¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México,
Septiembre 27 del 2017
M E D I T A N D
O L A S
P A R Á B O L A
S D E
J E S Ú S D E N
A Z A R E T
31 de 35
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
Amén.
PADRENUESTRO
“Padre nuestro, que
estás en el cielo, santificado sea tu nombre;...”
AVEMARÍA
“Dios te salve, María, llena eres de
Gracia. . .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven, Espíritu
Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu
amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y
renueva la faz de la tierra. Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su
consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
30.- “PARÁBOLA DE
LOS TALENTOS”
(Mt 25, 14 – 30; Lc 19, 11 – 27)
“El reino de los
Cielos es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les
encomendó su hacienda; a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a
cada cual según su capacidad; y se ausentó.
Enseguida, el
que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros
cinco. Igualmente el que había recibido
dos ganó otros dos. En cambio, el que
había recibido uno se fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor.
Al cabo de mucho
tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco
talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste,
aquí tienes otros cinco que he ganado.’
Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’
Llegándose
también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí
tienes otros dos que he ganado.’ Su
señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al
frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegándose
también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre
duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en
tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo
que es tuyo.
Mas su señor le
respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y
recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los
banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al
que tiene los diez talentos. Porque a
todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que
tiene se le quitará. Y a este siervo
inútil, echadle a las tinieblas de fuera.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes.’”
ACTOS
DE PREPARACIÓN:
Que sea la Fe ,
gran don de Dios, la que amplíe mi entendimiento respecto de estos mandatos del
Señor; que no trate yo de entender con mis limitadas posibilidades lo que hoy
Dios me quiere decir, lo que quiere dejarme muy claro.
Para que de esa forma la Esperanza
avive en mi alma el deseo de alcanzar la Gloria de Dios al final de mi vida, con los
mejores resultados de cara al Creador.
Y así mismo, que con la Caridad
me atreva a concretar mis acciones, en función de los inmerecidos dones
recibidos.
PETICIÓN:
Padre misericordioso y eterno, que has
querido dotarme de dones espirituales y materiales que jamás merecí, alcánzame
la gracia de usarlos de la mejor forma posible para gloria y alabanza de Tu
Santo Nombre.
EL
TIEMPO Y EL LUGAR:
El pasaje se ubica en los últimos diez
días de la vida de Jesucristo. La
parábola arriba transcrita es la que registra San Mateo; sin embargo, siguiendo
la cronología del capítulo 19 de San Lucas (que es el otro Evangelista que la
cita), podemos darnos cuenta que el Señor se encuentra en casa de Zaqueo, el
jefe de publicanos de Jericó. Este hecho
tiene gran significación, pues el Divino Maestro está hablando de eficacia en
la utilización de los recursos con los que cuenta un hombre, precisamente en la
casa de un rico; quizás el hombre más rico con el que Jesús haya tenido
contacto de manera directa.
La mansión de Zaqueo era por mucho, la
construcción privada más grande de Jericó.
Contaba con muchísimas habitaciones, las cuales fueron ocupadas por
Jesús, y sus discípulos y Apóstoles, el día que el Maestro se hospedó en su
casa. En ese lugar sobraba de todo, nada
hacía falta; quizá solo una cosa no había, La Salvación que se obtiene con el
arrepentimiento. Y el día que Jesús fue
allí, Zaqueo la obtuvo, pues fue llamado ‘hijo
de Abraham’ por el mismísimo Cristo.
También es muy significativo que San
Lucas haya culminado la narración de las parábolas precisamente con ésta, la de
Los Talentos, pues contiene en sí misma todo cuanto se requiere para un Juicio
Final individual.
LOS
PERSONAJES Y ELEMENTOS:
El dueño de la hacienda, es Dios. Los siervos somos nosotros, soy yo mismo. Los
talentos, son los dones que he recibido; bien sean los de mi persona
(amabilidad, inteligencia, destreza, etc.) o los bienes materiales que
poseo. El tiempo que el Señor se ausenta
de la hacienda, es el lapso mi vida. El
ajuste de cuentas del Señor, es mi juicio final. Los resultados de las inversiones, son las
gracias que haya yo alcanzado con la aplicación de los bienes recibidos.
