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domingo, 21 de abril de 2019

¡¡GRACIAS, DIOS MÍO!! MEGAMISIONES


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Ciudad de México, Abril 21 del 2019.
Domingo de Resurrección.

“El ayuno cuaresmal nos libera del apego a las cosas,
de la mundanidad que anestesia el corazón.”
Papa Francisco



¡¡ GRACIAS, DIOS MÍO !!

Muy estimados todos, en Cristo Jesús:

Desde siempre he sabido del enorme valor de la amistad. He tenido amigos desde que tengo uso de la razón (y creo que antes); el primero que recuerdo, se llamaba Toño, y era el hijo de los cuidadores de mi casa.  Pero hoy, ¡me di el gusto de saludar personalmente a más de cien amigos! ¡Algunos de ellos con más de 25 años de conocernos! (¡Era yo joven, imagínense!).

Nos une una sincera amistad y un objetivo común: Predicar el Evangelio de Jesucristo.  Y justo hoy, a VEINTICINCO AÑOS DE LA PRIMERA MEGAMISIÓN DE JUVENTUD Y FAMILIA MISIONERA, hasta lloramos del gusto de volver a saludarnos tan efusivamente como siempre.  25 años ininterrumpidos misioné con la más grande variedad de grupos de personas que uno se pueda imaginar.

Este año no fuimos de Mega Misiones, me dolió mucho, pero era necesario.  Quería ver en flor la semilla sembrada hace cinco lustros. . . y el Señor me dio el gusto de constatar que mis amigos, además, SON EXCELENTES MISIONEROS!!  Dios, y nadie más que Él, ha hecho posible que aquéllos duros trabajos de barbechar, sembrar, regar, limpiar, podar, cultivar y cosechar (todos espiritualmente), hoy muestren los frutos que pueden dar, los resultados que pueden proporcionar.

Allí estaban todos: maestros y alumnos, padres de familia y exalumnos, personal de apoyo y de conducción; antiguos, actuales y nuevos; todos, pues, propios y extraños, como dicen en mi Tierra. Faltaron otros, sí; pero también hubo muchos nuevos, lo que compensa las desventajas.

¡Gracias, Señor Dios mío, porque me has dado el gusto de ver que el trabajo que a veces me hizo llorar de desesperación, hoy me hace sollozar de alegría! ¡Gracias por transformar mis desánimos en felicidad!  ¡Gracias, porque de lo que yo creía que era mi obligación, hoy es ‘orgullo del bueno’, de ese que se muestra sin afán de presunción, pero con inmensa satisfacción!

¡¡Pero sobre todo, Padre, gracias por la esposa que me diste, mi amada Lilia; con quien he podido realizar todas estas cosas y muchas más, de cara a Cristo!!   

Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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