Alemán Español Español Francés Inglés Inglés Italiano Polaco Portugués Portugués Ruso Chino
DA CLIC EN UNA BANDERA PARA OTRO IDIOMA

martes, 31 de marzo de 2020

MÍSTICA - LILIA GARELLI - LOS HIJOS (3)


“¡Señor, auméntanos la Fe!” 
Domine, adauge nobis fidem 


Riviera Maya, México; Abril 1 del 2020. 

MÍSTICA
(Du-mystisch; Es-mística; En-mysticism; Fr-mystiqueIt-misticismo;  
Pl-mistyczne; Pt-mistico; Ru-мистика; Zh-神秘的 

Por: Lilia Garelli 

“…De este modo los cónyuges, a la vez que se dan entre sí, 
dan más allá de sí mismos la realidad del hijo, 
reflejo viviente de su amor, signo permanente de 
la unidad conyugal y síntesis 
viva e inseparable del padre y de la madre…” 

San Juan Pablo II 
Familiaris Consortio 14  
HIJOS (3) 

DERECHO A VIVIR EN UNA FAMILIA – A SER AMADO

Muy estimados en Cristo: 

En estos momentos, en que Dios nuestro Señor nos ha dado la oportunidad de convivir mucho más en familia, a causa de esta pandemia ocasionada por el coronavirus, ¡qué mejor manera de leer este artículo dedicado a los hijos, dándoles una estadía más que agradable y amorosa con sus padres en casa! 

Como lo hemos mencionado en el artículo anterior sobre el derecho del niño a tener una identidad, la mejor manera de que él/ella lo sienta y reafirme en su desarrollo, es a través del vivir día a día en una Familia, bien conocida como el núcleo principal de donde nacen los diversos grupos sociales. 

Los hijos son el don preciosísimo del matrimonio, como San Juan Pablo II nos lo explica de forma sencilla y clara: “… Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad más amplia de la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que se encuentran su coronación…” (Familiaris Consortio No. 14) 

Cuando el hijo(a) se saben amados, sabrán amar y desarrollarse emocionalmente de forma natural, tendrán un crecimiento afectivo sano y por supuesto podrán desenvolverse con seguridad y confianza.  Al conocer todo lo bueno, por esencia rechazarán la violencia, el maltrato, en general no serán conflictivos, ni demostrarán signos de desamor en su forma de ser. 

Pero… como padres, siempre surgirá la pregunta ¿lo estaré haciendo bien? como consejo puedo decirte –no te preocupes, ni te presiones tanto–  hay ocasiones que en la cotidianidad pensamos que todo va bien –hay otros momentos donde pensamos que ¡no lo hemos hecho nada bien!!!– por ello aquí te doy algunas estrategias para demostrarle a tu hijo(a) cuánto lo(la) amas, independientemente de lo que él/ella opinen posteriormente; lo importante será que siempre lo hagas de cara a Dios y con la confianza de que Dios y María te  guían en los momentos de incertidumbre y confusión: 

·                   Abrázalo – Hasta que él(ella) lo permita. 
·                   Bésalo – Hasta que él (ella) así lo quiera. 
·                   Atiéndelo cuando lo necesita – De corazón, con pureza de intención. 
·                   Platícale – Todo lo bueno que te ha pasado, si hay algo no tan bueno sé          concreta y prudente. 
·                    Interésate por sus cosas – Siempre lo recordará.  
·                   Pregúntale cómo ha sido su día – No insistas si no lo desea. 
·                   Escúchalo – Con atención y sin interrupción. 
·                   Dale confianza – Motívalo si es necesario hacerlo. 
·                   Dale libertad cuando la necesita – De acuerdo a su edad y madurez. 
·                   Oriéntalo con conceptos positivos –  A partir de la pubertad si él(ella)    te lo pide, o bien si te da apertura para hacerlo. 
·                   Ponerle límites es amar – Quizá ahora no le guste, más tarde te lo          agradecerá. 
·                   Si es varón, rechaza las malas costumbres – Él sí cuenta en la       distribución de las labores del hogar, nada se lo impide y lograrás que   las valore. 
·                   Sé tú un buen ejemplo en todo, principalmente de caridad ante los        demás – Que la crítica e inconformidad no sea una forma natural de ser. 
·                   Sé justa, sé noble – Sé positiva en la visión del mundo esto le ayudará a saber amar y promover la Civilización del Amor. 
·                   Enséñale a amar a sus semejantes –  Saber dar gratuitamente y saber    recibir gratuitamente, aunque nuestra tendencia al pecado nos lleva a     dar para recibir a cambio, esfuérzate por mejorar en tu amor y el amor que enseñes (Lc. 6, 35) 
·                   Enséñale a orar por todos los que sufren – Es importante dejar en manos      de Dios todo aquello que es imposible de resolver. 
·                   Enséñale como Dios lo ama – Porque de Él venimos y a Él regresaremos        para vivir la plenitud de su presencia eterna. 

Dios «ama al hombre por sí mismo». Con el amor de Dios ha de armonizarse el de los padres. En ese sentido, éstos deben amar a la nueva criatura humana como la ama el Creador. El querer humano está siempre e inevitablemente sometido a la ley del tiempo y de la caducidad. En cambio, el amor divino es eterno. «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía —escribe el profeta Jeremías— (SJPII - Carta a las Familias 1994) 

Sería importante acotar lo que nos comenta San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio”, dicho sea de paso, les recomiendo enormemente su lectura y análisis.  A este respecto él comenta:
…no se debe olvidar que incluso cuando la procreación no es posible, no por esto pierde su valor la vida conyugal.  La esterilidad física, en efecto, puede dar ocasión a los esposos para otros servicios importantes a la vida de la persona humana como por ejemplo la adopción, las diversas formas de obras educativas, la ayuda a otras familias, a los niños pobres o minusválidos…” 

El objetivo de incluir este comentario, es el definir que sin importar las condiciones físicas del hijo(a), sea propio o adoptado, o tenga en alguna medida capacidades diferentes, el amor es aplicable, sin medida, de acuerdo a las estrategias anteriormente expuestas, considerando la dignidad de la persona y por supuesto la capacidad de amar como hijo de Dios. 

Por otro lado, derivar el amor de ese matrimonio sin hijos a otras instancias, como apoyo apostólico en diversas áreas de necesidad de la Iglesia, donde ellos podrán elegir según su interés y en donde ellos podrán expresar y ejercitar el inmenso amor que Dios les ha procurado en su vida. 

¡A los hijos, ámalos, abrázalos estrechamente 
 y déjalos ir…! 


Afectísima en Jesucristo, 


Lilia Garelli 



También me puedes seguir en: 
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario