“¡Señor, auméntanos la Fe!”
Domine, adauge nobis
fidem
Riviera
Maya, México, Febrero 5 del 2020.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“… ¡Con cuánto amor nos mira Jesús!
¡Con cuánto amor cura nuestro corazón pecador!
¡Nunca se asusta de
nuestros pecados!
Pensemos en el hijo
pródigo que, cuando decide volver donde el padre,
piensa en decirle un discurso,
pero no le deja hablar, el Padre lo abraza.
Así es Jesús con
nosotros: “Padre tengo tantos pecados” –
“Pero…”
Él estará contento si tú vas: ¡te abrazará con
tanto amor!
¡No
tengas miedo!...”
Papa Francisco
Homilía 13 de
marzo 2015
MUJER (14)
COMPRENSIVA
Ante las dificultades, los errores propios y de los demás.
Muy
estimados en Cristo:
Con
el gusto de encontrarnos nuevamente por este maravilloso medio de comunicación,
les comento que en esta ocasión vamos a tratar uno de los más increíbles
valores que Dios nuestro Señor quiso que la mujer practicara de forma sensible,
LA COMPRENSIÓN. La
comprensión es la capacidad para captar las distintas condiciones que influyen
en la forma de ser de la otra persona, esto es, el estado de ánimo y lo que de
ellos se derive en su comportamiento.
Es uno de aquellos valores que van de
la mano de otros más, de hecho, para que lo puedas poner en práctica, te pedirá
por sí mismo, el ejercicio de otros valores, ¿cuáles podrían ser?
-
Sin lugar a dudas para ser comprensivo, lo primero que
te pedirá será ser
empático, “ponerte en
los zapatos del otro”, para entenderlo; no hay mejor forma de comprender
lo que el otro vive, si no es a través de por lo menos imaginar o percibir el
mundo interior por el que la otra persona está pasando, aunque siempre será importante que tú no te pierdas de tu realidad personal.
-
Otro valor que deberás poner en práctica al tratar de
comprender es la humildad
y la sencillez, en muchas ocasiones es difícil aceptar tal o
cual reacción, o bien tal o cual decisión tomada por el otro, frecuentemente lo
que hacemos es solo juzgar, pensar que tú lo harías mejor, y esto no te
ayudaría a ¡comprender verdaderamente al
otro! Y por lo tanto no podrías
ayudarlo.
-
Bien nos dice San Pablo en el Himno a la Caridad: “…La caridad es paciente, es amable; la caridad no
es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, es decorosa; no busca su
interés, no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia;
se alegra con la verdad. Todo lo
excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La
caridad no acaba nunca…” (1ª
Cor 13, 4-8)
-
En la psicología humana, se habla mucho del poder
hablar de lo que nos pasa, el desahogarse te libera del stress acumulado por
sentimientos reprimidos y confusos, el sentirse escuchado te alivia y da
tranquilidad, es por ello importante saber intuir cuando el otro necesita ser
escuchado, sin que tenga la necesidad de llamarnos; a esto lo llamaría el arte de saber escuchar, con las
siguientes características:
·
es un acto de silencio,
·
escucha atenta y
cercana,
·
sin emitir
juicios,
·
sin cuestionar,
·
crea un ambiente
de respeto, estima y confianza,
·
tan solo darle
herramientas emocionales adecuadas, no soluciones,
·
el justo
equilibrio entre escuchar y hablar produce “el
diálogo”,
·
él/ella debe
encontrar la solución
-
Lo increíble de la práctica de estos valores, es que
el bien es recíproco, sin que te des cuenta, el análisis mismo de los hechos,
te ayudarán no tan solo a comprender la situación, sino a poder dar un buen
consejo, si éste fuera el caso solicitado.
Recuerda, que no se trata de que hagan lo que tú crees correcto, es
necesario respetar su libertad, y por lo tanto dependerá del otro si toma tu
consejo, tu papel es solo comprender y en dado caso ayudarlo si así lo
aceptara, son las ideas y quizá la conducta lo que podríamos rechazar, pero no a la persona.
-
Sigamos la invitación de San Pablo a la unidad: “…Os exhorto… a que viváis de una manera digna de
la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por
amor…” (Ef. 4, 2)
-
De igual manera, todo lo anterior, te puede llevar no
tan solo a comprender sino a “perdonar al
otro” o bien “saber perdonarte a ti mismo”, lo que purifica el alma, tanto
al que comprende como al comprendido. Indiscutiblemente ambos son “actos de caridad”.
-
Volviendo a la riqueza bíblica en las Cartas de San
Pablo quien nos exhorta a seguir los preceptos generales de vida cristiana: “… soportándoos unos a otros, y perdonándoos
mutuamente, si alguno tiene queja contra otro.
Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del
amor, que es el broche de la perfección…” (Col. 3,13-14).
-
Ante las diferencias que existen en la percepción de
cada individuo en las situaciones de la vida, he procurado marcar alguna
estrategia humana y psicológica, pero falta enfatizar el poder de la oración,
la mujer en su especial sensibilidad espiritual, debe conceder particular
atención a encomendar a aquellas personas que requieren de la ayuda de Dios
para salir adelante de momentos de crisis y dificultad.
“… Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es
tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo
había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado…”
Lc 15, 31-32
Afectísima en
Jesucristo,
Lilia
Garelli
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Solo
por el gusto de proclamar El Evangelio.
Saludos Miss Lilia, soy la Sra. Lucy esposa del Ing. Gerardo, gracias por cada una de sus Místicas, que en mi persona han sido enseñanza y guía, gracias por haberla conocido y que espero pronto poder darle un gran abrazo y decirlo en persona. Dios la bendiga siempre al igual que a su linda familia.
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