“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Ciudad de
México, Febrero 13 del 2018.
“Y después de
hacer un ayuno de cuarenta días y
cuarenta noches,
al fin sintió hambre.”
Evangelio Según
San Mateo
(Mt 4, 2)
CUARENTENA DE PURIFICACIÓN
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
Si algo nos hace
falta en México (y en el Mundo), es purificarnos.
Estamos tan inmersos en el mal, lo malo y los malvados, que ya creemos
que esa es la forma de vivir. ¡Y no es así!
Hay otra manera de deambular por el mundo y por la vida: es con El Bien,
lo bueno y los justos.
¡Es increíble que
veamos cómo está todo tan mal y que no hagamos nada! Antes al contrario, le
echamos de nuestra propia cosecha para que todo esté peor. Cerramos calles, avenidas y hasta carreteras,
perjudicando a todos, menos a los que queremos que nos atiendan; dejamos de trabajar
o de ir al trabajo, por cualquier circunstancia o pretexto; creamos nuevas
bandas para enfrentar a las actuales, generando más desorden y caos. Queremos
resolver el mal con algo peor.
Todos los noticieros
de México se han convertido en difusores exclusivos de calamidades; tómenle el
tiempo a la transmisión de otras noticias (que no sean robos, asaltos,
secuestros, asesinatos, etc.), y se darán cuenta que ni siquiera el 15% de
tiempo total se dedica a ello. Son el
informativo ‘express’ (rápido) del
demonio. Obviamente, nos están (y nos estamos) acostumbrando a estar al
pendiente de toda clase de maldades y nos olvidamos que el Bien debe mover
nuestra vida.
Vince in bonu malum. Vence con el bien al mal.
San Pablo (Rom 12, 21)
Esta Cuaresma que
inicia mañana, Miércoles de Ceniza (Feb 14), les pido encarecidamente que iniciemos todos juntos
un período de Purificación en Cristo; que el Tiempo de Cuaresma lo usemos para
limpiarnos CON ACCIONES BUENAS Y DE BIEN, para mejorar un poco nuestro espíritu
–que se ha dañado con tanta maldad que nos rodea– y que el producto de esas
ACTITUDES nos limpie el alma, para convivir dignamente con Jesucristo, La
Semana Santa que se avecina.
Lo que estemos
haciendo mal o malo –que por supuesto que sabemos qué es– hay que dejar de
hacerlo; esa es la primera acción buena o de bien que podemos realizar
personalmente, para mejorar el ambiente en México (y el Mundo). Si no sabemos que lo que estamos haciendo es
mal o malo (lo cual dudaría yo mucho), comentémoslo con mamá, esposa, hijas; o
con papá, esposo e hijos. Si es mal o
malo lo que vayamos a decir, ni siquiera vamos a poder comentarlo. Si no tenemos familia, entremos en una
Iglesia, la que sea o la que quieran; pidámosle al cura del lugar que nos ayude
a discernir nuestras dudas y empecemos a mejorar.
Parte de lo malo que
estamos haciendo, es quedarnos callados delante de quienes SABEMOS QUE ESTÁN
HACIENDO EL MAL; especialmente cuando son familiares (cercanos o lejanos) o
amigos y conocidos. ¡Si son algo
nuestro, y nosotros somos de Cristo, no debemos guardar silencio! ¡Debemos
hablar con la verdad y a tiempo! Si todos nos estamos acostumbrando a convivir con el mal y lo malo, no tenemos remedio;
somos ‘carne de cañón’ de Satanás;
nos tiene en sus garras. Y en ese caso,
solo El Divino y lo Divino nos puede auxiliar.
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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