“¿Por qué te afliges? ¿No estoy Yo
aquí que soy tu madre?”
Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac
Riviera
Maya, México; Febrero 23, del 2022.
¡Feliz
Cumpleaños Nena, Amor Mío!
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“…La Iglesia enseña que cualquier acto matrimonial
debe permanecer por sí mismo abierto a la transmisión de la vida…”
Humanae Vitae No. ii
EL VALOR DE LA VIDA HUMANA (19)
Reestablecer el concepto del
Amor Humano (11)
Amor y Fecundidad
Estimados en Cristo:
Después de 10 escritos en los que hemos reflexionado juntos sobre el tema “Reestablecer el concepto del Amor Humano” a través de las catequesis que nuestro querido San Juan Pablo II nos dejó; haciendo perfecto uso de los dones que Dios nuestro Señor le dio y a través de ese carisma que conquistaba fácilmente las almas con su sencilla pero profunda predicación de la Buena Nueva de Jesucristo, nos ha ido llevando de la mano por medio de estas 129 catequesis, conociendo en la primera parte un análisis de las palabras de Cristo y en la segunda parte un análisis del sacramento del matrimonio, todo ello con el objeto de ahondar en la importancia de la redención del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio, siendo posible precisamente cuando la revelación de Dios toca la realidad del cuerpo humano.
f. Amor y Fecundidad ― (cats. CXVIII – CXXXIV):
Entramos al Sexto Ciclo, en la última parte de sus estudios sobre la “Teología del Cuerpo”, escudriñando precisamente en el tema que nos ayudará a valorar la vida humana. Para iniciar este tema, les recomiendo, como en otras ocasiones que, con el objeto de comprender mejor y entrar en el contexto del tema, leer y reflexionar la Carta Encíclica “Humanae Vitae” de San Pablo VI cuyo contenido busca dar respuesta a varios interrogantes de naturaleza teológica que era necesario que la Iglesia profundizara y explicara la forma de conceptualizarlos en la vida, dentro de los cuales se encuentra el matrimonio y la procreación.
Es importante recordar que en el momento en que la pareja “hombre y mujer” se unieron en matrimonio y por este hecho llegaron a ser ministros del sacramento del matrimonio ante la Iglesia y los testigos, y desde el momento de vivir juntos haciendo una vida común, uniéndose en el acto conyugal, se reconoce claramente el “lenguaje del cuerpo releído en la verdad, esto es, según el plan divino desde el principio”. Esa unión del hombre y la mujer en matrimonio, conscientes de que la cotidianidad de una vida “para siempre y hasta la muerte” reafirma día a día lo que se prometieron mutuamente el día de su boda y, por ende, confirma el valor de la vida que puedan procrear. San Juan Pablo II nos lo deja muy claro con estas palabras: “…Precisamente en este momento (de la unión conyugal) tan rico de significado es también particularmente importante que se relea el “lenguaje del cuerpo” en la verdad. Tal lectura se hace condición indispensable para actuar en la verdad, o sea, para comportarse en conformidad con el valor y con la norma moral…”
Todo lo arriba explicado nos hace concientizarnos en la importancia de conocer, reflexionar y aceptar este gran compromiso que se está adquiriendo al contraer matrimonio, es por ello necesario que exista el equilibrio entre la madurez no tan solo física o biológica sino la psíquica que nos ayudará a sopesar la gran responsabilidad de formar una familia y responder a los grandes retos que conforman un matrimonio adecuadamente constituido.
La Carta Encíclica Humanae Vitae en el No. 12 dice: “…por su íntima estructura, el acto conyugal, mientras une profundamente a los esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer…”
En efecto, lo que podemos desprender del
texto anteriormente citado de la Humanae Vitae nos hace confirmar que los
conceptos que ahí enseña San Pablo VI se derivan de la “Ley Natural” misma que
reconocemos está inscrita en el “lenguaje
del cuerpo” de forma infusa por Dios nuestro Señor, o en lo que es lo
mismo, en la intención de Dios en el crear y ordenar el mundo.
Cabe recalcar las palabras de San Juan Pablo II en la catequesis No. CXIX No. 5: “…La norma de la ley natural basada sobre este “ethos” no sólo encuentra una nueva expresión, sino también un pleno fundamento antropológico y ético tanto en la palabra del Evangelio, como en la acción purificadora y fortalecedora del Espíritu Santo…”
Ahondando en el significado del “ethos” viene del griego, que significa “forma de ser” o “carácter”, etimológicamente “morada”: es el conjunto de valores que surgen en una determinada esfera del comportamiento humano. Según la Universidad Pontificia Javeriana: Predisposición para hacer el bien: lo que nosotros llamamos “ética”. Como ciencia filosófica, la ética se encarga de estudiar la “moral”, o sea el bien y el mal en el comportamiento humano.
No cabe duda que el estudiar y reflexionar sobre el plan divino en la vida del hombre descubrimos el sello de bondad que Él nos infundió “desde el principio” y que, a pesar de nuestro pecado, el ser humano siempre buscará a través de esa “ley natural” contraída desde nuestra creación, la predisposición para hacer el bien con acciones moralmente aceptadas, y que siempre coincidirán en nuestra conciencia; todo dependerá de cómo está formada y qué tanto interés le damos cada uno de nosotros a esa llamada de siempre buscar la verdad y única que es la de Dios, por ello es importante pedir en todo momento la acción purificadora y fortalecedora del Espíritu Santo.
San Juan Pablo II
Catequesis No.CXIX
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
También me puedes seguir en:
https://twitter.com/antoniogarelli
y
https://www.facebook.com/tono.garelli
diosidencias@gmail.com
lilia.garelli@gmail.com
www.demilagrosydiosidencias.blogspot.mx
Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario