martes, 25 de febrero de 2025

MÍSTICA - LILIA GARELLI - (GE-15)

“… Señor, quédate con nosotros …”

San Cleofás en Emaús

Riviera Maya, México; Febrero 26 del 2025.

           MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

“…El Señor nos dejó bien claro que la santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias suyas, porque la misericordia es “el corazón palpitante del Evangelio

Papa Francisco - Bula  

GAUDETE ET EXSULTATE (15)

Alegraos y Regocijaos

“Sobre el llamado a la Santidad en el mundo actual” 

 

Estimados en Cristo:

Recuerdo que desde el primer día del pontificado del Papa Francisco, él hacia alusión a la necesidad de nuestras oraciones, “Recen por mí”, nos decía en sus palabras inaugurales; ¡qué mejor momento para hacerlo ahora que tanto las necesita en su enfermedad! Pidiendo a Dios nuestro Señor lo que sea Su Voluntad en bien para su alma; y percibo a la vez el consuelo que nos da esta preciosa Exhortación Apostólica que estamos reflexionando en este momento “Sobre el llamado a la Santidad” en este tiempo que vivimos, por ello los invito a ¡orar por quien nos ha facilitado este documento que permanecerá por siempre entre nosotros!

Continuamos con las enseñanzas de este apartado tan importante, donde el Papa Francisco nos hace reflexionar sobre nuestra actitud hacia el prójimo, con quien debemos dar testimonio de los valores del Evangelio, principalmente cuando en nuestro camino hay personas necesitadas de consuelo; por ello nos recuerda el texto evangélico de “buen samaritano” en Lc 10,30-37.

Este texto es el ejemplo claro de nuestro interior y su verdadero deseo de alcanzar la santidad; ¿pasamos de largo ante la necesidad de los demás? ¿Sea cual fuere? Consuelo, comprensión, ayuda corporal o espiritual, económica; y mi reacción generalmente, es de indiferencia, molestia, egoísmo, soberbia.  El Papa nos lo pone muy claro sobre cuál debe ser nuestra reacción ante nuestros hermanos: “…O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo.  ¡Esto es ser cristianos! ¿O acaso puede entenderse la santidad al margen de este reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano? …” (PF – GE No.98).

El Papa termina este apartado recordando lo que la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos dejaron por escrito a los miembros del Parlamento en el año 2001, en ese documento pedían un cambio más profundo, procurando cambiar los sistemas sociales y económicos para no excluir a los más necesitados; ciertamente se necesita un cambio de mentalidad, de concepción del verdadero bien en el trato a nuestros semejantes.

·        Las ideologías que mutilan el corazón del Evangelio:

En este tema el Papa comenta los graves errores en los que podemos caer aun nosotros cristianos cuando separamos las exigencias del Evangelio con la verdadera fuerza que debe tener en la aplicación concreta en nuestra vida, en nuestra relación personal con Dios nuestro Señor y la gracia que esto nos da para vivir como Él nos lo ha pedido.

Por otro lado, hay quien se fija solo en el compromiso social de los demás, siendo que hay ataques constantes a la moral en múltiples puntos de vista del mundo de hoy, donde relativizan conceptos que por sí mismos no deben ser tocados como poner en juego la dignidad de la vida humana; tanto en los no nacidos como de los pobres que viven en la miseria y el abandono, a todo esto sumar los innumerables sufrimientos creados por la misma sociedad como es la trata de personas, la inmigración forzada por la violencia, los enfermos y ancianos abandonados, por ello el Papa nos insiste: “…No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente…” (PF – GE No. 101).

El Papa nos centra en la grave problemática de los migrantes y las reacciones que cada nación tiene con respecto a esta situación para lo cual nos ayuda a reflexionar a través de las mismas palabras de Jesucristo “…cuando nos dice que a él mismo lo recibimos en cada forastero (Mt 25,35).  San Benito lo había asumido sin vueltas y, aunque eso pudiera “complicar” la vida de los monjes, estableció que a todos los huéspedes que se presentaran en el monasterio se los acogería “como a Cristo”, expresándolo aun con gestos de adoración, y que a los pobres y peregrinos se los tratara “con el máximo cuidado y solicitud” …” (PF – GE No. 102).

En efecto, el tema de los migrantes se ha sufrido en toda la historia de la humanidad, como bien nos recuerda el Papa con los textos del Antiguo Testamento, tanto del Éxodo como de Levítico: “…No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto (Ex 22,20); Si un emigrante reside con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis.  El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto (Lv 19,33-34) …” (PF – GE No. 103).

Si tan solo reconociéramos que Dios nos ha mostrado el camino correcto en cada una de las encrucijadas que encontramos en las dificultades de la vida; las fronteras las ha creado la misma sociedad, no tan solo de forma geográfica, sino al interior del corazón donde el desprecio por el color o el aspecto físico delimita mi predisposición a las diversas personas; si realmente el ser humano quisiera vivir buscando el bien común de la sociedad, sería muy diferente la interrelación multinacional del mundo de hoy.

El Papa Francisco cierra este apartado diciéndonos: “…Por lo tanto no se trata de un invento de un Papa o de un delirio pasajero.  Nosotros también, en el contexto actual, estamos llamados a vivir el camino de iluminación espiritual que nos presentaba el profeta Isaías cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios … (Isaías 58,7-8)     

“…Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo,

 cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos.

  Entonces surgirá tu luz como la aurora…”

Papa Francisco - Gaudete et Exsultate No. 103

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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