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domingo, 28 de octubre de 2018

3a. ENTREGA DEL MANUAL DE ORACIONES


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Ciudad de México, Octubre 29 del 2018.


“Velad y orad para que no caigáis en tentación;
que el espíritu está listo, pero la carne es débil.”
Jesucristo
(Mt 26, 41)


MANUAL DE ORACIONES
(CONTINUACIÓN)


IV.  Celebración Eucarística


El sacrificio de Cristo, su amor hasta el límite, se actualiza en la Celebración Eucarística como acontecimiento de Gracia.  No se repite históricamente, ni sólo se recuerda con la memoria o la imaginación; en la Celebración Eucarística se hace presente El Señor y hace actual su sacrificio, para que nos lo apropiemos y participemos de Él.   

No es suficiente asistir a Misa para cumplir un precepto de la Iglesia. La Iglesia nos enseña que tenemos que participar activamente.  Una participación plena exige desarrollar a lo largo de ella, los mismos sentimientos que tuvo Cristo al ofrecerse al Padre en la cruz por la salvación de la humanidad: glorificación de Dios, adoración, acción de gracias, reparación por el pecado, impetración de gracias. 

Exige también acompañar el ofrecimiento de Cristo con nuestra propia oblación a Dios.  La Comunión es la consumación de nuestra entrega y unión con Cristo, y una fuente de incomparables gracias para nuestra vida. El cristiano que vive la Misa ha de reflejar la verdad y la bondad en toda su vida temporal: familia, trabajo, sociedad, política, cultura, etc., realizándose como hombre nuevo y haciendo nuevas todas las cosas.   


V.  Acción de gracias después de la Comunión


Durante el silencio que sigue a la comunión de los fieles, si ayudan a agradecer al Señor el don recibido, se pueden recitar las siguientes oraciones:


Oración a Jesús Crucificado

Mírame, oh amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu Divina Presencia. Te ruego y te suplico con grande fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad; arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte.  Mientras yo, con todo el amor y dolor que soy capaz, considero y medito tus Cinco Llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh Dios, el santo profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos”.


Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh Buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas, que me separe de ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe y
Te bendiga por los siglos de los siglos.  Amén.


Oración al Padre

Gracias te doy, Señor, Padre Todopoderoso, por todos tus beneficios y señaladamente, porque has querido admitirme a la participación del Sacratísimo Cuerpo de tu Divino Hijo. 
Te suplico, oh Padre Clementísimo, que esta Sagrada Comunión no sea para mí lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi Fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia, verdadera humildad y de todas las virtudes.  Que sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo sólo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz de mi dichosa muerte.
Y te ruego que tengas por bien llevarme a mí, pecador, a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta.  Por Cristo nuestro Señor.  Amén. 


Oración del Papa Clemente XI

Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en ti, Señor, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, Señor, pero ayúdame a no volver a ofenderte. 
Te adoro, Señor, porque eres mi Creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en ti, porque eres mi protector.
Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.
Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo; precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu.
Hazme llorar, Señor mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes.
Dame tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo.
Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos.
Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la tibieza.
Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos.
Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.
Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta.
Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí tu vida de gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener mi salvación.
Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad futura.
Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener tu gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.


Ofrecimiento

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer.  Tú me lo diste; a ti Señor, lo torno.  Todo es tuyo.  Dispón de mí según tu voluntad.  Dame tu amor y tu gracia, que esto me basta.


Oración a Cristo Rey

Oh Cristo Jesús, te reconozco por Rey Universal.  Todo cuanto existe ha sido creado por ti.  Ejerce sobre mí todos tus derechos.  Renuevo mis promesas del Bautismo, renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano.  Muy en particular, me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. 
Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor.


Oración por el Papa

Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia; renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el Papa.  En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.  Creo firmemente que por medio de él tu nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.  Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.  Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.  Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea sí el instrumento de tu redención.  Así sea.


Oración por el Director General del Regnum Christi

Jesucristo, Rey Supremo de la Legión y el Regnum Christi, dígnate infundir en el corazón de nuestro Director General todas aquellas virtudes propias de tu Divino Corazón, principalmente la prudencia, la fortaleza y la caridad; y llénalo de tu luz para que pueda regirlos y gobernarlos de la manera que más convenga para la salvación de las almas y el triunfo de tu Reino.  Así sea.


Oración por la Fidelidad de los Legionarios y Miembros Regnum Christi

Jesucristo: la misión que nos has confiado de llevar adelante la Legión y el Regnum Christi, y de hacerlos crecer sanos y vigorosos para el bien de los hombres y de tu Reino, se nos presenta totalmente gratuita, imprevista, misteriosa y desproporcionada a nuestras posibilidades.  Y puesto que la Legión y el Movimiento tendrán vigor y florecerán, mientras permanezca y aliente en nuestras vidas y costumbres el espíritu fundacional, te rogamos nos hagas ver la urgencia de conocer, asimilar y transmitir la doctrina, el espíritu, la metodología apostólica, las genuinas tradiciones, la disciplina y el estilo de vida de la Legión y el Regnum Christi, tal y como nos han sido manifestados desde la fundación, pues, a nosotros corresponde esa tarea.
         Te pedimos, Señor, que nos concedas una total adhesión al carisma que inspiraste en la fundación.
         Tú has querido hacernos partícipes de tu plan de salvación y está en nuestras manos el realizarlo, paso a paso, para bien de la Iglesia y de la Humanidad, o de hacerlo fracasar de modo lamentable.  Por ello, te pedimos lo que tú mismo nos pides: fe, mucha fe en tu obra, amor a ella, confianza en la misión, docilidad, colaboración leal, humildad, responsabilidad y fidelidad.  Así sea. 

Oración por las Vocaciones
(Monseñor Luis María Martínez)

¡Oh Jesús, Pastor eterno de las almas!
Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada.
         Señor, gemimos en la orfandad.
         Danos Vocaciones. Danos sacerdotes y religiosos santos.
         Te lo pedimos por la intercesión de Santa María de Guadalupe,
                   Tu dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y almas consagradas, según tu Corazón!

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.  Amén


Hasta aquí la aportación del Manual de Oraciones (4ª. entrega). 
El Lunes próximo entregaremos una más.


Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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