Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Abril 4 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
23 DE 77
II.13.- JESÚS VUELVE A LA VIDA A LA HIJA DE JAIRO
(Mt
9, 18-26; Mc 5, 21-43; Lc 8, 40-42 y
49-56)
“Cuando regresó
Jesús, la muchedumbre le recibió con agrado, pues todos le estaban
esperando. Llegó entonces un hombre,
llamado Jairo, que era jefe en la sinagoga, y, cayendo a los pies del Señor, le
suplicaba entrara en su casa, porque su hija única, de unos doce años, se
estaba muriendo. Mientras iba, la gente
le oprimía . . .
Llegó uno de la
casa de Jairo, diciendo: ‘Tu hija está muerta.
No molestes ya al maestro.’
Jesús, que le oyó, le dijo: “No temas, solamente ten fe y se
salvará.” Al llegar a la casa no
permitió entrar con él más que a Pedro, Juan y Santiago, y al padre y a la
madre de la niña. Todos la lloraban y se
lamentaban, pero él dijo: “No lloréis, no ha muerto; está dormida.” Pero los que estaban allí cuando él llegó, se
burlaban, pues sabían que estaba muerta.
Él, tomándola de
la mano, le dijo en voz alta: “Niña, levántate.” Retornó el espíritu a ella y, al punto, se
levantó, y él mandó que le dieran de comer.
Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie dijeran lo
que había pasado.”
Muchedumbre, simplemente quiere decir
mucha gente. Yo me pregunto: si fueron tal cantidad de miles de personas las
que escucharon, convivieron y siguieron a Cristo Jesús durante su Ministerio
¿dónde estaban el día de su Crucifixión?
Si tantas centenas de almas y cuerpos humanos gozaron de las bendiciones
de Dios hecho hombre ¿por qué no le siguieron perennemente hasta su muerte
todos? Solo hay una respuesta: el acecho
del Demonio en contra del Mesías, los venció.
En estas almas pecadoras, más pudo el Diablo y su insistencia que Jesús
y su benevolencia. Falta de Fe; falta de
Esperanza; falta de Caridad; falta de oración y desprendimiento. Pero igual de desesperante que entonces, es
ahora. Si sabemos que todas esas cosas que hizo Jesucristo (y que
magníficamente registraron para nosotros los Cuatro Evangelistas), las realizó
para que le siguiéramos ¿por qué no creemos?
La respuesta sigue siendo la misma: porque el Demonio está, al acecho de
cuantos se interesan por el Mesías.
Igual entonces, que ahora.
Jesús realiza por primera vez el máximo
de sus prodigios: volver a la vida a un muerto; lo hará otras ocasiones, pero
ésta es la primera. Va a ejecutar el don
de la vida (que Él posee), porque ha encontrado una gran manifestación de Fe,
esa es la diferencia. Este Jairo, sí
creyó y sí esperó con sinceridad verse favorecido por la Divinidad de
Cristo. A sus conocimientos, agregó la Fe ; a sus necesidades, aumentó la Esperanza ; y a su amor,
añadió la
Caridad. Exactamente
las mismas Virtudes Teologales que hoy tenemos nosotros, que nos enseña el
Magisterio de la Iglesia
y que sabemos que son Dones de Dios.
Santos y más santos nos lo han dicho y demostrado y nosotros seguimos en
plan de negarlo, de no aceptarlo. Allí
está el acecho, allí está el Demonio.
También a Jairo le acechó; le mandó a
uno de los de su casa para romperle la fe, para hacerle añicos la esperanza,
para aniquilarle la caridad. ‘Tu hija está muerta. No molestes ya al maestro.’, le
dijeron. Por supuesto, Jesús sabía de
dónde venía tal ‘mensaje’ y por eso actuó de inmediato, diciéndole: “No temas, solamente ten fe y se
salvará.” Jairo siguió el mandato
del Señor y mantuvo su estado de devoción.
Al llegar a la casa, Satanás volvió a atacar ante la decisión de Cristo
de continuar; ahora es con burla y escarnio.
‘. . . “No lloréis, no ha muerto;
está dormida.” Pero los que estaban allí
cuando él llegó, se burlaban, pues sabían que estaba muerta . . .’ Sin embargo, el Divino Maestro está
dispuesto a demostrar lo mesiánico de su encargo; “. . . Él, tomándola de la mano, le dijo en voz alta: “Niña, levántate.” Retornó el espíritu a ella y, al punto, se
levantó . . .” S i m p l e m e n t
e volvió a vivir.
Así le hace el Satán, ataca
constantemente, sin dar tregua. A
nosotros nos parecen eventos casuales, acontecimientos aislados, casos
fortuitos; pero no lo son. En realidad
es el método del Diablo: cortar el avance del bien y de lo bueno,
contraponiendo el mal y lo malo. Ese es
el acecho del Demonio y sus huestes; nos quieren abrumados para que no podamos
responder ante sus insidias. Para eso
vino Dios al mundo; para enseñarnos cómo, desde nuestras limitaciones humanas,
debemos responderle a Satanás con la ayuda de Dios. Solo hace falta poner en uso la Fe , la Esperanza y la Caridad (que poseemos), en
grado de auxilio Divino para que el ‘milagro’ se de. Jesús de Nazaret lo hizo; nosotros podemos
hacerlo, debemos hacerlo para derrotar al Maligno. Para eso Dios se hizo hombre, para que los
hombres aprendamos cómo actuar con Dios.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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