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sábado, 8 de diciembre de 2018

2° DOMINGO DE ADVIENTO DEL 2018


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Ciudad de México, Diciembre 9 del 2018.


“No te dejes vencer por el mal;
antes bien, vence al mal con el bien”
San Pablo 
(Ro 12, 21)


2° DOMINGO DE ADVIENTO
Atrevernos a retar y vencer al mal

Muy estimados todos, en Cristo Jesús:

Lo que más quiere Cristo Jesús de nosotros, es que seamos Santos, por ello nos anima siempre a pelear contra el pecado.  San Pablo le escribe a los Romanos su ‘batalla contra el mal’, diciéndoles: “Vince in bono malum.” Este es uno de los dictámenes cristianos más difíciles de llevar al cabo, además de aquél dado por Jesucristo de “poner la otra mejilla” antes que responder mal con mal. 

El mal se reta y se vence con el Bien.  Cuanto más Bien estemos dispuestos a realizar, menos mal nuestro tiene oportunidad de existir; pues, al menos en cada uno de nosotros, si así lo queremos, las buenas obras ocuparán el espacio que pudiera tomar el mal.  Dado que el mal no existe en sí mismo, pues solo tiene lugar ante la ausencia del Bien que debió haberse hecho, disponer nuestra voluntad hacia el Bien y lo bueno, es combatir directamente al maligno.

Todo el mal que ‘hacemos’, pudo haber sido Bien; porque aquél solo ‘invade’ nuestra vida, si decidimos efectuarlo.  Así, si realmente queremos complacer al Señor en virtud de su Nacimiento, debemos ocuparnos de ‘vencer con el Bien al mal’, ya que todo, absolutamente todo lo que podamos realizar, tiene un sentido Bueno y otro carente de ello.

La Tradición y El Magisterio de La Iglesia Católica han establecido El Adviento como un período de renovación (de lo ‘malo’ que hemos sido, a lo bueno que podemos ser), de arrepentimiento (para poder recibir la Gracia de Dios) y de purificación (para estar dignamente limpios en la Navidad del Niño Dios). 

Pero SOLO DE MÍ DEPENDE renovarme y arrepentirme para purificarme.  No hay otra forma; solo mi voluntad opera estas Divinas Gracias a través de los Sacramentos.

¡Por supuesto que puedo dejar de hacer el mal!; no estoy solo para ello: mi Ángel de la Guarda me acompaña siempre, mis Santos Patronos están prestos a mis peticiones para interceder por mí, en mis obligaciones personales; y ante todo SIEMPRE DEBO TENER EN CUENTA LA MISERICORDIA DIVINA; Dios no me quiere pecador, ni hace lo posible para que yo caiga.  Dios me quiere Santo y Él es el primero que interviene en este hecho; ya que nunca nos abandona.

En el Primer Domingo de Adviento nos propusimos ‘dejar los pecados fáciles’; ahora, en este Segundo Domingo de Adviento sumemos nuestro interés por hacer el más Bien que podamos hacer, para con él vencer el mal.  Estoy seguro que hay más que suficiente tiempo para purificarnos, solo tenemos que quererlo.  Dios así lo quiere. 

Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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