Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Enero 30 del 2019.
El escrito que a continuación se lee, es
parte de mi libro:
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
Un análisis de situaciones descritas en el
Evangelio,
que se sucedieron entre el Diablo y Cristo
Jesús.
66 DE 77
VI.4.- APARICIÓN
A LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS
(Lc.
24, 13-35; Mc 16, 12-13)
“Aquel mismo día
iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de
Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y
discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban
retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: ‘¿De qué discutís entre
vosotros mientras vais andando?’ Ellos
se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos
llamado Cleofás le respondió: ‘¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no
sabe las cosas que en estos días han pasado en ella?’ Él les dijo: ‘¿Qué cosas?’
Ellos le
dijeron: ‘Lo de Jesús el Nazareno, que fue profeta poderoso en obras y palabras
delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y
magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería el que iba a
librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que
esto pasó.
El caso es que
algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de
madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta
habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al
sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le
vieron.’
Él les dijo:
‘¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer lo que dijeron los
profetas! ¿No era necesario que el
Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?’ Y, empezando con Moisés y continuando con
todos los Profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Al acercarse al
pueblo a donde iban, él hizo el ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: “Quédate
con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.” Y entró a quedarse con ellos.
Y sucedió que,
cuando se puso a la mesa con ellos, tomo el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo iba dando. Entonces se
les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado.
Se dijeron uno a
otro: ‘¿No estaba ardiendo mucho nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos
explicaba las Escrituras?’
Y, levantándose
al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los
que estaban con ellos, que decían: ‘¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha
aparecido a Simón!’ Ellos, por su parte,
contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción
del pan.”
Yo llamaría a éste, ‘El Pasaje de los
Dos Discípulos Incrédulos y Desesperados’; por lo general se le conoce con el
amable subtítulo de ‘Los Discípulos de Emaús’.
Es el mismísimo Día de la Resurrección del
Señor; deben ser como las seis de la tarde (según el comentario que hacen de
que ‘atardece y el día ya ha declinado’);
lo cual quiere decir que ellos salieron de Jerusalén como a las cuatro de la
tarde (si tomamos en cuenta que han recorrido aproximadamente once kilómetros
(dos hora a pie en esos caminos), según el dato que señala Lucano –quien era
médico –, luego entonces, no muy confiable para estos cálculos), o sea que, ha
pasado ¡UN DÍA Y MEDIO DE LA
CRUCIFIXIÓN DE JESÚS!, y ¡DOCE HORAS DESDE QUE EL SEÑOR
RESUCITÓ!, y estos ya van de regreso a su pueblo. ¿Qué no les había dicho a todos: ‘Al tercer día resucitaré.’? Entonces, ¿Por qué se van? ¿Por qué ha
fallado su Fe? Simple: porque el acecho
del Demonio contra el Mesías continúa; ahora contra sus discípulos.
San Lucas, a quien la Tradición de la Iglesia Católica
señala que tuvo como fuente de información para sus escritos a la misma Santísima Virgen María y a los
Evangelios ya redactados (de Mateo y Marcos), dice uno de los nombres de estos
‘incrédulos, impacientes y desesperados discípulos’: Cleofás. ¿Saben quién es
Cleofás? Exactamente, el esposo de María
de Cleofás, prima de María Madre (que está en Jerusalén con Ella, todavía);
padre de Santiago (El Menor) y de Judas Tadeo; Apóstoles y primos de
Jesucristo. ¡Este mismo es Cleofás!; a
quien le ha tocado ser acechado por el Demonio, y que, para no variar con lo
que ha sucedido con los demás, también ha fallado en su Fe. Y lo digo, ¡¡porque ya se iba de regreso a
Nazaret!! A este pobre iluso, un día y
medio de espera se la ha hecho mucho tiempo; y ha decidido que nada pasará, por
lo tanto, se regresa a continuar su vida normal, como antes de que decidiera
seguir al Mesías, junto con toda su familia.
