“¡Señor,
auméntanos la Fe!”
Domine, adauge nobis
fidem
Riviera
Maya, México, Febrero 26 del 2020.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“…Con el sudor de tu rostro
comerás el pan,
hasta que vuelvas al
suelo,
pues de él fuiste
tomado;
porque eres polvo y al
polvo tornarás…”
Génesis 3,19
MIÉRCOLES DE CENIZA
Muy
estimados en Cristo:
Antes
de tocar el tema que nos ocupará en este escrito, me pareció interesante
recordar desde la esencia misma de la Creación de Dios, aquellos orígenes del
cielo y la tierra. “… Vio Dios cuanto había hecho y todo
estaba muy bien…” (Gen 1,31)
“…Entonces
Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices
aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente…” (Gen 2,7). Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda clase de
árboles deleitosos a la vista y buenos para comer…” (Gen 2, 9)
Efectivamente,
todo era bueno a los ojos de Dios, aquel suelo, aquel manantial que brotaba de
la tierra, regando toda la superficie (Gen 2,6); narra las maravillosas condiciones del Edén, la casa del
hombre y la mujer, donde solo disfrutarían del ser criaturas del Señor. Desafortunadamente a causa del pecado, y del
castigo divino, se perderían todos los atributos del bien creado. El Papa Emérito Benedicto XVI nos lo explica
claramente en la Homilía del Miércoles de Ceniza del 22 de febrero de
2012: “…El polvo de la tierra ya no remite sólo al gesto
creador de Dios, totalmente abierto a la vida, sino que se transforma en signo
de un inexorable destino de muerte: --Eres polvo y al polvo volverás – (Gen 3,19).
Remontándonos
al Antiguo Testamento y tratando de entender el significado de purificación que
tenía ya la “ceniza” en esos tiempos,
quisiera remitirme a algunos textos que nos ilustran este contexto. Vayamos juntos a consultar la Biblia en:
Replicó Abrahán: ¡Mira
que soy atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza!
Por la multitud de tus
culpas, por la inmoralidad de tu comercio, has profanado tus santuarios. Y yo
he sacado de ti mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a ceniza
sobre la tierra a los ojos de todos los que te miraban.
Por eso me retracto, y
me arrepiento echado en el polvo y la ceniza.
¡Ay de ti, Corazín!
¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se
habrían convertido.
Porque si la sangre de
los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los
que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne,
Después de este paseo por el Antiguo y Nuevo Testamento podrán
haber constatado que el sentido que tiene la ceniza es de arrepentimiento del
mal cometido, de gran sencillez y humildad sobre el concepto de la propia persona
y sobre las acciones de purificación que desean del pecado cometido.
Ahora bien, volviendo
a la homilía del Papa Emérito Benedicto XVI nos ilustra de forma precisa al
mencionar un texto de San Juan Crisóstomo diciendo: «Adán
fue creado puro por Dios para su servicio. Todas las criaturas le fueron
concedidas para servirlo. Estaba destinado a ser el amo y el rey de todas las
criaturas. Pero cuando el mal llegó a él y conversó con él, él lo recibió por
medio de una escucha externa. Luego penetró en su corazón y se apoderó de todo
su ser. Cuando fue capturado de este modo, la creación, que lo había asistido y
servido, fue capturada con él» (Pseudo-Macario, Homilías 11, 5: pg 34, 547).
¡Qué importante reconocernos pecadores, y que a través de una
efectiva humildad aceptemos nuestra indignidad; pero es necesario también,
aceptar el inmenso amor que Dios nos tiene, dándonos ¡Su Misericordia infinita! La
esperanza de saber que podremos ser perdonados de nuestras faltas, mostrando
arrepentimiento fiel y dando Gloria a Dios con todos nuestros actos, porque: ¡Cuánto
más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir
culto al Dios vivo!
¡Arrepiéntete y Cree en el Evangelio!
Participa
de este medio de reconocimiento de tu imperfección, pero será más importante tu
verdadera conversión acercándote a los Sacramentos que te facilita la Iglesia
como medios de purificación (Reconciliación)
y de alimento para mantener la gracia en tu alma (Eucaristía).
«Lo que
inicialmente era carne, procedente de la tierra,
un hombre de polvo,
(cf. 1 Co 15, 47),
y fue disuelto por la muerte y de nuevo
transformado en polvo y ceniza
—de hecho, está escrito: eres polvo y al polvo
volverás—,
es resucitado de nuevo de la tierra.
A continuación, según los méritos del alma que
habita el cuerpo,
la persona
avanza hacia la gloria de un cuerpo espiritual»
Orígenes –
(Teólogo y Padre de la Iglesia Griega)
(Principios 3,
6, 5: sch,268, 248)
Afectísima en
Jesucristo,
Lilia
Garelli
MENSAJE DEL SANTO PADRE PARA LA CUARESMA
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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