“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Ciudad de
México, Octubre 29 del 2018.
“Velad y orad
para que no caigáis en tentación;
que el espíritu
está listo, pero la carne es débil.”
Jesucristo
(Mt 26, 41)
MANUAL DE ORACIONES
(CONTINUACIÓN)
IV. Celebración
Eucarística
El sacrificio de
Cristo, su amor hasta el límite, se actualiza en la Celebración Eucarística como
acontecimiento de Gracia. No se repite
históricamente, ni sólo se recuerda con la memoria o la imaginación; en la
Celebración Eucarística se hace presente El Señor y hace actual su sacrificio,
para que nos lo apropiemos y participemos de Él.
No es suficiente
asistir a Misa para cumplir un precepto de la Iglesia. La Iglesia nos enseña
que tenemos que participar activamente.
Una participación plena exige desarrollar a lo largo de ella, los mismos
sentimientos que tuvo Cristo al ofrecerse al Padre en la cruz por la salvación
de la humanidad: glorificación de Dios, adoración, acción de gracias, reparación
por el pecado, impetración de gracias.
Exige también
acompañar el ofrecimiento de Cristo con nuestra propia oblación a Dios. La Comunión es la consumación de nuestra
entrega y unión con Cristo, y una fuente de incomparables gracias para nuestra
vida. El cristiano que vive la Misa ha de reflejar la verdad y la bondad en
toda su vida temporal: familia, trabajo, sociedad, política, cultura, etc.,
realizándose como hombre nuevo y haciendo nuevas todas las cosas.
V. Acción de
gracias después de la Comunión
Durante el silencio
que sigue a la comunión de los fieles, si ayudan a agradecer al Señor el don
recibido, se pueden recitar las siguientes oraciones:
Oración a Jesús Crucificado
Mírame, oh amado y buen Jesús, postrado
a los pies de tu Divina Presencia. Te ruego y te suplico con grande fervor de
mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos de Fe, Esperanza y
Caridad; arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más
ofenderte. Mientras yo, con todo el amor
y dolor que soy capaz, considero y medito tus Cinco Llagas, teniendo en cuenta
aquello que dijo de ti, oh Dios, el santo profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos”.
Alma de Cristo
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh Buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas, que me separe de ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a ti, para que con tus
santos te alabe y
Te bendiga por los siglos de los
siglos. Amén.
Oración al Padre
Gracias te doy, Señor, Padre Todopoderoso,
por todos tus beneficios y señaladamente, porque has querido admitirme a la
participación del Sacratísimo Cuerpo de tu Divino Hijo.
Te suplico, oh Padre
Clementísimo, que esta Sagrada Comunión no sea para mí lazo ni ocasión de
castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi Fe,
escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos
mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia, verdadera humildad y de
todas las virtudes. Que sea perfecto
sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos
visibles e invisibles, perpetua unión contigo sólo, mi verdadero Dios y Señor,
y sello feliz de mi dichosa muerte.
Y te ruego que tengas
por bien llevarme a mí, pecador, a aquel convite inefable, donde Tú, con tu
Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción
cumplida, gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración del Papa Clemente XI
Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer
con firmeza; espero en ti, Señor, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te
amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, Señor,
pero ayúdame a no volver a ofenderte.
Te adoro, Señor, porque
eres mi Creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas
de hacerme el bien y me refugio en ti, porque eres mi protector.
Que tu sabiduría,
Señor, me dirija y tu justicia me reprima; te ofrezco mis palabras, ayúdame a
hablar de ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco
mis penas, ayúdame a sufrir por ti.
Todo aquello que
quieres tú, Señor, lo quiero yo; precisamente porque lo quieres tú, como tú lo
quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Te pido, Señor, que
ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi
corazón y santifiques mi espíritu.
Hazme llorar, Señor mis
pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar
las virtudes.
Dame tu gracia, Señor,
para amarte y olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle
miedo al mundo.
Dame tu gracia para ser
obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis
amigos y generoso con mis enemigos.
