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martes, 3 de abril de 2018

D.A.M. - 23 - La Hija de Jairo Vuelta a la Vida.


Santifícalos con La Verdad.

Ciudad de México, Abril 4 del 2018.

DEL LIBRO
EL DEMONIO AL ACECHO DEL MESÍAS

23 DE 77

II.13.- JESÚS VUELVE A LA VIDA A LA HIJA DE JAIRO
(Mt 9, 18-26; Mc 5, 21-43; Lc 8, 40-42 y 49-56)

“Cuando regresó Jesús, la muchedumbre le recibió con agrado, pues todos le estaban esperando.  Llegó entonces un hombre, llamado Jairo, que era jefe en la sinagoga, y, cayendo a los pies del Señor, le suplicaba entrara en su casa, porque su hija única, de unos doce años, se estaba muriendo.  Mientras iba, la gente le oprimía . . .

Llegó uno de la casa de Jairo, diciendo: ‘Tu hija está muerta.  No molestes ya al maestro.’  Jesús, que le oyó, le dijo: “No temas, solamente ten fe y se salvará.”  Al llegar a la casa no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan y Santiago, y al padre y a la madre de la niña.  Todos la lloraban y se lamentaban, pero él dijo: “No lloréis, no ha muerto; está dormida.”  Pero los que estaban allí cuando él llegó, se burlaban, pues sabían que estaba muerta. 

Él, tomándola de la mano, le dijo en voz alta: “Niña, levántate.”  Retornó el espíritu a ella y, al punto, se levantó, y él mandó que le dieran de comer.  Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie dijeran lo que había pasado.”


         Muchedumbre, simplemente quiere decir mucha gente. Yo me pregunto: si fueron tal cantidad de miles de personas las que escucharon, convivieron y siguieron a Cristo Jesús durante su Ministerio ¿dónde estaban el día de su Crucifixión?  Si tantas centenas de almas y cuerpos humanos gozaron de las bendiciones de Dios hecho hombre ¿por qué no le siguieron perennemente hasta su muerte todos?  Solo hay una respuesta: el acecho del Demonio en contra del Mesías, los venció.  En estas almas pecadoras, más pudo el Diablo y su insistencia que Jesús y su benevolencia.  Falta de Fe; falta de Esperanza; falta de Caridad; falta de oración y desprendimiento.  Pero igual de desesperante que entonces, es ahora.  Si sabemos que todas esas cosas que hizo Jesucristo (y que magníficamente registraron para nosotros los Cuatro Evangelistas), las realizó para que le siguiéramos ¿por qué no creemos?  La respuesta sigue siendo la misma: porque el Demonio está, al acecho de cuantos se interesan por el Mesías.  Igual entonces, que ahora.

         Jesús realiza por primera vez el máximo de sus prodigios: volver a la vida a un muerto; lo hará otras ocasiones, pero ésta es la primera.  Va a ejecutar el don de la vida (que Él posee), porque ha encontrado una gran manifestación de Fe, esa es la diferencia.  Este Jairo, sí creyó y sí esperó con sinceridad verse favorecido por la Divinidad de Cristo.  A sus conocimientos, agregó la Fe; a sus necesidades, aumentó la Esperanza; y a su amor, añadió la Caridad.  Exactamente las mismas Virtudes Teologales que hoy tenemos nosotros, que nos enseña el Magisterio de la Iglesia y que sabemos que son Dones de Dios.  Santos y más santos nos lo han dicho y demostrado y nosotros seguimos en plan de negarlo, de no aceptarlo.  Allí está el acecho, allí está el Demonio.
        
También a Jairo le acechó; le mandó a uno de los de su casa para romperle la fe, para hacerle añicos la esperanza, para aniquilarle la caridad.  ‘Tu hija está muerta.  No molestes ya al maestro.’, le dijeron.  Por supuesto, Jesús sabía de dónde venía tal ‘mensaje’ y por eso actuó de inmediato, diciéndole: “No temas, solamente ten fe y se salvará.”  Jairo siguió el mandato del Señor y mantuvo su estado de devoción.  Al llegar a la casa, Satanás volvió a atacar ante la decisión de Cristo de continuar; ahora es con burla y escarnio.  ‘. . . “No lloréis, no ha muerto; está dormida.”  Pero los que estaban allí cuando él llegó, se burlaban, pues sabían que estaba muerta . . .’  Sin embargo, el Divino Maestro está dispuesto a demostrar lo mesiánico de su encargo; “. . . Él, tomándola de la mano, le dijo en voz alta: “Niña, levántate.”  Retornó el espíritu a ella y, al punto, se levantó . . .  S i m p l e m e n t e  volvió a vivir.

         Así le hace el Satán, ataca constantemente, sin dar tregua.  A nosotros nos parecen eventos casuales, acontecimientos aislados, casos fortuitos; pero no lo son.  En realidad es el método del Diablo: cortar el avance del bien y de lo bueno, contraponiendo el mal y lo malo.  Ese es el acecho del Demonio y sus huestes; nos quieren abrumados para que no podamos responder ante sus insidias.  Para eso vino Dios al mundo; para enseñarnos cómo, desde nuestras limitaciones humanas, debemos responderle a Satanás con la ayuda de Dios.  Solo hace falta poner en uso la Fe, la Esperanza y la Caridad (que poseemos), en grado de auxilio Divino para que el ‘milagro’ se de.  Jesús de Nazaret lo hizo; nosotros podemos hacerlo, debemos hacerlo para derrotar al Maligno.  Para eso Dios se hizo hombre, para que los hombres aprendamos cómo actuar con Dios.

§ § §


Orar sirve, oremos por nuestros Pueblos.

De todos ustedes afectísimo en Cristo

Antonio Garelli



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