“¿Por qué te afliges? ¿No estoy Yo
aquí que soy tu madre?”
Nuestra
Señora de Guadalupe del Tepeyac
Riviera
Maya, México; Enero 26, del 2022.
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“…El Amor se siente, no se ve;
el amor silencioso es el más fuerte de todos …”
San Juan Pablo II
EL VALOR DE LA VIDA HUMANA (15)
Reestablecer el concepto del
Amor Humano (7)
El Matrimonio Cristiano (2)
Muy estimados en
Cristo:
Continuando con el primer tema de El Matrimonio Cristiano y primer subtema del Sacramento del Matrimonio, y con la confianza de haberles dejado clara la primera parte, les reitero mi deseo de que ustedes ahonden en la reflexión de tan importantes enseñanzas que San Juan Pablo II nos ha dejado como “legado” de su eficaz vida espiritual en este mundo, y no dejemos de encomendarle a él su intercesión ante Dios nuestro Señor, por nuestro crecimiento espiritual, ya que la comprensión en las cosas de Dios será el mejor camino para lograr paz interior.
Mi intención era cubrir un escrito con cada subtema, pero no me será posible ya que el contenido de cada catequesis está colmado de increíbles aprendizajes que no puedo pasar por alto, así pues, continuaremos reflexionando sobre el mismo texto de San Pablo a los Efesios, en donde en la segunda parte invita a mantener la unidad entre todos; entre marido y mujer; entre Cristo y la Iglesia, que a través del plan divino para la salvación del hombre se realiza a través de la Iglesia. Esta unidad, que a pesar de las diferencias naturales que cada uno de nosotros tenemos en nuestra esencia como única e irrepetible y además por los diversos dones que Dios nos haya dado a cada uno, pueda ser posible como modelo de vida del cristiano. San Pablo nos exhorta diciendo: “…revestíos del hombre nuevo, creado según Dios, en justicia y santidad verdaderas…” (Ef 4, 24) o bien en Ef 5, 1: “…Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma…”.
San Juan Pablo II continúa con el análisis del final del quinto capítulo de la Carta a los Efesios donde San Pablo habla de la Moral Familiar, y donde se incluyen diversos consejos hacia la forma en que debe “amar el marido a su mujer” y continúa con el sexto y último capítulo de la Carta, en donde tan solo de forma breve incluye consejos para “los hijos”, mismo que a continuación reescribo: “…Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo, Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: Para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la exhortación según el Señor…” (Ef 6, 1-4).
El Papa San Juan Pablo II hace una preciosa y profunda explicación sobre el sentido de las palabras de San Pablo a los Efesios 5, 21-31, misma que considero importante tocar en este escrito, debido a las sensibilidades contemporáneas que puedan surgir por el sentido que se le pueda dar a las mismas. “…Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo: las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia…” pareciera que se les limita su libertad, tanto de la mujer como del marido y somete a la mujer sin ninguna otra opción. San Juan Pablo II en su análisis lo ejemplifica con diversos textos del Antiguo Testamento, de donde surge el significado real de este “temor de Dios” = “pietas”. Con el fin de comprenderlo mejor me di a la tarea de buscar la raíz de la palabra y su uso en la antigüedad, describiéndola a continuación:
·
Pietas – Era una de las principales virtudes de la
Antigua Roma, cuyo significado es diverso: “deber”,
“religiosidad”, “comportamiento religioso”, “lealtad”, “devoción” o “piedad
filial”
· Cicerón definió pietas – como la virtud “que nos invita a cumplir con nuestros deberes tanto de ciudadanos, como con nuestros padres y parientes de sangre. El hombre que tenía esta virtud “realizaba todos sus deberes para con la divinidad y para con los seres humanos plenamente y en todos sus aspectos”.
Hoy en día parece tan difícil entender que esa es la mejor forma de convivir entre todos los seres humanos, comenzando con nuestro esposo/a, la familia que de esa unión se derive y así sucesivamente; el respeto, la pureza de intención y la paz interior, junto con todos los valores y virtudes bien conocidos por todos, son sin duda, el camino correcto para demostrar cuánto amamos a nuestro prójimo, buscando siempre el bien común.
Por otro lado, San Juan Pablo II aclara el sentido de la frase: “…las mujeres estén sometidas a los maridos como al Señor…” (Ef 5,22) y lo define francamente: “…el autor (de la carta) no pretende decir que el marido es “dueño” de la mujer y que el pacto interpersonal propio del matrimonio es un pacto de dominio del marido sobre la mujer. Expresa, en cambio, otro concepto: que la mujer, en su relación con Cristo – que es el único Señor de ambos cónyuges – puede y debe encontrar los motivos para entablar con su marido una relación que brote de la esencia misma del matrimonio y la familia…” (SJPII – Cat. LXXXIX No. 3). Y termina este número con esta bella frase: “…La fuente de esta sumisión recíproca está en la “pietas” cristiana, y su expresión es el amor…”
Sin duda, la expresión del amor, lo cambia todo, y el amor que ellos dos construyen día a día por el simple hecho de así desearlo y definirlo como su plan de toda la vida, será posible a través de una recíproca donación que también es sumisión mutua. Cristo es fuente y al mismo tiempo modelo de esa sumisión que, por ser recíproca “en el temor de Cristo”, confiere a la unión conyugal un carácter profundo y maduro. (SJPII – Cat. No. LXXXIX No. 4).
“…Es exactamente
este estado de “hijos de Dios” el que permite la Sacramentalidad del Matrimonio…”
San Juan Pablo II
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
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Solo por el gusto
de proclamar El Evangelio.
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