¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Octubre 28 del 2017.
“. . . sean
santos como vuestro Padre celestial es santo . . .”
Jesucristo
(Mt 5, 48)
SOLEMNIDAD DE SAN JUDAS TADEO
Y SAN SIMÓN DE CANÁ, APÓSTOLES
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
El primo hermano (así llamamos en México a los hijos de
nuestros tíos, esto es, los hermanos y las hermanas de nuestros padres) más
grande de Jesús de Nazaret, era Judas Tadeo; y el mejor amigo del
Señor desde la infancia fue Simón de Caná, “El Zelote”, ambos fueron
escogidos por Cristo como dos de sus Apóstoles –de entre todo el grupo de 120
discípulos que seguían a Jesucristo– en el primer año de su Ministerio. La Iglesia Católica los celebra juntos el día
de hoy, porque ambos fueron martirizados en Persia.
Cada uno tiene una
Historia fascinante dentro de la Evangelización llevada al cabo por los
Apóstoles de Cristo; y por supuesto, también tienen cientos de leyendas
respecto del santo devenir de sus vidas.
San Judas Tadeo es
un santo de épocas, ya aumenta mucho su devoción en una y llega a bajar hasta casi
el olvido en otras; claro, siempre tomando en cuenta ciudades y países. En Ciudad México han incrementado
considerable-mente sus fieles devotos en los últimos 50 años, al grado de ‘quitarle’ a San Hipólito su celebérrima
Iglesia Conventual del Siglo XVI; ubicada a espaldas del parque de La Alameda
Central de la Ciudad Capital. Miles de
seguidores de El Santo de las Causas
Difíciles, se reúnen el día 28 de cada mes para abarrotar dicha Iglesia
desde las 12:00 a.m.; hasta las 11:59 p.m. (y más del día siguiente) para
brindarle sus oraciones y hacerle sus peticiones.
La Iglesia de San
Simón el Cananeo, en cambio, ubicada en el antiguo y tranquilo pueblo del mismo
nombre, de la Gran Urbe Mexicana, recibe esas mismas cantidades de gente, pero
solo el día de su Fiesta.
Aquí los enlaces
para saber más de los Santos Apóstoles Judas Tadeo y Simón de Caná, en ocasión
de su Solemnidad.
Y un magnífico
comentario del Papa Emérito Benedicto XVI de los dos Santos:
Orar sirve, es la mejor forma de permanecer
con Dios.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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