¡Por favor, que no se tome como crítica
negativa el análisis que he hecho de los acontecimientos! Son simples observaciones meticulosas sobre
un detalle verdaderamente importante: Satanás seguirá con su acecho, y hasta ‘a
los más seguros’ los hará caer, si es posible.
El Tío Cleofás, ha sido uno de esos
rarísimos seres humanos a los que Dios Padre bendijo de forma descomunal:
convivió con El Niño Dios, con El Joven Dios y con El Hombre Dios; antes,
durante y después de su Unción como el Mesías.
Solo imaginarme eso, convivir con Jesús de Nazaret durante veintiocho
años (descontados los cinco que pasó en Egipto), ¡eso es lo que yo llamo una
desmedida y perdurable Bendición de Dios!
Junto con su familia: su esposa María (una de las ‘Santas Mujeres’) y
sus hijos Santiago y Judas (Apóstoles ambos), ha disfrutado con el Señor un
sinnúmero de momentos portentosos; entonces uno se pregunta: ¿cómo la fe de
estos hombres no fue más fuerte que lo que demostraron?, ¿por qué se
desesperaron al final?, ¿por qué dudaron ante las evidencias? La respuesta es una y sencilla: porque tuvieron
que soportar al Demonio en acecho contra el Mesías; y éste se da de acuerdo a
quien esté dirigido, en cantidad e intensidad.
Claro está que no se requiere la misma cantidad de negación y mal contra
uno de tamaño común, que contra uno de estos especiales; en ellos el Satán
debió haberse ‘prodigado’ en su infame ataque.
El Demonio los ha hecho dudar de
eventos absolutamente reales para la
Fe , pero terriblemente difíciles de aceptar para la
razón. Cleofás todo ha podido constatar
en la vida del Salvador; él sería uno de los que debiera garantizar la
teológica definición de “Verdadero Dios,
verdadero hombre” respecto de Jesucristo.
Y sin embargo, el Diablo le ha abrumado de tal forma, que en apenas un
día y medio le hace desistir de continuar ‘siguiendo al Mesías’. Por supuesto que no juzgo a estos Santos de
Dios por sus caídas, ¡claro que no!; antes al contrario, sus infortunadas
experiencias me sirven para constatar la incesante y malvada intervención de
Satanás en la vida de los seguidores de Cristo Jesús, y de lo que es capaz el
Satán para tratar de arrebatarle al Señor, almas en camino a la salvación.
Esto me da una evidencia más: solos,
sin la ayuda de Dios, no podemos vencer al Maligno. No importa cuánto tengamos en experiencias
para demostrar la divinidad y magnificencia de un hecho relacionado con la Fe , si Dios no está con
nosotros somos presa fácil de Satanás; pues su estado de espíritu (aunque sea
maligno), supera nuestra condición humana restringida en el tiempo, el espacio
y el pensamiento. De aquí se deduce lo
más importante de este asunto: todos los hombres que han sido acechados por el
Demonio en este tiempo, han caído al ser tocados en su Fe – Esperanza –
Caridad; la razón: falta el Espíritu Santo para hacer contacto con Dios. Por eso Cristo Jesús ha prometido al Paráclito,
porque solo con Él podremos rechazar efectivamente al Satán; ya que el Espíritu
Santo eleva nuestra condición humana física, a un estado espiritual que podemos
alcanzar en nuestra persona humana de cara a Dios. Por eso tenemos la materialidad para contactar
al cosmos y la espiritualidad para el contacto con Dios.
Sin embargo, la voluntad humana para
aceptar el bien y rechazar el mal, siempre está presente en nosotros; esa es la
razón por la que Dios siempre nos da, al menos, una segunda oportunidad ante el
desprevenido ataque del Demonio. Y, la
verdad sea dicha, la gran mayoría de los atacados y vencidos, han logrado
reponerse de su caída en esa segunda instancia.
¡También estos!, pues Lucano asienta que: “...levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron
reunidos a los Once y a los que estaban con ellos…”
¡Tu acecho y ataque han sido rechazados
Satán! Tendrás que intentarlo en otra
ocasión, en la cual, seguramente, también serás vencido.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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