MÍSTICA - LILIA GARELLI (CFL16)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís 

 

Riviera Maya, México; Marzo 20 del 2024.

MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

 

“…es necesario considerar más de cerca la comunión y la participación de

 los fieles laicos en la vida de la parroquia…”

San Juan Pablo II - Christifideles Laici No.27

 

CHRISTIFIDELES LAICI (16)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo” 

 

Estimados en Cristo:

Estamos ya muy cerca del inicio de la Semana Santa, el próximo domingo 24 de marzo será la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, bien conocido como el Domingo de Ramos; y espero que estas sencillas reflexiones sobre la misión de los fieles laicos en la Iglesia, les proporcione a todos ustedes lectores, la consciencia de la necesidad que tiene la Iglesia de todos y cada uno de nosotros, en cuanto a nuestro crecimiento espiritual y participación con ella; que de alguna manera le podamos aportar alguna ayuda a los Párrocos, en aquello que los sacerdotes definan que puede ser nuestro campo de acción, en donde se puede sembrar y cultivar la Palabra de Dios en tantos corazones necesitados; por ello continuamos con el tema:

         27. El compromiso apostólico en la Parroquia:

El Papa San Juan Pablo II nos recuerda la expresión del Concilio Vaticano II en el Decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam Actuositatem No. 10: “…su acción (la de los laicos) es tan necesaria que, sin ella, el mismo apostolado de los Pastores no podría alcanzar, la mayor parte de las veces, su plena eficacia…” Siempre conscientes de que entre más seamos los que podemos aportar algún talento en ayuda a los programas de la Parroquia, más fácil será poder alcanzar los objetivos de llevar las almas a Dios.

Esta participación deberá siempre realizarse con plena pureza de intención, sin pretender ser protagonistas de sus propios logros porque a fin de cuentas la obra es de Dios y no nuestra y, por lo tanto, la trascendencia de la acción se deberá al Espíritu de Dios que nos guía e ilumina para dar los frutos que son necesarios.

El Papa nos invita a que todos los fieles laicos seamos de gran ayuda para el crecimiento de una auténtica “…comunión eclesial, en el dar nueva vida al afán misionero dirigido hacia los no creyentes y hacia los mismos creyentes que han abandonado o limitado la práctica de la vida cristiana…” (SJPII – CFL No. 27).

Como bien nos dice el Papa, ¡qué maravilloso sería que todo aquel que necesita orientación y guía para seguir adelante en su vida, pueda acudir a ese centro, a ese punto de reunión, a esa Parroquia, a esa Iglesia en donde es bien acogido fraternalmente!  “…ser en el mundo el “lugar” de la comunión de los creyentes y, a la vez, “signo e instrumento” de la común vocación a la comunión; en una palabra, ser la casa abierta a todos y al servicio de todos, o, como prefería llamarla el Papa Juan XXIII, ser la fuente de la aldea, a la que todos acuden para calmar su sed…” (SJPII – CFL No. 27).

28. Formas de Participación en la Vida de la Iglesia – Formas personales de participación:

San Juan Pablo II nos ayuda a comprender como cada uno, dentro de unicidad y diversidad, somos todos el Pueblo de Dios; esto es fieles laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, como vidas consagradas a Dios en tantos y diversos carismas.  Nos toca ahora, en este nuevo tiempo de Cuaresma, reflexionar en ese llamamiento que Dios nos hace a cada uno ¡Ven también tú a mi viña!

Todos y cada uno hacemos esa comunión eclesial en donde aportamos, pero también donde recibimos la riqueza común de toda la Iglesia.  “… Ésta es la “Comunión de los santos” que profesamos en el Credo; el bien de todos se convierte en el bien de cada uno, y el bien de cada uno se convierte en el bien de todos. “En la Santa Iglesia —escribe San Gregorio Magno— cada uno sostiene a los demás y los demás le sostienen a él…” (SJPII – CFL No. 28).

Por todo lo anterior el Papa nos insiste en tener siempre una viva conciencia de ser un “miembro de la Iglesia” a quien se le ha confiado una tarea original, insustituible e indelegable, que debe llevar a cabo para el bien de todos…” (SJPII – CFL No. 28).

En efecto, ese es uno de los temas más importantes que definió el Concilio Vaticano II cuando abrió la posibilidad de participación activa de todos los bautizados, los fieles laicos que pueden aportar innumerable riqueza a la acción de la Iglesia. “…la absoluta necesidad del apostolado de cada persona singular:  El apostolado que cada uno debe realizar, y que fluye con abundancia de la fuente de una vida auténticamente cristiana (Jn 4,14), es la forma primordial y la condición de todo el apostolado de los laicos, incluso del asociado, y nada puede sustituirlo…” (CVII – Dec. Apostolicam Actuositatem No. 16).

Sin lugar a dudas, la actividad apostólica de nosotros, los fieles laicos, siempre en cercanía de las necesidades de sus parroquias podrá ser una gran riqueza en el dinamismo misionero, irradiando el Evangelio de extremo a extremo en la geografía propia de la o las parroquias donde se hayan definido los trabajos de evangelización.  Y bien nos dice San Juan Pablo II sobre esto: “…Se trata, además de una irradiación constante, pues es inseparable de la continua coherencia de la vida personal con la fe; y se configura también como una forma de apostolado particularmente incisiva, ya que al compartir plenamente las condiciones de vida y de trabajo, las dificultades y esperanzas de sus hermanos, los fieles laicos pueden llegar al corazón de sus vecinos, amigos o colegas…” (SJPII – CFL No. 28).

“…abriéndolo al horizonte total, al sentido pleno de la existencia humana: la comunión con Dios y entre los hombres…”

San Juan Pablo II - Christifideles Laici No. 28

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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