Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Marzo 21 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
21 DE 77
II.11.- EL ENDEMONIADO DE GERASA
(Mt
8, 28-34; Mc 5, 1-20; Lc. 8, 26-38)
“Y llegaron al
otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su
encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo que moraba
en los sepulcros y a quien nadie podía tenerle atado con cadenas, pues muchas
veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y
destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los
sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con las piedras.
Al ver de lejos
a Jesús, corrió y se postró ante él y gritó con fuerte voz: ‘¿Qué tengo
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?
Te conjuro por Dios que no me atormentes.’ Es que él le había dicho: ‘Espíritu inmundo,
sal de ese hombre.’ Y le preguntó:
‘¿Cuál es tu nombre?’ Le contesta: ‘Mi
nombre es legión, porque somos muchos.’
Y le suplicaba
con insistencia que no los echara fuera de la región. Había allí una gran piara de puercos que
pacían al pie del monte; y le suplicaron: ‘Envía- nos a los puercos para que
entremos en ellos.’ Y se lo
permitió. Entonces los espíritus
inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil- se
arrojó al mar.
Los porqueros
huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver
qué era lo que había sucedido. Llegaron
junto a Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la legión, sentado,
vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo
ocurrido al endemoniado y lo de los puercos.
Entonces
comenzaron a rogarle al Señor que se alejara de su territorio. Y al subir a la
barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo:
‘Vete a tu casa, con los tuyos, cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y
que ha tenido compasión de ti.’ Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que
Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.”
Es ya el segundo año del Ministerio del
Señor; esto sucede en la orilla oriental del Lago de Genesaret, en tierra de
Perea frente a Galilea, en el pueblo de Gerasa, único puerto de los
gerasenos. Hay que recordar que el
antecedente de este evento, es lo que conocemos como “La Tempestad Calmada ”;
el Demonio está verdaderamente ‘endemoniado’, muy, pero muy enojado, pues. Satanás atentó contra la vida de Cristo Jesús
y sus discípulos, pero además de no haber logrado su objetivo, abrió una gran
oportunidad para que los Apóstoles vieran una vez más la Divinidad de su Maestro
y palparan sus poderes, ahora en pleno dominio de los elementos naturales. Por supuesto que el Demonio continúa al
acecho del Mesías y, cada día que pase el Señor predicando la Buena Nueva , Satanás
incrementará y hará más profundos sus ataques en contra del Ministerio de
Cristo.
Todo ha preparado el Diablo y sus
huestes para enfrentar a Jesús en un lugar que le es totalmente adverso,
Gerasa. Quieren hacerle caer de
cualquier forma, o al menos disuadirlo de su empeño por luchar contra el mal,
especial-mente contra ellos. Le han
montado un espectáculo irrepetible: seis mil diablos han tomado posesión de un
solo cuerpo humano; pero uno de ellos ha entablado conversación con el Mesías e
inclusive le ha suplicado que no intervenga.
Pero Jesús no tiene intención de transigir con el mal, por lo que el
hombre es liberado de sus opresores y recobra su libertad de voluntad. ¡Jesús tiene muy nerviosos a los ‘hijos de
las tinieblas’; ya no quieren saber de Él!
Los gerasenos no eran judíos; no tenían
ni el menor interés de convivir con ellos ni de respetar sus costumbres. Criaban cerdos (un animal impuro según la Ley de Moisés) y los vendían
en los mercados de los pueblos de Galilea y Judea, para la gente que no era
judía, o no guardaba ni la Ley
ni las tradiciones, pero que vivía entre ellos; y por cierto, eran muchos:
romanos, egipcios, griegos, fenicios y mesopotámicos, de todos había en
Palestina ¡y a todos les gustaba mucho la carne de cerdo!, así que el negocio
era muy bueno.
Una piara de dos mil animales, es un
rebaño muy grande para poder alimentarlo; quizás por eso los Evangelistas
narran que pacían en el monte, con hierbas y arbustos silvestres, en lugar de
los tradicionales chiqueros de las
casas o las haciendas. Los porqueros son
tan repudiados o más que los pescadores, por el penetrante olor que retienen en
su persona de los animales con los cuales trabajan; para los cuatro pescadores
galileos que acompañan al Señor, este acontecimiento debió haber sido muy
desagradable.
El hecho es que Gerasa, los gerasenos y
los puercos le dan la oportunidad a Jesucristo de mostrar una vez más sus
Divinas facultades. El enfrentamiento
con el espíritu inmundo que le habla a través del poseído, denota una sumisión
de éste ante el ‘Hijo de Dios Altísimo’,
a quien ha reconocido y le ‘ruega encarecidamente’ que no le atormente. ¡Tan solo la presencia del Mesías, sin que
Éste haga algo, desquicia a los demonios!
¡Así de determinante es el Bien frente al mal! Pero también está muy
claro que Satanás ha bajado ‘por legiones’ para acechar al Mesías, ha traído a
todos sus diablos disponibles para atacarlo; quiere a toda costa que Jesús se
desista de su misión, quiere aniquilar al Salvador.
Para Cristo Jesús no importa que mueran
ahogados dos mil cerdos, con tal de salvar un alma humana del sufrimiento de
Satanás. Para eso ha venido al mundo,
para ‘liberar a los cautivos’ de sus
males. Él sabe que el acecho del
Demonio continuará; pero todas esas ocasiones las usará Glorificar el Nombre de
Dios entre los hombres.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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