiempos de Cristo Jesús, y en más de mil pueblos y ciudades, habrá al menos una persona que, llena del Espíritu Santo, predique El Evangelio, La Buena Nueva de Jesús de Nazaret, El Mesías, El Señor Resucitado.  Así empieza la Predicación desde Jerusalén al Mundo, no solo con ‘Doce’ o ‘Ciento veinte’; el Mensaje de Jesucristo es llevado por ¡3,120 almas llenas del Espíritu Santo, a partir de Pentecostés! ¡Eso es lo que yo llamo eficacia! ¡¡26,000% más almas en una sola noche!!  No cabe duda, cuando Dios actúa, lo hace en grande.

Esta es la realidad de las cifras de La Santa Biblia, solo algunas están mencionadas; las otras pueden inferirse fácilmente para acabar con nuestra incredulidad. Son al menos quince naciones las que recibirán El Evangelio cuando estos peregrinos regresen a sus casas y lugares de origen; toda la gente a la que ellos tienen acceso, recibirá La Predicación de boca de un Bautizado y Ungido con Espíritu Santo, el Paráclito –Consolador de los Fieles–, el Día de Pentecostés.  Ellos estaban por una razón en Jerusalén (la Fiesta de la Alianza) y regresarán a su destino con otra mucho más importante, actualizada y salvífica: Jesucristo.

Este es el inicio de La Iglesia fundada por Cristo; a todos éstos les fueron impuestas las manos por los Apóstoles para Confirmarlos en la Fe; este es el comienzo de la Iglesia Católica (universal, que es común a todos), Apostólica (por ser fundada en los Apóstoles de Cristo), Romana (por ser Simón Pedro I Obispo de Roma). Esa es la verdad de la Predicación que empezó en Jerusalén en Pentecostés.  Nada será igual a partir de este momento, toda la vida se modificará; la Historia de la Humanidad misma cambiará.

Pablo (quien como Saulo de Tarso tuvo una Aparición de Jesucristo en Damasco, en el año 35 A.D.), conocido como ‘El Apóstol de los Gentiles o de las Gentes’, inició su predicación en Antioquía, Siria (hoy Turquía), en el 42 A.D. junto con Bernabé, Primer Obispo de la Ciudad.  Desde allí, comenzó sus Viajes Apostólicos I (45-49) y III (53-58) por todo el Mundo Helénico de Asia Menor, Macedonia y Grecia.

Durante sus viajes también fue acompañado por Juan Marcos (sobrino de Bernabé), Lucas y Silas, los dos primeros escritores de Evangelios. Visitó más de cincuenta comunidades en trece años de predicación, hasta que fue encarcelado en Jerusalén el 57 A.D., perseguido por los judíos, quienes querían matarle por considerarle traidor.  Llegado a Roma en el año 60 A.D., permaneció preso (en arraigo domiciliario), hasta el 67 A.D., año de su martirio por decapitación; ordenada por Nerón, el sanguinario Emperador Romano.

En sus veinticinco años de Ministerio, escribió las Catorce Cartas Apostólicas (Epístolas), que contienen la Teología Paulina inspirada por el Espíritu Santo: I y II a los de Tesalónica, I y II a los Corintios, a los Efesios, a los Romanos, a los Gálatas, a los Colosenses, a los Filipenses y a los Hebreos; además a Filemón, Tito y Timoteo (I y II).

 

FIN

(A PARTIR DE LA PRÓXIMA SEMANA ESTAREMOS ENTREGANDO UN NUEVO COMPENDIO EN EL BLOG De Milagros y Diosidencias.)

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Orar sirve, nuestra alma lo agradece y nuestra mente también.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli

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