¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Enero 20 del 2017
“Sin la
dimensión del servicio, el poder se convierte
en arrogancia y
opresión.”
Papa Francisco
NUEVA ESPAÑA-MÉXICO –
U.S.A.
Muy
estimados todos en Cristo Jesús:
Si alguien les dice que las relaciones entre México y
Estados Unidos son buenas, pueden contestarle que eso nunca ha sido. Hemos soportado a sus bandoleros cuanto
todavía éramos Colonia Española; hemos sufrido sus invasiones, guerras y
despojos, a penas fuimos ‘independientes’; hemos sobrevivido sus desprecios,
marginaciones y humillaciones, por más de cien años; y ahora estamos con ‘El Jesús en la boca’ porque nos han
amenazado en todo cuanto somos: vecinos, socio comercial, minoría por demás
odiada; y, por si fuera poco, las amenazas pueden cumplirse como programa
político demagógico y chauvinista.
Desde 1776, en que ellos se convirtieron en la primera
nación americana independiente –cuando Nueva España era la nación más poderosa
del mundo, razón por la que todos peleaban contra ella– iniciaron su ‘expansionismo’
al son de las “Ordenanzas del Noroeste”
(1783), para ocupar, por pura superioridad bélica, los ‘territorios vacíos o en poder de pueblos inferiores’. En ese imparable avance estadounidense,
México perdió más de la mitad del territorio que conformaba Nueva España
originalmente, algo así como 2.5 millones de Km2. Esas no son buenas relaciones.
En pleno Siglo XX (1950-1970), cuando las guerras
expansionistas ya no estaban ‘bien vistas’, los ‘gringos’ iniciaron otra forma
de invasión: la religiosa y sectaria. ‘Pastores’ protestantes de todas las
denominaciones (pentecostales, presbiterianos, evangélicos, metodistas, menonitas,
mormones, etc.) llegaron a Territorio Nacional financiados por sus iglesias –y éstas
por el Departamento del Tesoro de USA–, para ‘convertir’ a los ignorantes
católicos que vivían en México. Más de
mil sectas se registraron en el País.
Llegaron miles de güeros predicando a Cristo, pero lo que realmente
querían eran nuestros ‘diezmos’. Hoy más
de 20 millones de mexicanos pagan esos diezmos a extranjeros. Eso tampoco es buena vecindad.
Hace 70 años querían nuestra ‘mano de obra barata’ y se
inventaron los ‘braceros’ (de brazos, no de anafres); pero llegaron a sumar más
de diez millones de mexicanos, y además ya no se regresaban a México; por lo
que ya no les convenía y se dio inicio a la persecución y deportación de
trabajadores mexicanos indocumentados. ¿Buen vecino?
Hace 25 años nos vendieron la idea del Tratado de Libre
Comercio –se las compramos, porque no teníamos con qué contrarrestarla– y hoy
ya no les gusta, y quieren que les paguemos aranceles por nuestro trabajo.
Ellos, los estadounidenses, y nosotros los mexicanos,
odiamos igual el narcotráfico y al ‘crimen organizado’; ellos les venden armas para eliminar la competencia y la Ley, y los nuestros las pagan con mariguana y metanfetaminas. Los dos pueblos –que no
sus gobiernos– sufren centenas de miles de muertos y el deterioro de sus
sociedades.
No, México y Estados Unidos nunca han tenido buenas
relaciones; en el mejor de los casos, se han abusado, explotado y aprovechado
mutuamente (esto, por supuesto, no son buenas relaciones, sino ‘buenas
conveniencias’); y estamos a punto de iniciar una nueva etapa de vecindad; con
un muro de por medio.
Solo Dios –y la
Virgencita de Guadalupe– saben cómo nos va a ir. Yo espero que no más mal de lo que ya nos ha
ido.
Orar
sirve, oremos por México.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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