Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Mayo 9 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
28 DE 77
III.5.- PIDEN A JESÚS UNA SEÑAL DEL
CIELO
(Mt 16, 1-4; Mc 8, 11-13)
“Se acercaron
los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase
un signo del cielo. Mas él les
respondió: “Al atardecer decís: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene
un rojo de fuego’, y a la mañana: ‘Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un
rojo sombrío.’ ¡Con que sabéis discernir
el aspecto del cielo y no podéis discernir los signos de los tiempos! ¡Generación adúltera y malvada! Un signo piden y no tendrán otro signo que el
signo de Jonás.” Y dejándolos, se fue.”
La misma fallida táctica de las
tentaciones. El Demonio, como si no lo
supiera (y ahora a través de sus secuaces humanos del tiempo de Cristo), pide
una señal de la Divinidad
del Maestro. Claro, como a él
personalmente el Señor ya le reprendió cuando le pidió lo mismo (“. . . Si eres el Hijo de Dios, di a esta piedra
que se convierta en pan.” Jesús le
respondió: “Está escrito: No solo de pan vive el hombre.”), ahora quiere
ver como les va a los humanos ante esa misma solicitud.
Pues,
les va igual que al Satán, nada reciben; y en cambio les deja una duda aún
mayor: ‘la señal de Jonás’. ¿A cuál de todas se habrá referido
Jesús? No lo sé; pero lo que sí puedo asegurar,
es que les estaba indicando que para saber de su Divinidad, todo lo que tenían
que hacer era consultar los Sagrados Escritos en donde éstos hablaban del
Mesías. En pocas palabras, los mandó a
estudiar lo que ya sabían: la venida del Cristo, del Salvador.
Nada más de escribas y fariseos con
encargo, Satanás cuenta con setenta y un secuaces para acechar al Mesías; éste
era el número de los tales que conformaban el Sanedrín o Tribunal Supremo de
los judíos. Descontados dos o tres,
todos los demás estaban al servicio del Demonio, pues su labor nada tenía que
ver con Dios, la Ley
o las Sagradas costumbres, sino más bien con la extorsión del pueblo. Por supuesto, para escribas, fariseos y
saduceos, que se presente ahora el Mesías no solamente significa que sus lucrativos
negocios dejarán de funcionar, sino que todo su devenir ha perdido su razón de
ser, porque ante ‘la plenitud de los
tiempos’ en vida, ellos ya nada representan ni significan; esa es la
verdadera causa de su malestar contra Jesucristo.
Es probable que no se den cuenta,
porque el Diablo los tiene cegados a su favor, pero con la venida de Cristo al
mundo se da cumplimiento cabal a la
Ley y los Profetas; por lo tanto la antigua forma de
‘instructores’ de los Sagrados Preceptos nada tiene ya qué hacer. Por eso le odian, porque el Redentor ha
venido para cambiar al mundo.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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