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jueves, 8 de octubre de 2015

RECONCILIACIONES

¡Alabado sea Jesucristo!

México, D. F., Octubre 8 del 2015.

RECONCILIACIONES  

Muy estimados todos en Cristo Jesús:

Durante tanto tiempo, hemos desunido tantos ánimos, que ahora apremia que iniciemos nuestras reconciliaciones. Le escribió San Pablo a los Efesios: “Si os enojáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis airados, ni deis ocasión al Diablo.” (Ef 4, 26-27)  Y nosotros. . . a veces tardamos años y años en reconciliarnos.  El Apóstol de los gentiles señala ‘. . . no se ponga el sol mientras estéis airados. . .’ lo cual significa: que no pase un día manteniendo nuestro enojo.

Yo tenía cinco años cuando conocí a Fidel Casto Ruz en Tuxpan; era tan alto para mí, que lo creía un gigante (1.91m). Me acuerdo perfectamente de él, pues era ‘mucho más alto que mi Tío Fortino’, quien era para nosotros el hombre más alto de mi familia paterna (1.80m).  Estábamos en la casa de Tía Esther, y allí llegaron ambos hombres, Fidel y mi tío, buscando a Praxedis, un amigo de mi padre, que era mecánico naval.  Es todo lo que recuerdo, pero la impresión mental de la imagen, se quedó para siempre; demasiadas barbas y demasiada altura, como para poder olvidarlo.

Durante los años 50s, muchísimas ocasiones Fidel Castro fue el centro de las pláticas de la familia de mi papá; yo no entendía nada de lo que decían, pero en 1960, cuando Estados Unidos impuso el embargo a Cuba, me empezó a llamar mucho la atención, que yo hubiese conocido a tan importante individuo.  Obviamente, comenzaron mis preguntas –las cuales nunca fueron respondidas con objetividad– y también inició mi interés por el personaje.  Nunca llegué a admirarlo, era la antítesis misma de mis principios.

La reciente RECONCILIACIÓN entre Estados Unidos y Cuba, reiniciando relaciones diplomáticas, es una de las acciones políticas que más me ha admirado; jamás pensé que pudiera darse con Fidel Castro vivo.  Pero se ha dado, y Dios sabe por qué.  Mucho han tenido que intervenir La Curia Vaticana y el mismísimo Papa Francisco, para que tan descomunal evento tuviera feliz término.  Ese fue el fondo del viaje del Papa a Cuba y Estados Unidos: celebrar LA RECONCILIACIÓN de dos irreconciliables.

Claro, se acabó el nefasto comunismo soviético y chino; así como el neo imperialismo gringo (ambas situaciones que mantenían viva la Guerra Fría), y ‘reconciliarse’ fue un poco más fácil, a Dios gracias y a tres Papas.  Al comunismo lo desmembró el Papa San Juan Pablo II, en 1989; ese sí, verdadero paladín de la Verdad.  Su natal Polonia, el sindicato Solidarność y Lech Walesa fueron prepon-derantes para ello.  Al expansionismo norteamericano lo eliminó un ‘nuevo orden económico mundial’; una forma de hacer negocios que ya no requiere de la guerra invasiva, sino de la evasiva, aquella que desanima el enfrentamiento; ante la apabullante superioridad del enemigo.    

Yo he sido anti-muchas-cosas durante mi existencia; nunca he sido anticristiano, nunca.  Al contrario, fue mi sincera adhesión a Cristo (Fe) lo que me mantuvo separado del ‘Movimiento Estudiantil de 1968’; yo era anti-comunista recalcitrante a los 17 años, cuando todo el mundo juvenil latinoamericano –en virtud de su inconsciencia e ignorancia– era pro-socialista-comunista.  Miles de ellos murieron innecesariamente en muchos países; yo, 50 años después, sigo agradeciéndole a Dios su guía. 

¡Cuántas y tantas reconciliaciones debieran darse en nuestros días! Así como Estados Unidos y Cuba: dejar el pasado atrás, aprender de los errores cometidos y tomar rumbo cierto del camino por andar, juntos.  ¿QUÉ NO PODRÍAMOS HACER ESO ENTRE LOS MEXICANOS? o, ¿tendrán que pasar 50 años y morir un millón de nacionales para darnos cuenta del mal?

Les agradezco una oración por el alma de mi Madre.

De todos ustedes, con afecto en Cristo.

Antonio Garelli



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De Milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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