“… Señor, quédate con nosotros …”
San Cleofás en Emaús
Riviera
Maya, México; Enero 29 del 2025.
MÍSTICA
Por:
Lilia Garelli
“…siendo
rico Jesús, se hizo pobre …”
2 Cor 8, 9
GAUDETE
ET EXSULTATE (11)
Alegraos y Regocijaos
“Sobre el llamado a la Santidad en el mundo actual”
Estimados en Cristo:
- “Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”:
¿Dónde colocamos la seguridad de nuestra vida? El Papa nos invita a reflexionar sobre la humildad y no la suficiencia que nos impide que el Señor entre en nuestro interior y nos llene de su Luz; nos recuerda las palabras de San Ignacio de Loyola que hablaba sobre la “santa indiferencia”: “…Es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás…” (SIL – Ejercicios espirituales No.23).
Por otro lado, el Papa nos recuerda el mensaje del Evangelio según San Lucas 6,20, que nos pide a vivir de forma sencilla, compartiendo con los más necesitados.
Ser pobre en el corazón, esto es “santidad”.
- “Felices los mansos, porque heredarán la tierra”:
El Papa Francisco reconoce lo difícil que es en este mundo lleno de enemistades, soberbias, orgullo y vanidad, practicar esta virtud; sin embargo, es necesario reconocer que a pesar de ello, Jesucristo nos pide ser mansos como Él: “…Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas…” (Mt 11,29). Si vivimos tensos, engreídos ante los demás, terminamos cansados y agotados; pero cuando miramos sus límites y defectos con ternura y mansedumbre, sin sentirnos más que ellos, podemos darles una mano y evitamos desgastar energías en lamentos inútiles…” (PF – GE No. 72).
No cabe duda que practicar la mansedumbre en este mundo lleno de injusticias y dobles intenciones es muy difícil, pero como bien nos recuerda el Papa las palabras de Santa Teresa de Lisieux: “…la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no escandalizarse de sus debilidades…”, y podría yo agregar que ellos también tienen que soportar las nuestras.
El Papa continúa recordándonos las palabras de San Pablo en donde nos afirmaba que la mansedumbre es un fruto del Espíritu Santo (Ga 5,23). En efecto, debemos pedirle su gracia por medio de la oración, porque todo mal comportamiento viene de la tentación del maligno; y nosotros, de forma personal también podemos ser tentados y se alegrará el maligno por nuestra falta de control personal resultando en reacciones equivocadamente agresivas, totalmente contrarias a la mansedumbre.
Por otro lado, es cierto que reaccionando de forma tranquila nos pueden tildar de que vivimos en otro mundo, en un mundo de fantasía, que soy tonto o débil al pretender vivir sin agredir, buscando siempre la mejor forma de comunicarnos con los demás, a pesar de recibir maledicencias o violencia disfrazada de todo tipo de caretas; por ello nos dice el Papa “…los mansos, más allá de lo que digan las circunstancias, esperan en el Señor, y los que esperan en el Señor poseerán la tierra y gozarán de inmensa paz (Sal 37,911) (…) el Señor confía en ellos: “En ese pondré mis ojos, en el humilde y el abatido, que se estremece ante mis palabras” (Is 66,2)…” (PF – GE No. 74).
Reaccionar
con humilde mansedumbre, esto es santidad.
- Felices los que lloran, porque ellos serán consolados:
Como bien dice el Papa Francisco, es difícil comprender esta bienaventuranza porque el mundo nos ofrece todo lo contrario, nos propone muchos entretenimientos que nos distraen de aquello que nos hace sentirnos tristes y solos; múltiples distracciones y diversiones, aparentemente para vivir bien la vida; recuerden que una de las principales estrategias del demonio es quitarnos el tiempo, tiempo de reflexión, tiempo para darnos cuenta de las necesidades de los demás, todo ello lo que provoca es hacernos insensibles ante el dolor de otros. “…prefiere ignorar las situaciones dolorosas, cubrirlas, esconderlas (…) escapar de las circunstancias donde se hace presente el sufrimiento, creyendo que es posible disimular la realidad, donde nunca, nunca, puede faltar la cruz…” (PF – GE No. 75).
En efecto, estamos en una Iglesia Peregrina, que está incompleta hasta que se reencuentre de nuevo con el Padre, por ello no debemos querer evadir el dolor, que muchas veces nos purifica y renueva, para corregir el camino y si sabemos en esos momentos de dolor ofrecerlo, encontraremos seguramente el consuelo a través de la oración y las gracias que nos da Jesucristo. De igual manera esta experiencia nos enseña a saber compartir el dolor de otros, por ello el Papa nos recuerda las palabras de San Pablo “…Llorad con los que lloran (Rm 12,15) (…) De ese modo encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás. Esa persona siente que el otro es carne de su carne, no teme acercarse hasta tocar su herida, se compadece hasta experimentar que las distancias se borran…” (PF – GE No. 76).
Saber llorar con los demás, esto es santidad.
Afectísima en
Jesucristo,
Lilia Garelli
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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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