¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Diciembre 27 del 2017.
“Os escribimos
esto para que nuestro gozo sea completo.”
(1Jn 1, 4)
SOLEMNIDAD DE SAN JUAN,
APÓSTOL Y EVANGELISTA.
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
“El discípulo que
el Señor amaba” (Jn 13, 23), así
decía de sí mismo el más pequeño de los Apóstoles y el último en morir, también.
San Juan Evangelista escribió de su Divino Maestro el lado ‘más espiritual’; en
realidad, de los 21 capítulos de sus narraciones evangélicas, 19 se desarrollan
en la última semana de la Vida Humana de Jesucristo.
La sensibilidad del Santo Apóstol transmite como
nadie, el estado único de Cristo Jesús como Dios
Hecho Hombre; al grado tal que su oración en el huerto, ocupa un capítulo
completo del Evangelio (Jn 17). Místico y
profundo en sus conceptos espirituales, San Juan Apóstol nos instruye en su
tres Cartas Católicas –y en El Apocalipsis, también escrito por él– el modo ya
Cristiano de pensar, meditar y sentir de los Apóstoles del Señor.
Un sinnúmero de autores Católicos de todos los tiempos
han dedicado sus obras –incluso las mejores, en algunos casos– a analizar e
interpretar la Teología de San Juan Apóstol, toda vez que ésta forma parte del
Magisterio de la Iglesia Católica que nos dejaron los Apóstoles del Señor;
llegando inclusive a modular la vida religiosa de otros grandes santos como:
San Benito de Nursia, San Juan de la Cruz o Santa Catalina de Siena.
Responsabilizado por Jesús en la Cruz del encargo de
Su Madre, San Juan Apóstol vivió con la Santísima Virgen María más de 15 años,
primero en Jerusalén y después en Éfeso; ciudad de la cual San Juan fue su
Primer Obispo. Los registros históricos,
arqueológicos y paleocristianos de San Juan Apóstol son de tal manera
cuantiosos, que casi todas las Iglesias del Siglo IV cuentan con algún
documento original en el que se hace referencia al Evangelista del Amor y el
Águila.
¡¡Felicidades a todos los países, ciudades y pueblos,
cuyo Santo Patrono es San Juan Apóstol y Evangelista!!
Orar sirve, es la mejor forma de
permanecer con Dios.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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