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martes, 17 de septiembre de 2019

MÍSTICA - Lilia Garelli - LA PAREJA (4)


“Santifícalos con La Verdad.  
Tu Palabra es La Verdad.” 


Riviera Maya, México; Septiembre 18 del 2019. 


M Í S T I C A 
Por: Lilia Garelli 

“El amor, principio y fuerza de la comunión… 
  sin el amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse 
 como comunidad de personas…” 

(Familiaris Consortio 18) 
San Juan Pablo II

LA PAREJA (4) 

Muy estimados en Cristo: 
  
Pareciera que después de los escritos que les he enviado sobre saber valorar el amor de Dios hacia nosotros –al habernos creado a imagen y semejanza suya– en la que se ha enfatizado la dignidad que enmarca el ser persona humana y la importancia de hacer comunión en el trato sensible de la pareja, sería fácil pensar que todo es posible tan solo por así desearlo; sin embargo, estamos bastante lejos de poder lograrlo, por el simple hecho de la naturaleza caída, de la que somos todos portadores, desde el momento del pecado original. 

De cualquier manera, siempre queda la esperanza de que seremos capaces de desear hacer el cambio a través de nuestras acciones presentes y futuras, procurando una renovación y reforzamiento de los valores aprendidos en nuestra familia, o bien, si la experiencia no fue del todo positiva en ella, lograr que el nuevo núcleo formado por nosotros, se integre con nuevos conceptos, tratando de mejorar las experiencias vividas anteriormente con nuestros padres. 

La verdad, es que nada es fácil y estando en el papel de hijos, nos es cómodo poner en tela de juicio el pasado suponiendo mejores formas de actuar en nuestra futura familia; pero quizá las alternativas que ilusionamos en algún momento de nuestra niñez o juventud de lo que sería nuestro matrimonio, una vez puesto en marcha, quizá no resultó como lo esperábamos y complicamos más la vida de los hijos;  aunque no me gustaría generalizar, ya que algunos seguramente dejamos valores mejor definidos y arraigados, que forman ahora familias sanas a pesar del mar de influencias negativas que están presentes y que menciono más adelante. 

Es de todos conocida la sociedad en la que vivimos y que poco a poco, por las diversas presiones culturales, sociales y económicas, obligan al matrimonio y a la familia a vivir en:
(1) el relativismo, que propone no ser tan estrictos en vivir los valores como los aprendimos en el núcleo familiar; (no exageren, si no es tan malo, todos lo hacen);  
(2) el hedonismo, en donde el centro es la persona misma, sin preocuparse por los demás; 
(3) la degradación de la vida, promoviendo el aborto y la esterilización; 
(4)  la secularización, cada vez más extendida en la humanidad, que asegura que vivir sin Dios es más sencillo;  así como muchas otras tendencias liberales mal entendidas que destruyen la comunión conyugal y la continuidad de una comunidad familiar. 

Con frecuencia escuchamos comentarios negativos hacia la Iglesia sobre su postura ante todos los retos que el matrimonio y la familia de hoy viven, por lo que en la reflexión del día de hoy me gustaría me acompañen en el análisis de todos aquellos matrimonios y familias que se encuentran en situaciones difíciles con respecto a la sociedad e irregulares desde el punto de vista de la Iglesia, aclarando las estrategias pastorales que ha implementado el Magisterio desde hace muchos años, para ayudarles y orientarles eficazmente. 

Este análisis está principalmente tomado de la Exhortación Apostólica FAMILIARIS CONSORTIO (San Juan Pablo II, promulgada el 22 de noviembre de 1981) misma que les recomiendo mucho, la lean, estudien, reflexionen y la ¡hagan suya!; así como del documento conclusivo de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos para tratar el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Evangelización” convocada por el Papa Francisco en el mes de octubre de 2013; les aseguro que le dará mucha paz a su alma en cuanto a toda la postura real que tiene la Iglesia sobre la problemática que viven estas familias en su interior, y que de ninguna manera son rechazadas por el magisterio. 

La familia ha sido el centro de atención para la Iglesia desde sus inicios, Jesucristo mismo nos dejó el mejor ejemplo, haciéndose hombre en una   Sagrada Familia; ejemplo de “Iglesia Doméstica”, (Jesús, crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante los hombres… Lc. 2,52);   por lo tanto la Iglesia marca la importancia de la “Pastoral Familiar”, “el arte del acompañamiento” (Papa Francisco) en los desafíos que vive el mundo contemporáneo. A continuación, comentaré algunos de los casos difíciles que considera la Iglesia dar un trato especialmente generoso, inteligente y prudente: 

·         Matrimonios mixtos:  católicos y otros no bautizados 
·         Matrimonio a prueba:  experimental, sin compromiso 
·         Uniones libres de hecho:  ni civil, ni religioso 
·         Matrimonio civil:  rechazando el vínculo religioso 
·         Separados y divorciados no casados de nuevo 
·         Divorciados casados de nuevo 
·        Los privados de familia: inmigrantes, de la calle, drogadictos, personas que se han quedado solas en el mundo. 

A todos ellos que se sienten rechazados, aislados, no aceptados por la Iglesia, San Juan Pablo II exhorta al Episcopado, al Clero y a todos los fieles de la Iglesia… hay que abrirles todavía más las puertas de la gran familia que es la Iglesia; …   la Iglesia es casa y familia para todos, especialmente para cuantos están fatigados y cargados.” (Familiaris Consortio 77 - 85) 

Termino citando al Papa Francisco en el documento conclusivo del Sínodo de los Obispos mencionado anteriormente, en donde enfatiza la importancia de experimentar la alegría del Evangelio de la Familia, “La Palabra de Dios, no es sólo una buena noticia para la vida privada de los individuos, sino también un criterio de juicio y una luz para el discernimiento de los diversos retos que enfrentan los cónyuges y familias.” (III AGESO octubre 2014). 

Bibliografía: Biblia de Jerusalén 
Exhortación Apostólica – Familiaris Consortio – JPII

III Asamblea General Extraordinaria Sínodo de los Obispos – 
Octubre 2014 

¡Formarse nos ayuda a EVANGELIZAR BIEN! 

Afectísima en Jesucristo, 

Lilia Garelli 




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