MEDITACIÓN:
Cada vez que oigo, leo o recuerdo esta
parábola (para mí, ‘la más humana del Señor’), me imagino a mí mismo en ese
momento de mi existencia: rindiendo cuentas de cuanto haya hecho con los dones
recibidos. Esto, por supuesto, es una
cuestión de Fe. Solo por la Fe sé que fui creado por Dios
antes de nacer a esta vida; que estoy vivo ahora para ganarme el Reino de
Dios; y, lo más importante, solo por la Fe creo en “la resurrección de
los muertos y en la vida de un mundo futuro”.
Todos, absolutamente todos hemos sido
provistos de dones; a veces no los descubro, otras los niego y algunas más no
los uso; pero es innegable que todos tenemos dones con los cuales podamos, al
menos, ayudar al prójimo. Si en un
momento dado puedo usarlos para Gloria de Dios, bien hecho; pero si me propongo
enterrarlos y que no produzcan nada, las consecuencias de ello están muy claras
en la parábola. Al que entierra sus
dones y no los hace producir, le esperan las tinieblas, el llanto y el rechinar
de dientes. ¡Qué claro eres, Divino
Maestro!
Los dones tienen una gama amplísima; van
desde los que todos queremos tener y que le hemos visto en otros o imaginamos,
hasta los que nadie pudiera desear: las enfermedades y las carencias. También éstas, en función del Plan de Dios,
pueden constituirse en dones. Un
ejemplo: ¿qué alma hay más exigente y receptora de amor que la de un niño o
niña con parálisis cerebral o con síndrome de Down? ¿Acaso no son mis ancianos los que más me
reclaman cariño y comprensión? Esto que
a veces tengo como un mal, resulta ser una gran oportunidad puesta por Dios en
frente de mí para prodigarme en amor.
¡Qué grande eres, Señor!
Para Dios, respecto de mí, dones no solo
son las cualidades o las virtudes; también lo son las carencias y los
defectos. Porque también por ellos (ya
sean míos o de mi prójimo) yo puedo hacer que el amor triunfe. Y si logro eso, logro el triunfo de Dios en
donde Él quiere. Si realmente quiero
distinguirme como cristiano, entonces debo amar sin medida, amar aunque me
duela, amar siempre. “. . . En esto conocerán todos que ustedes son mis
discípulos, en que se amen los unos a los otros”. Así de claro me lo dejó dicho nuestro Señor
Jesucristo.
Los dones del cielo no son para producir
bienes de la tierra; son para mostrar a Dios en su magnífica expresión. Y todo cuanto tengo y soy, me ha venido del
cielo, me lo ha dado Dios. Sin embargo,
si con esos dones yo solo produzco bienes materiales (porque no esté habilitado
de producir bienes espirituales), entonces esos bienes he de ponerlos a
disposición de quien sí pueda producirlos, para que la Gloria de Dios sea
evidente.
Si tengo cualidades y virtudes, debo
hacerlos producir amor a Dios; mas si
tengo carencias y defectos, debo aprovecharlos para motivar el amor a
Dios. Amor, pues, es el ingrediente
principal que debe contener todo cuanto yo logre con mis dones. Solo así estaré acumulando riquezas para el
cielo.
FRUTO:
VOY
A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA,
A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE
JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN
A MARÍA:
Madre Santísima, Tú que has sido
merecedora del más grande don entregado por Dios a cualquier humano, Su Hijo
Jesucristo, ayúdame a encontrar el camino para producir más y mejor con los
dones que yo he recibido del Señor, para merecer de la mejor forma su Gracia.
Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
PADRENUESTRO
– AVEMARÍA
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
Amén.
V V V
Afectísimo
en Cristo de todos ustedes,
Antonio
Garelli
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