¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México, Octubre 3 del 2017
LES ADELANTO LA ENTREGA DEL MIÉRCOLES,
PARA DEJARLE LIBRE EL DÍA 4 AL SANTO DE ASÍS,
FRANCISCO, SU DÍA. .
M E D I T A N D
O L A S
P A R Á B O L A
S D E
J E S Ú S D E N
A Z A R E T
32 de 35
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo + Amén.
PADRENUESTRO
“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre;...”
AVEMARÍA
“Dios te salve, María, llena eres de
Gracia. . .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y renueva la faz
de la tierra. Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
31.- “PARÁBOLA DEL JUICIO FINAL”
(Mt 25, 31 –
46)
“Cuando
el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de sus ángeles, entonces se
sentará en su trono de gloria. Serán
congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los
otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los
cabritos a su izquierda. Entonces dirá
el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia
del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.’ Entonces los justos le
responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo
te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ Entonces el Rey les dirá: ‘En verdad
os digo que cuando lo hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a
mí me lo hicisteis.’
Entonces
dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el Diablo y sus ángeles.
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis
de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me
vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.’
Entonces
dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero
o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ Y él entonces les
responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos
más pequeños, también conmigo dejaste de hacerlo. E irán éstos a su castigo eterno, y los
justos a una vida eterna.”
ACTOS DE
PREPARACIÓN:
Revísteme,
Divino Don de la Fe, con todo cuanto
sea necesario para que pueda abarcar el grandioso significado de las enseñanzas
del Divino Maestro. Que nada quede de mí
sin tu iluminación para que mi comprensión sea total.
Con ello, Esperanza bendita, infunde en mi ser la
necesidad de aguardar solo en Dios, todo cuanto yo requiera para mi
salvación. Que no haya algo en mí que me
separe del mandato del Señor.
Y Tú, Caridad Divina, que eres en mi vida la presencia más auténtica de
Dios, haz que me llene de ti para actuar de acuerdo a Su voluntad y en
beneficio de mis hermanos los hombres, y pueda ser yo medio de acercamiento al
Creador por el testimonio de mis acciones.
PETICIÓN:
Señor Jesús, que atento a tus palabras
encuentre el seguimiento de tus deseos y logre mi ansiada aceptación en el
momento de mi propio juicio final.
EL
TIEMPO Y EL LUGAR:
Se encuentran
todos en Jerusalén; en la estadía final.
San Mateo cierra con ésta, todas las parábolas enseñadas por el Divino
Maestro. Ninguna otra puede ser mejor
para señalar que aquí se terminan los discursos parabólicos de Jesús. Ésta en especial, está dirigida solo a los
Apóstoles y Discípulos que le siguen desde hace tres años, duración de su
Ministerio. Lo siguiente que Mateo narra
en sus escritos, es La Pasión
del Señor. También para ellos está
próxima la culminación de una etapa de su vida y el inicio inmediato de
otra. Pasarán de una vida común a una
existencia plena de Espíritu Santo.
LOS PERSONAJES Y
ELEMENTOS:
El Hijo del
hombre, el Rey, por supuesto que es Jesucristo.
‘Los unos y los otros’, así como las ovejas y los cabritos, son los que
han actuado en el bien y los que han hecho el mal, respectivamente. Las acciones que realizan justos e injustos,
son mis propios actos de voluntad, aquéllos por los que seré juzgado. Los juicios que emite el Rey, son los mismos
que dictaminará de mis actuaciones; de lo que yo haya pensado, dicho, hecho y
dejado de hacer.
MEDITACIÓN:
De cuántas y
variadas maneras me hace ver Jesucristo, que lo trascendental de mi existencia
es mi propio Juicio Final. De ello se
desprende la vital importancia de la esencia de mis acciones; de si he actuado
buscando el bien o si me he apartado de él.
He ahí el por qué los justos, representados por la docilidad de las
ovejas (que en los seres humanos conlleva humildad y amor), son los preferidos
del Señor en cuanto a su proceder y actitud; pasando a ser los benditos del
Padre. Todo lo contrario ocurre cuando
mis acciones están llenas de soberbia y odio: soy rebelde como cabra; ganándome
yo mismo la separación de la salvación.
En este tiempo,
igual que en el tiempo de Jesucristo, como hombre me afano solo por las cosas
materiales: qué comer, dónde vivir, cómo vestir; y me olvido de lo
verdaderamente importante, que son los bienes del cielo, esto es, el amor a
Dios y el amor al prójimo. Y para que no
haya duda, el Divino Maestro se personifica contundentemente en la parábola
(igual para el bien que para el mal), poniéndose Él mismo con precisión en los
ejemplos de su ‘mashal’: hambriento,
sediento, forastero y desnudo.
Exactamente de lo que más me ocupo para mí y los míos; y a veces ni me
preocupo para mi prójimo. Pero también
aclara quién es Él y cuándo lo es, al decir: ‘. . . cuando lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me
lo hicisteis. . .’Más claro, ni el agua de manantial. Así habló siempre, Dios hecho hombre.
Lo que me sucede
es que no le escucho, por más que le oiga; o me hago como que no me está
hablando a mí, sino a otro. En esto, soy
experto; en oír solo lo que me conviene, lo que me acomoda, lo que no me
compromete. Así soy, ¡aun sabiendo que
todo esto formará parte de mi propio Juicio Final! ¿Cuándo recapacitaré en
ello?
¿Cuántos han
clamado mi ayuda de alimento, casa o vestido, y yo simplemente me hago el
desentendido? Y todavía peor, me digo
para mí mismo: ‘Estos, ni mi prójimo son’.
Pero debo tener muy claro que prójimo
no solo son los más próximos, sino todos aquéllos en donde yo pueda hacer el
bien. No es válido cambiar mis
‘prójimos anteriores’ (padre, madre y hermanos), por mis ‘prójimos actuales’
(esposa, hijos e hijas); menos aún si aquéllos primeros se han convertido en ‘hermanos míos más pequeños’ del
Señor. No debo abandonarlos, arguyendo
que ya no son mi responsabilidad; si puedo, debo ayudarlos porque siempre serán
mi prójimo. No se trata de que les quite
a unos para darles a los otros; se trata de que en el bien me multiplique.
Porque todavía
está la segunda parte, muy importante, de los cuidados que pide el Señor: ‘... ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y
fuimos a verte?...’ “Ah!, qué fácil, yo no tengo ni enfermos ni
encarcelados”, podría yo decir; pero ¿verdaderamente no hay nadie a quien yo
pueda reconfortar o acompañar? ¿Ningún anciano solo, a quién oír? ¿Ningún
compañero de trabajo, subordinado o superior, a quien yo pueda auxiliar?
¿Ningún amigo por el que me pueda preocupar?
No existe quien crea tener una vida así.
Si el Magisterio de la
Iglesia me ha enseñado que debo confesar mis faltas de
pensamiento, de palabra, de obra y por omisión; entonces es fácil deducir que:
debo pensar correctamente, debo decir la verdad, debo actuar con bondad y no
debo dejar de hacer el bien. Al menos
eso.
FRUTO:
VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y
ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE
LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO
SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN A MARÍA:
Madre de Jesucristo y madre mía, tú que
no conociste pecado por tu inmediata entrega y protección Divina, haz posible
que te imite en la Caridad ,
de la que eres máxima exponente entre todos los humanos.
Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
PADRENUESTRO –
AVEMARÍA
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.
Amén.
V V V
Afectísimo en
Cristo de todos ustedes,
Antonio Garelli
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De Milagros y Diosidencias. Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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