“… Señor, quédate con nosotros …”
San
Cleofás en Emaús
Riviera
Maya, México; Julio 23 del 2025.
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“…La imagen del corazón debe referirnos a la totalidad de Jesucristo en su centro unificador y, simultáneamente, (…) a contemplar a Cristo en toda la hermosura y riqueza de su humanidad y de su divinidad…”
Papa Francisco
- Dilexit Nos 55
DILEXIT NOS (10) - Él nos Amó
“Sobre el Amor Humano
y Divino del Corazón de Jesucristo”
Estimados en Cristo:
· La Veneración de su Imagen:
En este apartado el Papa Francisco nos explica claramente la importancia de hacer adecuadamente la veneración de las imágenes, en este caso específico del Sagrado Corazón de Jesús, ya que lo que se venera es lo que la imagen completa de Jesucristo significa en nuestra fe, no en específico tan solo su corazón: “… no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad…” (PF – DN No. 52).
En efecto, inclusive la Iglesia no recomienda que para promover la veneración al Sagrado Corazón, se utilice tan solo un corazón, porque se puede perder la perspectiva real del amor a la persona misma de Jesucristo; por otro lado, también es importante reconocer cómo la humanidad percibe la importancia del centro sensible del ser humano, en su representación corporal al colocarse la mano en el corazón, se traduce claramente que se le quiere a esa persona, o bien, cuando nos enamoramos de alguien esos latidos se aceleran o al contrario, cuando se sufre un desengaño, se siente ese dolor en el corazón o coloquialmente cuando se quiere enfatizar que lo que se dice es sincero, suele manejarse la frase: “te lo digo de corazón”, todo ello ratifica en el trato social, la importancia que le damos a ese órgano y no a otro.
Por todo lo anterior, el Papa Francisco nos dice: “… se comprende que la Iglesia haya elegido la imagen del corazón para representar el amor humano y divino de Jesucristo y el núcleo más íntimo de su persona…” al ser ese corazón parte de la imagen de Jesucristo “…es aún más significativo su llamado a una relación personal, de encuentro y de diálogo. Esa imagen venerada de Cristo donde se destaca su corazón amante, tiene al mismo tiempo una mirada que llama al encuentro, al diálogo, a la confianza; tiene unas manos fuertes capaces de sostenernos; tiene una boca que nos dirige la palabra de un modo único y personalísimo…” (PF – DN No. 54).
Reconociendo que Jesucristo fue hombre y Dios verdadero, porque Él quiso venir a nosotros de tal manera que pudiera vivir como nosotros, sentir como nosotros, confirma el hecho de que de esa manera Él deseó compartir nuestro camino en la tierra. A ese respecto el Papa Francisco nos comparte lo que San Juan Damasceno consideraba: “…esta experiencia afectiva real de Cristo en su humanidad es muestra de que asumió íntegra y no parcialmente nuestra naturaleza, para redimirla y transformarla entera. Cristo pues, asumió todos los elementos que componen la naturaleza humana, a fin de que todos ellos fueran santificados…” (PF – DN No. 62).
· Amor sensible:
Es verdad que ese amor sensible es reconocido por toda la humanidad a través de las cualidades que cada persona haya desarrollado en sus experiencias de vida, porque claro está que desafortunadamente el corazón sensible del ser humano puede haberse mal formado en rencor, odio, venganza y por lo tanto en múltiples representaciones de defectos dominantes de soberbia y sensualidad, todo lo contrario de lo que el Papa nos ha venido narrando a lo largo de este capítulo; sin embargo, es menester que la persona salga de sí misma para poder amar. “…De manera que el centro íntimo de nuestra persona, creado para el amor, sólo realizará el proyecto de Dios cuando ame. Así, el símbolo del corazón al mismo tiempo simboliza el amor…” (PF – DN No. 59).
De ahí que el Papa nos recuerda las palabras del Papa Pío XII al respecto: “…al describir el amor del Corazón mismo de Jesús, comprende no sólo la caridad divina sino también los sentimientos de un afecto humano. (…) No hay duda de que el Corazón de Cristo, unido hipostáticamente a la Persona divina del Verbo, palpitó de amor y de todo otro afecto sensible…” (Carta Enc. Haurietis Aquas (15 mayo 1956), 11-12: AAS 48 (1956), 323-324). (PF – DN No. 61).
¡Qué importante es leer y estudiar sobre los múltiples documentos que la Iglesia a través de la vida de los Santos y los reconocidos como Doctores de la Iglesia nos han dejado en sus análisis, reflexiones y estudios sobre las diferentes encrucijadas y ataques que la humanidad ha dejado caer en su ignorancia y falta de fe; en este caso sobre la negación o la relativización de la verdadera humanidad de Jesucristo, el Papa Francisco enumera diversos textos y frases de Padres de la Iglesia donde como el bien dice, “…encontramos una fuerte afirmación de la realidad concreta y tangible del afecto humano del Señor: San Basilio destacaba que la encarnación del Señor no era algo fantasioso, sino que “el Señor poseyó los afectos naturales”; San Juan Crisóstomo proponía un ejemplo: “Si no hubiera poseído nuestra naturaleza, no hubiera experimentado una y más veces la tristeza”; San Ambrosio afirmaba: “Ya que tomó el alma, tomó las pasiones del alma”; y San Agustín presentaba los afectos humanos como una realidad que, una vez asumida por Cristo, ya no es ajena a la vida de la gracia: “Nuestro Señor Jesucristo tomó estos afectos de la humana flaqueza, lo mismo que la carne de la debilidad humana, y la muerte de la carne humana, no por imposición de la necesidad, sino por consideración voluntaria (…) de suerte que, si a alguno de ellos le aconteciere contristarse y dolerse en las tentaciones humanas, por esto no se juzgase ajeno a su gracia” …” (PF – DN No. 62).
¡Los invito a
seguir leyendo sobre estos santos Padres de la Iglesia para que nuestra fe se
enriquezca!
Afectísima en Jesucristo,
Lilia Garelli
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de proclamar El Evangelio.
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