MÍSTICA - LILIA GARELLI - (GE-24)

“… Señor, quédate con nosotros …”

San Cleofás en Emaús

Riviera Maya, México; Abril 30 del 2025.

           MÍSTICA

                                                            Por: Lilia Garelli                                      

 

“…no pensemos que es un mito (el demonio), una representación,

un símbolo, una figura o una idea…”

Papa Francisco - Gaudete et Exsultate 161

 

 

GAUDETE ET EXSULTATE (24)

                                          Alegraos y Regocijaos

“Sobre el llamado a la Santidad en el mundo actual”

 

¡Dale Señor el eterno descanso a nuestro querido Papa Francisco,

y brille para él la luz perpetua!

Estimados en Cristo: 

Después de habernos despedido del autor de esta preciosa Exhortación Apostólica, el ahora difunto Papa Francisco, ejemplo de humildad y sencillez, quien en todo momento quiso enseñarnos cómo vivir ante el llamado que Dios nos hace para alcanzar la santidad en la cotidianidad de la vida, nuestra respuesta podría ser el reflexionar con profundidad en el contenido de este documento y de muchos otros que él nos dejó en vida.  A nosotros que nos quedamos aquí en este mundo, solo nos queda seguir adelante, aprendiendo de la Palabra de Dios y las reflexiones que de ella nos dejan los que alcanza mayor espiritualidad y que nos ayudan a comprender lo que Dios espera de cada uno de nosotros; aprovechemos este Jubileo de la Esperanza, tema que sabía el Papa Francisco era tan necesario en el mundo de hoy, continuemos con este Capítulo Quinto:

·        Algo más que un mito:

Una de tantas aberraciones que enseña este mundo relativista que vivimos, es la no existencia del demonio, porque insiste en afirmar que no hay una fuerza destructiva que nos invade, sino que solamente pasamos por un mal momento en un mal lugar casualmente.  El maligno no es un mito, es una realidad y tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento lo describen en diversos textos.  Como bien nos dice el Papa que el demonio no necesita poseernos como lo vemos en tantos y tantos textos de la vida pública de Jesús.  “… Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios.  Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque “como león rugiente, ronda buscando a quien devorar” (1P 5,8) …” (PF – GE No. 161).

·        Despiertos y confiados:

Por otro lado, el Papa Francisco, nos invita a estar siempre despiertos y a la vez confiados porque las asechanzas del demonio son constantes y aún más constantes cuando él te ve cercano a Dios, pero no debemos olvidar que de Su Mano podremos superar todo para ello debemos buscar siempre estar en presencia cercana a Dios, por ello el Papa nos recuerda:

“…Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da:  La fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración Eucarística, la Reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero…” (PF – GE No. 162).

La desesperanza sería la victoria para el maligno, él no desea que luchemos por el bien y mucho menos que superemos ninguna de sus tentaciones.  Dios desea que superemos voluntariamente y con inteligencia toda propuesta del mal, por ello no debemos caer en conformismos ni resistencias que solo nos distraen del fin verdadero.  El Papa nos ayuda a entender en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium 85, 105, que: “…el desarrollo de lo bueno, la maduración espiritual y el crecimiento del amor son el mejor contrapeso ante el mal. (…) el que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. (…) El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal…” (PF – GE No. 163).

·        La corrupción Espiritual:

Este apartado es de extrema importancia, porque es muy fácil caer en él por la comodidad de la vida cotidiana, como bien nos dice el Papa es posible descuidarse al pensar que no cometemos graves faltas “según nuestro criterio” y por lo tanto no tenemos nada importante de qué arrepentirnos, porque en pocas palabras, como se dice coloquialmente “somos buenines”; por lo cual podemos considerar que no hay de qué reprocharnos; son los “otros” los que cometen gravísimos pecados contra la moral y las costumbres y nosotros solemos hacer las cosas sin maldad.  Ante esta percepción, el Papa nos abre los ojos diciéndonos:

“…La corrupción espiritual es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito:  el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que “el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz (2Co 11,14) …” (PF – GE No. 165).

Tengamos mucho cuidado de caer en esto, ya que es muy fácil el autojustificar nuestra conciencia que nos dice que, hay varias cosas que evitar o bien corregir de nuestra personalidad ante los pensamientos y acciones para con nuestro prójimo.  Recordemos que: “…El camino de la santidad es una fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, pero al mismo tiempo requiere que estemos “con las lámparas encendidas” (Lc 12,35).  “Estad en vela” (Mt 24,42); “No nos entreguemos al sueño” (1Ts 5,6) …” (PF – GE No. 164).

·        El Discernimiento:

Es natural que todos nos preguntemos “… ¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu del diablo? (PF – GE No. 166).  En efecto, al reconocer que en este mundo vivimos este tipo de encrucijadas por la simple presencia constante del mal en nosotros mismos y a nuestro alrededor; por ello el Papa nos recomienda lo que es propio de nuestra fe católica; primero que nada saber que no estamos solos, que la meditación de nuestros pensamientos y acciones pueden ser guiadas por el Espíritu Santo, quien está a nuestro alcance en todo momento a través de la oración, la reflexión de la Sagrada Escritura, la lectura sana y acorde con nuestra fe, el buen consejo que podemos recibir de la Iglesia en tantos escritos que los santos y los Sumos Pontífices nos dejan en su paso por este mundo.

“…La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una buena capacidad de razonar o el sentido común, es también un don que hay que pedir…”

Papa Francisco - Gaudete et Exsultate No. 166

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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