“… Señor, quédate con nosotros …”
San
Cleofás en Emaús
Riviera
Maya, México; Abril 9 del 2025.
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“… Es verdad que hay que abrir la
puerta del corazón a Jesucristo,
porque Él golpea y llama …”
Papa Francisco - Gaudete et Exsultate 136
GAUDETE ET EXSULTATE (21)
Alegraos y Regocijaos
“Sobre el llamado a la
Santidad en el mundo actual”
Estimados en Cristo:
Continuamos con esta bella Exhortación Apostólica en el apartado Audacia y Fervor, en donde el Papa Francisco nos recuerda el texto del Apocalipsis que dice: “…Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo…” (Ap 3, 20); a lo que me surge inmediatamente la pregunta ¿ante tanto ruido que el mundo nos pone en el camino, realmente escuchamos esa llamada constante que Jesús nos hace, directamente al corazón? Busquemos, en algún momento de nuestro día, espacios de silencio y reflexión interior; porque es necesaria esta paz interior para encontrar a Dios. ¡Dale tiempo a Dios en tu vida!; ¡Dale la oportunidad de ser escuchado porque está a nuestra puerta, y llama constantemente!; recuerda que el demonio lo que quiere es robarte el tiempo para que no puedas rezar y mucho menos dialogar íntimamente con tu Creador, Redentor y Consolador.
El Papa Francisco nos recuerda cómo Jesucristo acompañaba a los apóstoles confirmando todo aquello que ellos predicaban: “…Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban…” (Mc 16,20). Esa es la dinámica que brota del verdadero encuentro…” (PF – GE No. 136).
Es importante, como bien dice el Papa que despertemos de nuestra modorra y peor aún, de esa desesperanza que aniquila todo posible movimiento que nos anime a seguir trabajando por instaurar el reino de Cristo en nuestro entorno. “…dejemos que el Espíritu Santo nos haga contemplar la historia en la clave de Jesús resucitado. De ese modo la Iglesia, en lugar de estancarse, podrá seguir adelante acogiendo las sorpresas del Señor…” (PF – GE No. 139).
· En comunidad:
El este apartado el Papa nos explica cómo la santificación es un camino comunitario, por lo menos de dos en dos como nos lo explica la Palabra de Dios en diversas ocasiones, y también cómo el testimonio de varios santos y comunidades religiosas se apoyaron para caminar por el camino de la santidad o el martirio, logrando los objetivos que marcaban la misión que ellos percibían que Dios les marcaba.
El Papa nos dice: “…Es muy difícil luchar contra la propia concupiscencia y contra las asechanzas y tentaciones del demonio y del mundo egoísta si estamos aislados. Es tal el bombardeo que nos seduce que, si estamos demasiado solos, fácilmente perdemos el sentido de la realidad, la claridad interior, y sucumbimos…” (PF – GE No. 140).
En efecto, el camino individual no necesariamente es improductivo; sin embargo, puede ser mucho más difícil por el simple hecho de que tenemos que superar nuestra propia naturaleza caída, sin contar con la ayuda de nuestros hermanos y podemos perdernos en ella. El Señor quiso que viviéramos en una familia, en una comunidad, precisamente para ayudarnos unos a otros. Jesús mismo junto con su vida comunitaria con sus discípulos nos lo muestra claramente, como bien lo menciona el Papa en este apartado:
“…Recordemos cómo Jesús invitaba a sus discípulos a prestar atención a los detalles: * El pequeño detalle de que se estaba acabando el vino en una fiesta; * El pequeño detalle de que faltaba una oveja; * El pequeño detalle de la viuda que ofreció sus dos moneditas; * El pequeño detalle de tener aceite de repuesto para las lámparas por si el novio se demora; * El pequeño detalle de pedir a sus discípulos que vieran cuántos panes tenían; * El pequeño detalle de tener un fueguito preparado y un pescado en la parrilla mientras esperaba a los discípulos de madrugada…” (PF – GE No. 144).
Es cierto que todo ello nos motiva a procurarnos unos a otros, a pensar uno en el otro, y esas son muestras de amor, virtud que Dios nos pide la arraiguemos constantemente en nuestro corazón, para compartirla con todos los demás; hay muchas formas de mostrar el amor con generosidad, comprensión, disponibilidad de nuestro tiempo, paciencia, misericordia, etc.; todos ellos son valores cristianos que al ejercitar se vuelven virtud, mismas que Jesucristo nos enseñó con su ejemplo de vida entre nosotros.
El Papa Francisco nos lo ha expresado en múltiples ocasiones, por lo que me gustaría recordar sus palabras en la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” que hemos considerado en otros escritos; “…Especialmente recuerdo las tres palabras clave “permiso, gracias y perdón”, porque las palabras adecuadas, dichas en el momento justo, protegen y alimentan el amor día tras día…” (PF – AL No. 108).
En efecto, ¡qué diferente sería nuestra familia, comunidad, trabajo, etc.! Si realmente quisiéramos poner en práctica las buenas y pacíficas relaciones entre nosotros, buscando en todo momento primero el bien del otro, tendríamos un mundo como el que Dios deseó desde su creación.
“…En contra de la
tendencia al individualismo consumista que termina aislándonos en la búsqueda
del bienestar al margen de los demás, nuestro camino de santificación no puede
dejar de identificarnos con aquel deseo de Jesús: “Que todos sean uno, como tú
Padre en mí y yo en ti” (Jn 17,21) …”
Papa
Francisco - Gaudete et Exsultate No. 146
Afectísima en Jesucristo,
Lilia Garelli
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Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.
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