“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, México; Octubre 9 del 2019.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“…El amor a la esposa madre y el amor
a los hijos
son para el hombre el camino
natural para la comprensión
y la realización de su paternidad…”
San
Juan Pablo II
Familiaris
Consortio 25
EL PADRE (2)
Muy estimados en Cristo:
En el escrito
anterior conocimos muy bien las cualidades humanas y espirituales del Padre
adoptivo de Jesús; ciertamente todas ellas dignas de San José, aquella persona
elegida por Dios para una misión tan importante.
Ahora me gustaría
compartir con ustedes las cualidades, del que tiene el don de ser padre en la
tierra, y que comparte con su esposa e hijos.
Y digo compartir porque cada uno de nosotros al convivir en una familia,
quizá no nos damos cuenta de todo lo que somos capaces de transmitir, por
ejemplo: la forma de ser, de pensar y anhelar para el futuro y seguramente todos
los medios que decidió utilizar para lograr todo aquello que se propuso, desde
el primer momento que tuvo la gran noticia de que a iba a ser padre y la
primera vez que tuvo en sus brazos a ese hijo(a)s.
Hace algunas
generaciones se podría pensar que el papel del hombre > esposo > padre
eran proveer casa, comida y sustento, como parte de un compromiso natural
adquirido al casarse, así como el de la madre atender y cuidar el hogar, esposo
e hijos, encomiendas maravillosas y tan necesarias para mantener una familia
unida y en armonía. A pesar de que hoy
en día varias de estas premisas han cambiado, por varias razones, de las cuales
no me detendré por ahora; baste reflexionar que lo más importante en la vida de
los hijos, será dejar aquello que jamás olvidarán, que a pesar del tiempo y las
debilidades humanas quedarán como un sello en la mente y el corazón de los
hijos. esto es, experiencias de vida en palabras sabias; dichos, acciones que
siempre fueron un ejemplo perenne; consejos que en el futuro los hijos
recordarán inmediatamente con la imagen indeleble del momento preciso; por ello
he querido enmarcar el escrito de hoy en esas cualidades que han quedado en
nuestra memoria de forma perdurable y que a muchos de los nuevos padres les
pueda ayudar a tenerlo presente, como lo más importante que un padre de familia
debe procurar en sus hijos.
CUALIDADES DE UN PADRE DE FAMILIA
QUE SIEMPRE AGRADECERÁ UN HIJO
En
mis primeros años:
- Gracias por querer a mi mamá y cuidarla durante el
embarazo;
- Gracias por acompañarla al doctor y estar atento de
su salud y la mía;
- Gracias por compartir tus propuestas del nombre que
me pondrán;
- Gracias por estar atento cuando ha llegado la hora
de mi nacimiento;
- Gracias porque mi mamá siempre ha contado contigo;
- Gracias por tus oraciones;
- Gracias por tu primer beso;
- Gracias por aceptarme y querer formar una familia;
- Gracias por tu primera bendición en mi frente;
- Gracias por darme la oportunidad de ser hija de
Dios;
- Gracias por ayudar a mi mamá a dormirme;
- Gracias por auxiliar a mi mamá en mi primer baño;
- Gracias por mi primer regaño;
- Gracias por jugar conmigo y hacerme reir;
En
mi niñez:
- Gracias por llevarme a mi primer día de Kinder;
- Gracias por preocuparte por mi mejor educación;
- Gracias por enseñarme el amor de Dios;
- Gracias por acompañarme a la Iglesia en mi Primera Comunión;
- Gracias por enseñarme a ponerme metas y luchar por
ellas;
- Gracias por enseñarme a ser obediente, para no
equivocarme;
- Gracias por cargarme cuando ya no podía seguir
caminando;
- Gracias por enseñarme a jugar football, baseball,
basketball para descubrir mis habilidades o carencia de ellas;
- Gracias por no hacer diferencias ni comparaciones
con mis hermanos;
- Gracias por mostrarme el camino correcto;
- Gracias por cuidar lo que era mejor para mi salud;
En
mi adolescencia:
- Gracias por enseñarme el camino de la oración;
- Gracias por transmitirme tu gran amor por Cristo;
- Gracias por mostrarme que se puede opinar sin
gritar;
- Gracias por enseñarme que no todo se puede obtener
por tan solo desearlo;
- Gracias por enseñarme que el esfuerzo vale la pena;
- Gracias por mostrarme que ser honrado, honesto y
fiel es recompensado;
- Gracias por demostrarme que la congruencia de vida
es valiosa;
- Gracias por enseñarme a respetar y tratar a las
mujeres
- Gracias por mostrarme la dignidad de todas las
personas y a no hacer diferencias entre ellas;
- Gracias a tener confianza en mí, aunque yo no la tuviera;
- Gracias por apoyarme en mis estudios
universitarios;
- Gracias por enseñarme que no pasa nada con
equivocarse, lo que está mal es no aprender de los errores.
- Gracias por hacerme experto(a) en todos los
deportes; y su fan para seguirlos;
- Gracias por escucharme cuando lo necesitaba;
- Gracias por ser prudente ante mis secretos e
intimidad;
En
mi juventud:
- Gracias por no darme todo lo material, se aprende
mejor en la carencia;
- Gracias por enseñarme a ser dócil con el cambio de
planes;
- Gracias por mostrarme que Dios siempre está con
nosotros y nunca nos deja;
- Gracias por abrazarme ante un fracaso amoroso;
- Gracias por siempre ir juntos a Misa;
- Gracias por contar contigo en el día más importante
– mi boda –
- Gracias por enseñarme a ser el padre que soy hoy;
- Gracias por ser el abuelo que todos quieren;
- Gracias por enseñarme a pensar en los demás;
- Gracias por perdonarme todas las veces que te he
fallado…
- Gracias por estar presente siempre - aunque ahora
sea desde el cielo;
Todos podríamos
pensar ¡qué difícil es cumplir todo esto! y si te dijera ¡que todo se
va dando tan solo con amar! Y amar
sin pedir a cambio, porque muchas veces todo aquel esfuerzo de un padre, puede parecer
infructuoso, pero con el tiempo se va dando la madurez de los hijos y todo
aquello que hiciste con pureza de intención, saldrá a la luz y se valorará por
ellos.
En cada etapa de
nuestra vida, siempre será necesaria una guía madura y estable que nos pueda
orientar, es por ello que Dios Nuestro Señor nos ha dado una familia, un padre
y una madre que sean los líderes que procuren el bienestar de todos los
integrantes. Es ¡URGENTE! Que se renueve la misión del “padre” en la
familia y se recupere socialmente la convicción de que el puesto y la función del
padre en y por la familia son de una importancia única e insustituible. Como la experiencia enseña, la ausencia del
padre provoca desequilibrios psicológicos y morales, además de dificultades
notables en las relaciones familiares…”
(San Juan Pablo II Familiaris Consortio 25).
Termino esta
reflexión recordando que el 19 de marzo de 2015, día de San José, el Papa
Francisco dedicó una meditación preciosa dedicada a la belleza de ser “padre”,
leámosla lentamente:
“Seré
feliz cada vez que te vea actuar con sabiduría, y me emocionaré cada vez que te
escuche hablar con rectitud”.
“Y para que pudieras ser así (sabio), te enseñé lo que
no sabías, corregí errores que no veías. Te hice sentir un afecto profundo y al
mismo tiempo discreto”.
¡Padre de familia, imita a San
José, no estás solo,
vale la pena que lo intentes!
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
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