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domingo, 18 de agosto de 2013

BICENTENARIO DE LA ARCHICATEDRAL DE MÉXICO


¡Venga Tu Reino!
Agosto 18 del 2013

BICENTENARIO DE LA INAUGURACIÓN DE LA 
ARCHICATEDRAL PRIMADA DE MÉXICO Y AMÉRICA
METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Muy estimados, todos, en Jesucristo:

Hace doscientos años terminó de construirse la Archicatedral Metropolitana de la Ciudad de México; y es increíble y difícil de pensar, pero 15 de agosto de 1813 (cuando estaba en su apogeo la Guerra de Independencia contra la Corona de España) S.E. Monseñor Francisco Javier de Lizana y Beaumont, XXVI Arzobispo de México se decide inaugurar el magnífico templo que hoy admiramos todos. Miguel Tolsá, Director de Escultura de la Academia de San Carlos, es el arquitecto y constructor que concluye las obras.

Llevaba casi tres siglos construyéndose, desde 1524 (en su primer intento, cuando Hernán Cortés ordenó su edificación) o desde 1570 cuando S.E. Monseñor Pedro Moya de Contreras, III Arzobispo de México; y el Virrey Martín Enríquez de Almansa, colocaron la primera piedra de la actual edificación.

Es una gran obra monumental: tiene 130 m de largo, 110 m de ancho (en el frente junto con el Sagrario Metropolitano) y 67 m de alto en las torres de los campanarios.  Consta de cinco naves y una gran cúpula octagonal, que se eleva más de 60 m, del piso al techo de la linterna.  Además, tiene tres altares centrales (El de Los Reyes, El Principal y el del Perdón) y 16 capillas laterales dedicadas a otros tantos Santos y Advocaciones de la Virgen.  El estilo arquitectónico exterior es el neoclásico; y el barroco y churrigueresco dominan en los altares interiores.  

Es, por mucho, el edificio religioso más grande y hermoso de México y uno de los más importantes en toda América, como corresponde a la Archicatedral Primada del Continente. Es, además, el signo representativo de La Nación Mexicana, que nació cristiana con la unión de España y México, bendecida además por las Apariciones de Santa María de Guadalupe en el Tepeyac.

S.E. Monseñor Norberto Cardenal Rivera Carrera, XXXIV Arzobispo Primado de México, en el Doscientos Aniversario de la Inauguración de la Catedral Metropolitana, ha dicho en su homilía:



Igualmente, el Santo Padre, Papa Francisco, se ha unido a la celebración con una carta dirigida al Arzobispo Cardenal Rivera:

Carta del Papa Francisco 200 años de la terminación de la Catedral de México

Vaticano, 9 de julio de 2013

Al Señor Cardenal
Norberto Rivera Carrera
Arzobispo de México

Querido Hermano:

Con tu carta del 4 del presente mes has tenido la bondad de indicarme que el próximo día 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María a la gloria del Cielo, se iniciarán las celebraciones para conmemorar el doscientos aniversario del fin de la construcción de la Catedral de esa Arquidiócesis Primada de México.

En esta significativa circunstancia, a través de tus buenos oficios, deseo hacer llegar, a cuantos se gozan con esta efeméride, mi saludo cordial y la seguridad de que me uniré a todos los pastores y fieles de esa Iglesia particular en la acción de gracias a Dios por los dones recibidos. Esta conmemoración es ocasión para mirar al pasado, robustecer el presente y vislumbrar el futuro.

De la historia de este templo podemos sacar lecciones para nuestra vida cristiana. ¡Cuántas personas lo habrán visitado para encontrarse con el Señor! Sus piedras son testigos silenciosos de tantos como han entrado en él para abrir su corazón a Dios, pedirle perdón, suplicarle favores, alabarlo y bendecirlos por todo el amor que cada día nos manifiesta. Recojamos lo mejor de esa herencia espiritual y continuemos elevando nuestros corazones al cielo en esta casa, que es la de Dios y la de todos los que forman la gran familia diocesana.

Pero no se trata sólo de volver la vista atrás. Una oportunidad como ésta ha de convertirse en un fuerte estímulo espiritual para asumir con alegría la gran tarea que todo bautizado tiene hoy de ser discípulo y misionero de Jesucristo. En la Catedral, corazón de la diócesis, el Obispo lleva a cabo la acción más venerada y santa que se puede realizar: la Eucaristía, memorial de la Muerte, Pasión y Resurrección de Nuestro Señor. Participemos en ella con devoción, y saquemos de la Mesa del Señor fuerzas para dar testimonio por doquier del amor que Dios nos tiene, en cualquier ambiente donde nos encontremos y con todos los que nos rodeen, en especial los más desfavorecidos.

Asumamos también el reto de mirar al futuro con esperanza. ¡Que nadie nos robe la esperanza! Alimentémosla, en cambio, viniendo al primer templo diocesano. La Palabra de Vida que resuena en la Catedral Primada de México ha de prolongarse en el porvenir, ha de arraigar en el corazón de los niños, de los adolescentes y jóvenes. Ellos son una ventana abierta a la ilusión y al entusiasmo. A ellos hemos de darles lo mejor que tenemos: a Cristo, Salvador y Amigo que nunca falla. Esto compete, ante todo, a los padres y madres de familia, que tienen en la educación cristiana de sus hijos el mayor de sus cometidos, del cual no pueden cansarse, y que han de llevarlo a cabo no sólo contando con sus energías sino, sobre todo, apoyados en la oración.

Encomiendo todos estos buenos deseos al materno amparo de Nuestra Señora de Guadalupe, nuestra Madre del cielo. Que Ella sea para toda la Arquidiócesis de México brújula y estrella que conduzca a Cristo, fruto de su vientre. Que Ella custodie con su protección y mantenga fieles en el camino de la santidad a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles de esa comunidad arquidiocesana.

Querido Hermano, te pido, por favor, que reces y hagas rezar por mí en esa Catedral. Mucho lo necesito.

Con estos sentimientos, imparto de corazón la Bendición Apostólica, prenda de copiosos favores divinos.

Fraternalmente.
 

 

Año Jubilar, año de Indulgencias por motivo de la visita que hagamos a la Archicatedral Primada de México; aprovechémoslas cabalmente.


Suyo afectísimo en Cristo

Antonio Garelli

 

 

De Milagros y Diosidencias. Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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