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jueves, 6 de febrero de 2020

EL CREDO - 18 - MADRE EN LA FE Y EN SU SENO

“¡Señor, auméntanos la Fe!”
Domine, adauge nobis fidem


Riviera Maya, México; Febrero 7 del 2020.


Tomado de la Colección de Folletos
EL CREDO. SÍMBOLO DE LA FE DE LA IGLESIA
P. Emiliano Jiménez Hernández, C.N.
Grafite Ediciones – Bilbao España
2006


CREO EN DIOS…
CREO EN JESUCRISTO…
NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN.
                  
C) Madre en la Fe y en su Seno

María es verdadera madre de Jesús.  Son muchos los pasajes del Nuevo Testamento que así lo confiesan.  El relato del nacimiento atestigua que lo llevó en su seno durante nueve meses y le dio a luz cuando le llegó la hora del alumbramiento. (Lc 2,5-7)

Pero no solo es madre biológica del Señor, pues, antes de recibir a Jesús en su seno, lo había aceptado y recibido en la Fe.  De ella, no solo se puede decir: “¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!”, sino también: “¡Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan!” (Lc 11, 27-28).  Con razón exclamará Isabel ante ella: “¡Dichosa, tú, que has creído!” Como también dicen Tertuliano y San Agustín:

“Mediante una obra, que se oponía al diablo, recuperó Dios su imagen y semejanza, conquistada por el diablo. Pues, como la palabra mortífera penetró en la virgen Eva, así la vivificante Palabra de Dios debía penetrar en una Virgen, a fin de que lo perdido fuese salvado por medio del mismo sexo.  Había creído Eva a la serpiente (Gn 1,27); creyó María a Gabriel, cancelando la fe de María el pecado cometido por la incredulidad de Eva.
Tertuliano – De carne Christi


“La bienaventurada María, en efecto, concibió por su fe a Quien por su fe dio a luz… Llena de fe concibió a Cristo en su mente antes que en su seno, al responder: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí lo que dices.” (Lc 1,35), es decir:
que sin el concurso de varón conciba yo
permaneciendo virgen;
que del Espíritu Santo y de una Virgen nazca aquel,
en quien la Iglesia renacerá virgen del Espíritu Santo;
que, el “Santo”, que nacerá de una Madre sin padre,
se llame “Hijo de Dios”…

¡Creyó María y en ella se cumplió lo que creyó! ¡Creámoslo también nosotros, para que se cumpla en nosotros!”
San Agustín
De Sanata Virgine – Sermo 196

- Madre Virgen

San Ignacio de Antioquía habla de “tres misterios sonoros que se cumplieron en el silencio de Dios:
         1       Quedó oculta al príncipe de este mundo la virginidad de María;
         2       Y el parto de ella;
         3       Del mismo modo que la muerte del Señor.”
(A los Efesios 19,1)

Las tinieblas del Calvario envolvieron a Jesús mientras moría; la noche del establo de Belén ocultó el parto de María; y la soledad de Nazaret rescató de la curiosidad la Concepción Virginal.

A los Padres de la Iglesia les gusta repetir que “la profecía de Isaías preparó la credibilidad de algo increíble; explicando lo que es un signo: ‘Pues el Señor os dará un signo: He aquí que una virgen concebirá en su seno y dará a luz un hijo.’ (Is 7,14)  Un signo enviado por Dios no sería tal, si no envolviese alguna novedad extraordinaria. ¡No es un signo lo que todos los días sucede, es decir, que una joven no virgen conciba y dé a luz! Pero ¡sí es un signo el que una virgen sea madre!” (Tertuliano – Adversus Marcion)

Rufino de Aquileia dice que para aceptar que Jesús nació de la Virgen por obra del Espíritu Santo “se requiere un oído limpio y un entendimiento puro.

“¡Un parto nuevo fue dado al mundo! Y no sin razón.  Pues, quien en el Cielo es el Hijo Único, también en la tierra nace único y de modo único.  De todos conocidas, y evocadas en los Evangelios (Mt 1,22ss) son, a este respecto, las palabras de los profetas, afirmando que ‘una virgen concebirá y dará a luz un hijo’. (Is 7,14) 
Pero también Ezequiel había preanunciado el modo admirable del parto, designando simbólicamente a María “Puerta del Señor”, es decir, a través de la cual el Señor entró en el mundo: 
La puerta que da al oriente estará cerrada y no se abrirá ni nadie pasará por ella, porque el mismo Señor Dios de Israel pasará a través de ella, y estará cerrada.” (Ez 44,2)
¿Puede decirse algo más claro sobre la consagración de la Virgen?  
En ella estuvo cerrada la ‘puerta de la virginidad’; por ella entró en el mundo el Señor Dios de Israel y, a través de ella, salió del vientre de la Virgen, permaneciendo asimismo cerrada la puerta de la Virgen, pues conservó la virginidad.”
Rufino de Aquileia –
Expositio symboli

Con la Confesión de Fe en la Concepción Virginal, la Iglesia confiesa que Cristo, El Salvador, es puro don, irrupción gratuita de Dios, no logro humano.  Y esto para todo cristiano.  La Salvación en Cristo es don y no conquista humana.  Cristo es don, que se acoge en la Fe, como María Virgen.

+ + +

Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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