MÍSTICA - LILIA GARELLI (CFL-18)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís

 

Riviera Maya, México; Abril 3 del 2024.

MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

 

“…Por fin, vivifiquen los laicos su vida con la caridad y manifiéstenla

 en las obras como mejor puedan…”

Const. Dogm. Apostolicam Actuositatem No. 16

 

CHRISTIFIDELES LAICI (18)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo”

Estimados en Cristo:

¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN! 

Una vez que hemos acompañado a Jesucristo en su Pasión, Muerte y Resurrección, nos alegra reencontrarnos con la alegría del cristiano que ha sido redimido por su Salvador – Jesucristo y que a través de ello nos ha abierto nuevamente la posibilidad de acceder a las puertas del cielo, en una vida plena, llena de la presencia de Dios y libres de todo mal.  Esa simple posibilidad, queridos lectores, nos debe llenar de esperanza y deseos de ¡seguir adelante! en ese esfuerzo diario de conversión, para cumplir con la misión que Dios nuestro Señor nos ha encomendado a cada uno de nosotros, en nuestra propia individualidad.

Sigamos pues, esforzándonos por conocer el plan de Dios en nuestras vidas, quizá a través de las reflexiones que estamos haciendo por este medio, Dios nos aclare en nuestra conciencia, lo que debemos permitir para que Dios mismo nos remodele como ese barro que en un inicio formó en nosotros, cuando estábamos libres de cualquier iniquidad.

Retomando lo que dejamos la semana pasada en cuanto a los “Criterios de eclesialidad para las asociaciones laicales”, continuamos considerando los siguientes criterios fundamentales para el discernimiento de todas y cada una de las asociaciones de fieles laicos en la Iglesia, tal cual como nos lo recuerda San Juan Pablo II, definido por el Concilio Vaticano II en su momento:

 ·        El testimonio de una comunión firme y convencida en filial relación con el Papa:  En efecto, representando los principios y fundamentos de la Iglesia, cualquier iniciativa de asociación o movimiento laical, debe estar en plena comunión con su Vicario el Papa y con los Obispos que localmente lo representen en sus enseñanzas doctrinales y sus orientaciones pastorales.  Como bien dice San Juan Pablo II: “…La comunión eclesial exige, además, el reconocimiento de la legítima pluralidad de las diversas formas asociadas de los fieles laicos en la Iglesia y al mismo tiempo la disponibilidad a la recíproca colaboración…” (SJPII – CFL No. 30).

 ·        La conformidad y la participación en el “fin apostólico de la Iglesia”, que es “la evangelización y santificación de los hombres y la formación cristiana de su conciencia, de modo que consigan impregnar con el espíritu evangélico las diversas comunidades y ambientes…” (CVII – Dec. Apostolicam Actuositatem No. 20):  Como el mismo texto nos lo pide, sin lugar a dudas, la labor de nosotros, fieles laicos es una actitud, decidida e intrépida que nos permita envolver los ambientes de los principios cristianos en busca de una nueva re-evangelización.

·        El comprometerse en una presencia en la sociedad humana: que nos permita ponernos al servicio de la doctrina social de la Iglesia, buscando como claramente lo dice el Papa “…al servicio de la dignidad integral del hombre…” (SJPII – CFL No. 30).  Si lo que vivimos en la sociedad es la injusticia y la violencia, lo que nosotros debemos ofrecer es exactamente lo contrario, acciones que promuevan la justicia y la fraternidad en la sociedad. 

San Juan Pablo II continúa en este apartado mencionando que los criterios fundamentales antes citados, podrán reflejar sus frutos concretos por medio de los resultados que esas asociaciones o movimientos de fieles laicos tengan al interior de las personas y al exterior con los testimonios que ellos mismos vivirán, esto es:

a)    el renovado gusto por la oración, la contemplación y la vida litúrgica y sacramental;

b)    el estímulo para que florezcan vocaciones al matrimonio cristiano, al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada;

c)     la disponibilidad a participar en los programas y actividades de la Iglesia sea a nivel local, nacional o internacional;

d)    el empeño catequético y la capacidad pedagógica para formar a los cristianos;

e)     el impulsar a una presencia cristiana en los diversos ambientes de la vida social, y el crear y animar obras caritativas, culturales y espirituales;

f)       el espíritu de desprendimiento y de pobreza evangélica que lleva a desarrollar una generosa caridad para con todos;

g)    la conversión a la vida cristiana y el retorno a la comunión de los bautizados alejados.

Sin duda, todos estos frutos se podrán dar en aquellos fieles laicos quiénes, con pureza de intención, participen en cada una de estas asociaciones o movimientos laicales, ya que lo el Espíritu Santo busca, en todos ellos, es que sea un medio de conversión y crecimiento espiritual para todos sus miembros, pero que a la vez sean fermento en los círculos sociales en los que ellos se desarrollen, transmitiendo la coherencia de su vida y una percepción clara de la misión que Dios espera de cada uno de ellos.

“…el hombre es social por naturaleza y agrada a Dios el que los

 creyentes en Cristo se reúnan en Pueblo de Dios…”

Const. Dogm. Apostolicam Actuositatem No. 18 

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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