Ayúdame, Señor, a superar
con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira,
con fervor la tibieza.
Que sepa yo tener
prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las
dificultades, sencillez en los éxitos.
Concédeme, Señor, atención
al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis
propósitos.
Ayúdame a conservar la
pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el
prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta.
Concédeme tu ayuda para
dominar mis instintos, para fomentar en mí tu vida de gracia, para cumplir tus
mandamientos y obtener mi salvación.
Enséñame, Señor, a
comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de
esta vida y la eternidad futura.
Concédeme, Señor, una
buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del
infierno y obtener tu gloria.
Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Ofrecimiento
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer. Tú me lo diste; a ti Señor, lo torno. Todo es tuyo.
Dispón de mí según tu voluntad.
Dame tu amor y tu gracia, que esto me basta.
Oración a Cristo Rey
Oh Cristo Jesús, te reconozco por Rey
Universal. Todo cuanto existe ha sido
creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus
derechos. Renuevo mis promesas del
Bautismo, renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo
vivir como buen cristiano. Muy en
particular, me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de
Dios y de tu Iglesia.
Jesucristo, te ofrezco
mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu
mensaje de paz, de justicia y de amor.
Oración por el Papa
Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia;
renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el
Papa. En él tú has querido mostrarnos el
camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud
y el desasosiego. Creo firmemente que
por medio de él tu nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado
formamos la verdadera Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar
como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su
vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las
calumnias y de la maldad. Aplaca los
vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en
torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y
sea sí el instrumento de tu redención.
Así sea.
Oración por el Director General del Regnum Christi
Jesucristo, Rey Supremo de la Legión y
el Regnum Christi, dígnate infundir
en el corazón de nuestro Director General todas aquellas virtudes propias de tu
Divino Corazón, principalmente la prudencia, la fortaleza y la caridad; y
llénalo de tu luz para que pueda regirlos y gobernarlos de la manera que más
convenga para la salvación de las almas y el triunfo de tu Reino. Así sea.
Oración por la Fidelidad de los
Legionarios y Miembros Regnum Christi
Jesucristo: la misión que nos has
confiado de llevar adelante la Legión y el Regnum
Christi, y de hacerlos crecer sanos y vigorosos para el bien de los hombres
y de tu Reino, se nos presenta totalmente gratuita, imprevista, misteriosa y
desproporcionada a nuestras posibilidades.
Y puesto que la Legión y el Movimiento tendrán vigor y florecerán, mientras
permanezca y aliente en nuestras vidas y costumbres el espíritu fundacional, te
rogamos nos hagas ver la urgencia de conocer, asimilar y transmitir la
doctrina, el espíritu, la metodología apostólica, las genuinas tradiciones, la
disciplina y el estilo de vida de la Legión y el Regnum Christi, tal y como nos han sido manifestados desde la
fundación, pues, a nosotros corresponde esa tarea.
Te
pedimos, Señor, que nos concedas una total adhesión al carisma que inspiraste
en la fundación.
Tú
has querido hacernos partícipes de tu plan de salvación y está en nuestras
manos el realizarlo, paso a paso, para bien de la Iglesia y de la Humanidad, o
de hacerlo fracasar de modo lamentable.
Por ello, te pedimos lo que tú mismo nos pides: fe, mucha fe en tu obra,
amor a ella, confianza en la misión, docilidad, colaboración leal, humildad,
responsabilidad y fidelidad. Así sea.
Oración por las Vocaciones
(Monseñor Luis María
Martínez)
¡Oh Jesús, Pastor eterno de las almas!
Dígnate mirar con ojos
de misericordia a esta porción de tu grey amada.
Señor,
gemimos en la orfandad.
Danos
Vocaciones. Danos sacerdotes y religiosos santos.
Te
lo pedimos por la intercesión de Santa María de Guadalupe,
Tu
dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y almas
consagradas, según tu Corazón!
En
el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén
Hasta aquí la
aportación del Manual de Oraciones (4ª. entrega).
El Lunes próximo
entregaremos una más.
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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