“… Señor, quédate con nosotros…”
San Cleofás en Emaús
Riviera
Maya, México; Mayo 14 del 2025.
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“…como decía San Buenaventura
refiriéndose a la cruz: “Esta es nuestra lógica”.
Si uno asume esta dinámica, entonces no se deja
anestesiar
y se abre generosamente al discernimiento…”
Papa
Francisco - Gaudete et Exsultate 174
GAUDETE ET EXSULTATE (26)
Alegraos
y Regocijaos
“Sobre el llamado a la
Santidad en el mundo actual”
Estimados en Cristo:
Después de haber vivido recientemente el deceso de nuestro querido Papa Francisco, quien seguramente reposa en la Gloria del Señor; y con esa esperanza nos alegramos y regocijamos como nos invita esta Exhortación Apostólica por el paso exitoso del cónclave y la elección de un nuevo Vicario de Cristo, el antes Cardenal Robert Francis Prevost, quien ahora será el Papa León XIV y a quien encomendaremos siempre para que bajo la Luz del Espíritu Santo nos guíe por el camino de la santidad a la que el Papa Francisco nos exhorta en este documento.
Con este escrito lamentablemente, finalizaremos esta preciosísima Exhortación del Papa Francisco, quien la publicó en su sexto año de Pontificado y que nos ha llevado por un camino serio, pero a la vez accesible de alcanzar la santidad con la que podremos disfrutar de la vida eterna, cuando el Padre nos llame a su presencia. Como lo hemos venido reflexionando, pareciera que es un camino inalcanzable por el que es inútil luchar; sin embargo, el Papa Francisco nos lo ha mostrado claro y accesible; ciertamente con trabajos y sacrificios personales, pero alcanzable si realmente lo deseamos; es importante reconocer que las cosas que valen la pena obtener, deben ser consideradas como un reto para nosotros, de lo contrario, perderíamos el interés por lograrlo.
Continuamos con el apartado “Un Don Sobrenatural” en donde el Papa Francisco nos invita a tomarnos un tiempo de silencio diariamente para poder orar con el Señor, porque ahí es donde podremos escuchar lo que en la paz y el silencio nos susurra el Señor, él nos lo explica con estas dulces palabras:
“…Si bien el Señor nos habla de modos muy variados en medio de nuestro trabajo, a través de los demás, y en todo momento, no es posible prescindir del silencio de la oración detenida para percibir mejor ese lenguaje, para interpretar el significado real de las inspiraciones que creímos recibir, para calmar las ansiedades y recomponer el conjunto de la propia existencia a la luz de Dios. Así podemos dejar nacer esa nueva síntesis que brota de la vida iluminada por el Espíritu…” (PF – GE No. 171).
· Habla, Señor:
El Papa Francisco, toca en este apartado un tema de vital importancia, para lo cual nos da un consejo importante; es natural que en la oración nos demos espacio a que el Señor hable, nosotros lo solemos llenar de muchas ideas, palabras que quizá tienen solo nuestro muy personal punto de vista, pero ¿has considerado, que tal vez, estás equivocado(a)?, ¿que el enfoque que estás dando no es el correcto? Si alguna vez así lo has percibido sería importante aprender a escuchar también, en el “sonido del silencio”:
“…Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente, a sus costumbres, a sus esquemas. Así está realmente disponible para acoger un llamado que rompe sus seguridades pero que lo lleva a una vida mejor, porque no basta que todo vaya bien, que todo esté tranquilo. Dios puede estar ofreciendo algo más, y en nuestra distracción cómoda no lo reconocemos…” (PF – GE No. 172).
Para lograr escuchar al Señor, primero tendremos que callar, segundo tendremos que estar dispuestos a escucharlo, tercero estar dispuestos al cambio de planes personales y abiertos a los suyos.
“…El discernimiento del Espíritu nos libera de la rigidez, que no tiene lugar ante el perenne hoy del Resucitado. Únicamente el Espíritu sabe penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y tener en cuenta todos sus matices, para que emerja con otra luz la novedad del Evangelio…” (PF - GE No. 172).
· La lógica del Don y de la Cruz:
Como les mencionaba anteriormente, Dios nos pide que hagamos sacrificios y estemos dispuestos al plan que Él nos tiene, y para ello el Papa Francisco nos pide que fomentemos varias virtudes como: “la paciencia, la generosidad” y yo sería capaz de agregar “la humildad”, porque bien nos dice el Papa: “…No se discierne para descubrir qué más le podemos sacar a esta vida, sino para reconocer cómo podemos cumplir mejor esa misión que se nos ha confiado en el Bautismo, y eso implica estar dispuestos a renuncias hasta darlo todo…” (PF – GE No. 174).
Es muy curioso aceptar, como bien nos dice el Papa, que a través de la renuncia de múltiples gustos tanto en la comida, en las distracciones, inclusive en algunas costumbres que, en vez de caer en la tristeza, frustración o desolación, Dios nos recompensa con la satisfacción del sacrificio realizado, dándonos felicidad.
“…Cuando escrutamos ante Dios los caminos de la vida, no hay espacios que queden excluidos. En todos los aspectos de la existencia podemos seguir creciendo y entregarle algo más a Dios, aun en aquellos donde experimentamos las dificultades más fuertes. Pero hace falta pedirle al Espíritu Santo que nos libere y que expulse ese miedo que nos lleva a vedarle su entrada en algunos aspectos de la vida…” (PF – GE No. 175).
En efecto, es verdad que Dios nos pide todo, pero a su vez Él nos ha dado todo por ello el Papa bien nos dice que Dios no quiere debilitarnos, al contrario, quiere que logremos la plenitud, para ello es necesario que salga de nosotros mismos el deseo de discernir adecuadamente, para saber elegir el camino por el que veremos a ese Dios que nos espera, para “re-encontrarnos con Él”.
El Papa Francisco termina esta preciosa Exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate” – “Alegraos y Regocijaos”, ofreciendo a nuestra querida Madre del Cielo a que corone estas reflexiones “…porque Ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó atravesar por la espada. Es la Santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña. Ella no acepta que nos quedemos caídos y a veces nos lleva en sus brazos sin juzgarnos. Conversar con Ella nos consuela, nos libera y nos santifica. La Madre no necesita de muchas palabras, no le hace falta que nos esforcemos demasiado para explicarle lo que nos pasa. Basta musitar una y otra vez: “Dios te salve, María…” (PF – GE No. 176).
“…Pidamos que el
Espíritu Santo infunda en nosotros un intenso
anhelo de ser santos para la mayor gloria de
Dios y
alentémonos unos a otros en este intento.
Así compartiremos una felicidad que el mundo no nos puede quitar…”
Papa
Francisco – 19 de marzo
Gaudete
et Exsultate No. 177
Afectísima en Jesucristo,
Lilia Garelli
También me puedes seguir en:
diosidencias@gmail.com lilia.garelli@gmail.com
https://twitter.com/antoniogarelli y https://www.facebook.com/tono.garelli
www.demilagrosydiosidencias.blogspot.mx
Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario