“¡Señor,
auméntanos la Fe
Domine, adauge nobis
fidem
Riviera
Maya, México, Julio 15 del 2020.
MÍSTICA
Por: Lilia Garelli
“…Así os fue dada a todos
una paz profunda y radiante,
un deseo continuo por las buenas obras;
y una efusión plena de
Espíritu Santo
vino sobre todos…”
(Clemente Romano,
Carta a los Corintios II,2)
LA VIDA MORAL Y
LOS DONES DEL ESPÍRITU
SANTO
Muy
estimados en Cristo:
Constantemente escuchamos malas noticias, no tan solo
del coronavirus y sus desastrosas consecuencias, bien conocidas ya por todos,
sino además de toda la violencia y destrucción de lo que más ha costado
construir en la sociedad, que es la formación de “corazones buenos”, esto es en donde haya nobleza, comprensión y
generosidad para con todos y así poder vivir en un mundo mejor. Todo ello es lo que todos quisiéramos, pero
¿cómo lograrlo?
Muchos científicos, entre ellos pedagogos preocupados
en el desarrollo humano y psicólogos avanzando en la psicología positiva, buscan
analizar las fortalezas del crecimiento en las virtudes humanas; todos ellos
buscan mejorar la calidad de vida a la que podríamos llamar, ― en la
perspectiva en la que queremos centrar este artículo como: “la paz interior que el hombre necesita para vivir en armonía consigo
mismo y con el entorno social” esto le ayudaría a desarrollar las virtudes
humanas que se reflejarían en “…actitudes
firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y la
voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra
conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para
llevar una vida moralmente buena. El
hombre virtuoso es el que practica libremente el bien…” (Catecismo de la
Iglesia Católica No. 1804).
Efectivamente el “ser humano que practica libremente
el bien” ha querido esforzarse para lograr, con grandes sacrificios, hacer a un
lado toda tentación del demonio y luchar paso a paso en la conquista de alguna
virtud que le ayudara a alcanzar su objetivo personal.
Con el objetivo de enlazar este esfuerzo humano con la
gracia divina, es donde la Luz
aparece y es ahí donde el ¡Espíritu Santo
entra en nuestra ayuda!
El Catecismo de la Iglesia Católica nos lo explica
fácilmente: “La vida moral de los cristianos
está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que
hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.” (No.
1830).
¿Cuáles son
los Dones del Espíritu Santo y cómo los podría aplicar en mi vida?
1.
Sabiduría: (Mt 10, 19-20) Es lo que
me permite entender lo que es bueno para el proyecto de Dios y por lo tanto me
da la gracia de ser dócil a Su Voluntad.
― ¿Cómo podría aplicarlo en mi
vida?: Tratar de trascender el hecho
específico que me preocupa o inquieta, valorando lo que es realmente importante
y no efímero, verlo desde la perspectiva de Dios y no de los hombres.
2.
Entendimiento: (Jer 24, 7) Es el don
divino que nos ilumina para reconocer las verdades reveladas por Dios y de esta
manera poder adentrarnos un poco más, en todo aquello que es difícil de
entender por nuestra naturaleza caída.
Este entendimiento nos ayuda a ser prudentes en aquello que no está a
nuestro alcance. ― ¿Cómo podría aplicarlo
en mi vida?: El conocimiento en
nuestra fe nos ayuda a percibir el mensaje que Dios nos quiere dar ante la
encrucijada que vivimos en el momento, dándonos paz interior, sin tener
necesidad de nada más.
3.
Consejo: (Is 11, 3-4) El Espíritu Santo nos da este don para saber
discernir entre los mejores caminos a seguir, saber cuál es el correcto y cuál
el falso. Sabiendo que somos muy
frágiles debemos pedirle con mucho fervor este don. ― ¿Cómo podría aplicarlo en mi vida? Ante un problema específico el
Espíritu de Dios nos da la seguridad de decidir en aquello que percibimos como
el camino correcto, sin dudar.
4.
Ciencia: (1Cor 2, 11-12) Es importante hacer la
diferencia entre la ciencia de Dios y la ciencia del mundo, en la ciencia del
mundo, en el diccionario se describe la ciencia como la rama del saber humano
sobre una materia determinada que son obtenidos mediante la observación y la
experimentación; el don de Ciencia es todo lo contrario, debido a que viene de
Dios no es objetivo ni verificable, solo ES
y no necesita verificarse ya viene de la VERDAD
misma. ― ¿Cómo podría aplicarlo en mi vida?
La creación de Dios es obvia en la maravilla de todo ser vivo, no
debemos querer ser dioses para entenderlo y modificarlo, eso es propio del Dios
mismo, creador de todo cuanto existe; vivamos en paz conociendo la maravilla de
la creación de acuerdo a esa Ley Natural venida de su propia Intimidad.
5.
Piedad: (1Cor 12, 1-3) El Papa Francisco nos explica
claramente el significado de este Don del Espíritu Santo diciéndonos en la
Audiencia General del 4 de junio de 2014:
“…nos hace crecer en la relación y en la
comunión con Dios y nos lleva a vivir como sus hijos, al mismo tiempo nos ayuda
a verter ese amor hacia los demás y a reconocerlos como hermanos…” ¿Cómo podría aplicarlo en mi vida? “…Seremos capaces, verdaderamente, de alegrarnos con los
que están alegres y de llorar con los que lloran, de estar cercanos a los que están
solos o angustiados, de corregir a quien se equivoca, de consolar a quien está
afligido, de acoger y de socorrer a quien lo necesita…”
6.
Fortaleza: (Ap 2, 10) Este don nos hace intrépidos ante
las dificultades, nos ayuda a ser firmes y perseverantes ante las decisiones
tomadas correctamente. ¿Cómo podría aplicarlo en mi vida? Nos ayuda a superar la debilidad de la
naturaleza caída del hombre, ante las dificultades cotidianas de la vida, nos
da la fuerza para ofrecerlas como sacrificio para nuestra salvación eterna,
como puede ser también una enfermedad larga y desgastante, dificultades que se
vuelven cíclicas sin fácil solución, nos consuela para no caer en el desaliento
o la desesperanza.
7.
Temor de Dios: (Is 11,2) Nos ayudará a luchar contra el
pecado y de esta manera propiciar la contrición de manera fácil y espontánea.
El Papa Francisco nos lo explica de forma sencilla en su catequesis de junio
del 2014 diciéndonos: “…nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios
y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y
confianza en sus manos. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de
nuestro Padre que nos quiere mucho…” ¿Cómo podría aplicarlo a mi vida? “…es precisamente en la experiencia de nuestros límites y
de nuestra pobreza donde el Espíritu nos conforta y nos hace percibir que la
única cosa importante es dejarnos conducir por Jesús a los brazos de su Padre… no hace de nosotros cristianos tímidos,
sumisos, sino que genera en nosotros valentía y fuerza. Es un don que hace de
nosotros cristianos convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al
Señor por miedo, sino porque son movidos y conquistados por su amor…”
Pidamos pues con todo fervor y humildad al Señor, Dios
del Universo, nos mande Su Espíritu con cada uno de sus Dones para que en todo
momento nos sea posible vivir como Él espera de cada uno de nosotros.
“¿Buscas
escaleras para subir hasta Él?
Busca
el madero de la humildad y ya llegaste”
San
Agustín
Afectísima en Jesucristo,
Lilia
Garelli
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Solo
por el gusto de proclamar El Evangelio.
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