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martes, 21 de diciembre de 2021

MÍSTICA - LILIA GARELLI - EL VALOR DE LA VIDA HUMANA (10)

“Nada te turbe, nada te espante… solo Dios basta… “

Santa Teresa de Ávila 

Riviera Maya, México, Diciembre 22 del 2021.

MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

 

“…La vocación al matrimonio requiere comprender la

Teología del Cuerpo…”

San Juan Pablo II

(Cat. 2 de abril de 1980) 

EL VALOR DE LA VIDA HUMANA (10)

Reestablecer el concepto del Amor Humano (2)

El Principio

Muy estimados en Cristo:

Casi listos para recibir al Niño Jesús en esta Navidad, después de vivir meses de incertidumbre por la pandemia, finalmente nos hemos preparado poco a poco en este Adviento para olvidarnos de toda presión mediática y dedicarnos a llenar nuestro corazón del Amor infinito de Dios Padre, al ser testigos nuevamente del acto más humilde, ¡Enviar a su Único Hijo encarnándose de y naciendo de María Santísima en ese pesebre, el más sencillo y pobre que podía haberse encontrado! Para enseñarnos que nada es más importante que la unidad y el amor en el matrimonio y la familia.

En esta semana iniciaremos con el primer ciclo de las catequesis de San Juan Pablo II con respecto a los conceptos introductorios de la Teología del Cuerpo, misma que desarrollaría a través de varios años en las audiencias generales de los miércoles.  Él siempre buscaba la mejor forma para que todos pudiésemos adentrarnos en las ideas que había comprendido a la luz del Espíritu Santo, y en esta ocasión eran muy profundas y sobre un tema bastante controversial, como era y sigue siendo: el papel vital que tiene el matrimonio y la familia en el plan de Dios, así como el valor de la vida en la procreación de la humanidad.  Todo ello, sin duda debía iniciar a través de la filosofía del ser y de la conciencia del hombre creado a imagen y semejanza de Dios.  Debido a la profundidad y dificultad del tema nos va explicando paso a paso, año con año.

Es importante también mencionar que San Juan Pablo II se apoyó en el Magisterio de textos anteriores como es la Constitución Pastoral “Gaudium et Spes” y la Carta Encíclica “Humanae Vitae” de San Pablo VI, por tanto, la catequesis se enriquece mucho más.

En este tiempo de Adviento en que iniciaremos el análisis de esta maravillosa obra de San Juan Pablo II, cabe meditar sobre este texto de la Constitución Pastoral “Gaudium et Spes” No. 22 con estas dulces y sencillas palabras: 

“…El que es imagen de Dios invisible (Col 1, 15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el pecado. (…) El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre.  Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdadera-mente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado…”

Por ahora buscaremos entrar a los números de 1 al 23, que corresponden al primer ciclo y que está enteramente orientado a la definición de dos significados del cuerpo, el esponsal (unitivo) y el procreador del acto sexual.

a.     El Principio – (cats. I – XXIII)

Este primer ciclo de la catequesis inicia con la respuesta que Jesucristo da a los fariseos ante la pregunta ¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera? (Mt 19, 3), a lo que Él respondió enfatizando dos veces dentro del texto “…al principio no fue así…” y les recuerda lo que se menciona en el libro del Génesis 1, 27: “¿No habéis leído que el Creador, desde el principio, los hizo varón y hembra…?; además del (Dt. 24, 1) “…Moisés, teniendo en cuenta la dureza de su corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así…”.  Lo que realmente desea enfatizar San Juan Pablo II analizando estos dos textos es, establecer la Voluntad de Dios desde el principio, cuando el hombre no había caído en pecado, y muestra la dignidad del hombre al haber sido creado por Dios, a imagen y semejanza suya.

Lo importante aquí es reconocer que el ser humano tiene una imagen continua entre el estado de naturaleza íntegra ―esto es en su estado de inocencia originaria― (cuando fue creado) y en el estado histórico en el que todos nosotros vivimos ahora ―estado de pecaminosidad o naturaleza caída y posteriormente redimida ― (después del pecado original y la redención de la humanidad por Jesucristo, Hijo de Dios y Segunda Persona de la Santísima Trinidad).

Al ir avanzando en el análisis de los 3 primeros Capítulos del Génesis, San Juan Pablo II va desvelando el proceso que tuvo la “Teología del Cuerpo” (Su relación consigo mismo, con los demás, su ser familiar, su ser sexuado y su trascendencia):

a.     Significado de la soledad originaria: El hombre se siente solo, diferente a los animales, a los que él les ha puesto nombre.  Él muestra una conciencia de autoconocimiento de sí mismo.

b.     Unidad originaria: El hombre se siente solo porque se reconoce hecho para vivir en relación con alguien más, que se identifique con él y sea capaz de lo que él hace.  “…Dijo luego Yahvé Dios:  No es bueno que el hombre esté solo.  Voy a hacerle una ayuda adecuada (…) Entonces éste  exclamó: ― esta vez sí que es hueso de mis huesos, carne de mi carne. Ésta será llamada mujer―” (Gen. 2, 23). El hombre se constituye en plenitud a través de la comunión con la mujer.

c.      Desnudez originaria: Antes del pecado había una ausencia de vergüenza, había una plenitud de comunicación interpersonal a través del cuerpo entre el hombre y la mujer.  La desnudez sin pecado proporcionaba el verse el uno al otro con la plenitud y profundidad de la visión del creador y comunicarse según la dimensión interior, con un don recíproco.

d.     Significado Esponsal del Cuerpo:  Con los tres puntos anteriores, se le da un nuevo y profundo significado al cuerpo, ya que está interpretado con el significado originario: ―soledad-unidad-desnudez― en donde se reconoce que “el mundo es un don para el hombre y el hombre es un don para el mundo”. El hombre es capaz de comprender el sentido del don en cuanto que es “imagen de Dios” y por tanto está en relación con Él.

“El cuerpo revela el misterio del amor de Dios para los demás…”

San Juan Pablo II 

¡NUESTROS MEJORES DESEOS PARA ESTA NAVIDAD 2021!

 

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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