Alemán Español Español Francés Inglés Inglés Italiano Polaco Portugués Portugués Ruso Chino
DA CLIC EN UNA BANDERA PARA OTRO IDIOMA

martes, 28 de abril de 2020

MÍSTICA - LILIA GARELLI - "ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA" (1)


“¡Señor, auméntanos la Fe!”
Domine, adauge nobis fidem


Riviera Maya, México, Abril 29 del 2020.

MÍSTICA
Por: Lilia Garelli


“…Salió luego hacia la hora tercia
 y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo:
 --Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo…”
Jesucristo
 (Mt 20, 3-4)

ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA (1)

Muy estimados en Cristo:

Ante lo que estamos viviendo a lo largo de este tiempo de contingencia por la pandemia mundial, sin gran esfuerzo nos lleva a reflexionar lo vulnerables que somos ante un pequeñísimo pero poderoso virus, que ha hecho que gran parte de la población mundial se paralice, algunos en sus hogares, otros en hospitales y algunos otros al servicio total de los enfermos y fallecidos.

De alguna manera hemos tenido que reinventar las formas de comunicación o bien de consecución de nuestras vidas, pero también ha sido un maravilloso momento de tener tiempo para la oración, la reflexión y la escucha del mensaje de Dios nuestro Señor a cada uno de nosotros; es por ello que me ha venido a la mente desarrollar este tema, el papel del laico en nuestra Iglesia Católica por lo que intentaré dar a todos ustedes los puntos que considero vitales para “no permanecer ociosos” en este tiempo de espera, y además sea para el crecimiento de nuestra espiritualidad, y por resultado nazcan de ello grandes ideas apostólicas para ponerlas en práctica cuanto antes.

Así como solemos ser muy creativos en nuestro trabajo diario, por qué no serlo llegando a muchas almas, es por ello que en esta ocasión he escogido la Exhortación Apostólica post-sinodal “CHRISTIFIDELES LAICI” – Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo, desarrollada por San Juan Pablo II coincidiendo con el vigésimo aniversario del Concilio Vaticano II y siendo firmada por él el día 30 de diciembre de 1988, cumpliendo el undécimo año de su Pontificado.

Con el fin de ponernos en el contexto, recordemos algunos puntos importantes sobre el Concilio Vaticano II; dicho concilio fue una reunión de 2,450 obispos convocada por San Juan XXIII e iniciado el 11 de octubre de 1962; continuado y terminado por San Pablo VI de 1963 a 1965.  Fue un Concilio Ecuménico, esto quiere decir que estaban invitadas todas aquellas confesiones cristianas reconocidas como religión esto es ―Iglesia Ortodoxa: griega, copta y rusa; Protestante: Luterana y Calvinista; y Anglicana: Metodista, Bautista y Episcopal— no aquellas conocidas como “sectas” (división, de división que niegan el Credo).

El Concilio Vaticano II fue un hecho histórico para la humanidad, ya que se analizaron diversos temas de extrema importancia –es importante hacerles notar que se elaboró un libro que incluye todos los documentos que resultaron de él y los invito a leerlos pausadamente, y si es de su interés, estudiarlos según el tema que deseen profundizar – El Concilio se llevó a cabo en 4 sesiones, siendo solo la primera presidida por San Juan XXIII y las tres siguientes por San Paulo VI, ambos canonizados recientemente.

Después de un largo y duro trabajo, se redactaron 16 documentos, cuyo conjunto constituye una toma de conciencia de la situación de la Iglesia en ese momento y define las orientaciones pertinentes para su aplicación.  Estos documentos se dividieron en 4 Constituciones, 9 Decretos y 3 Declaraciones.  En este artículo consideraré algunas partes de las Constituciones: Lumen Gentium (la luz de la gente) –Constitución Dogmática sobre la Iglesia, y Gaudium et Spes (la alegría y la esperanza) – Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual.

Una vez que hemos recordado la raíz y razón del Concilio Vaticano II, de donde se desprende la exhortación, materia de este artículo, sigamos con el análisis de la vocación y misión en la Iglesia y en el mundo del “Pueblo de Dios representado en los obreros de la viña, de los que habla el Evangelio de Mateo” (SJP II – CFL 1) cuyo texto aparece en la introducción de este artículo.

Id también vosotros a mi viña: “también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión en favor de la Iglesia y del mundo.  Lo recuerda San Gregorio Magno quien predicando al pueblo les dice: “Fijaos en vuestro modo de vivir, queridísimos hermanos, y comprobad si ya sois obreros del Señor.  Examine cada uno lo que hace y considere si trabaja en la viña del Señor…” (SJPII – CFL 2).

¡Qué importantes son estas palabras!: “examinar lo que venimos haciendo, dentro de la cotidianidad”, sin importar nuestra edad o estado de vida, lo necesario es descubrir si ya somos “obreros del Señor”. ¿Qué será ser obreros del Señor? Lo que yo podría entender sería si realmente consideramos, que a través de nuestros actos, damos en todo momento, Gloria a Dios, si verdaderamente lo hacemos con amor y por amor, reflejando la Voluntad de Dios, como legítimos hijos de Dios.

Es bien cierto que la creciente indiferencia religiosa imperante en nuestro mundo desde hace muchas décadas ha provocado el alejamiento no tan solo de las costumbres religiosas sino, peor aún, de un rechazo a los conceptos de la trascendencia de vida, lo que ha generado el aumento del secularismo idealizándola con otros ídolos como el dinero, el poder, la fama, etc.

A pesar de todas las tendencias descritas en el párrafo anterior, y tratando de ser optimistas, bien dice San Juan Pablo II en su Exhortación: “… la aspiración y la necesidad de lo religioso no pueden ser suprimidos totalmente.  La conciencia de cada hombre, cuando tiene el coraje de afrontar los interrogantes más graves de la existencia humana, y en particular el del sentido de la vida, del sufrimiento y de la muerte, no puede dejar de hacer propia aquella palabra de verdad proclamada a voces por San Agustín:   --nos has hecho, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti…” (SJPII – CFL 4).

¡Sigamos orando, meditando y escuchando la Palabra de Dios!


Afectísima en Jesucristo,


Lilia Garelli



También me puedes seguir en:
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario