¡Alabado
sea Jesucristo!
México,
D.F., Octubre 20 del 2014.
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
El día de ayer me he
dado uno de los gustos más grandes que cualquier cristiano se puede dar:
presenciar (aunque sea solo por la televisión), la Proclamación de
Beatificación de un ser querido. Este
sentimiento ya lo había vivido antes, en ocasión de la Beatificación del Papa
San Juan Pablo II, pero ahora fue ‘más personal’, más allegado, más familiar;
me refiero a la Beatificación de Su Santidad el Papa Paulo VI, “mi Tío”, como
siempre me he referido a él desde 1963, año de su ascensión al Trono de San
Pedro.
¿Por qué “mi Tío”?
Porque por una Diosidencia Divina, el Arzobispo de Milán, el Cardenal Giovanni
Battista Montini, era Tío político de mi Padre; por lo tanto Tío Abuelo mío. No
necesito saber más; a un Tío así, no se le ponen trabas para el parentesco.
Por supuesto, la
primera Encíclica que leí fue del Papa Paulo VI, allá lejos en el 1964 (yo
tenía escasamente 13 años); fue la “Ecclesiam
Suam”, la primera que él escribió. Debo confesar que no entendí
absolutamente nada de lo que decía ese sacrosanto documento, pero como había
sido un obsequio de mi Papá, lo tuve que leer de principio a fin. Treinta años después volví a leer la
Encíclica –sin entenderla cabalmente, todavía; ahora por mis limitaciones– y
saqué de allí las mejores ideas para un espíritu misionero, como el que
Jesucristo quiere en cada uno de nosotros.
Si Monseñor Montini
no hubiese sido quien fue, como Pastor de Almas, mi catolicismo sería
inexistente; o al menos dudoso. Pero
habiendo sido para mí un punto de referencia religioso, en los tormentosos años
de mi adolescencia y temprana juventud, logró que, con su testimonio y ejemplo
vivo –y a su debido tiempo– yo abrazara la Fe Católica con el ahínco que lo
hice.
A aquéllos que les
pregunten cuál fue el milagro para subir a los altares al Beato Papa Paulo VI,
les pueden decir que ustedes saben de uno; que conocen un hombre que siguiendo
las enseñanzas del ese Santo Papa, salvó su alma del fuego eterno y se hizo
Católico sin reserva alguna. Ese soy Yo.
Y es muy probable que como Yo, haya miles. Me alegro hasta lo más profundo de mi ser, que el Papa Francisco haya Proclamado Beato a mi querido Tío; uno más de los muchos Santos del Señor que he conocido en vida. Estamos llenos de Diosidencias.
De todos ustedes,
con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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De Milagros y Diosidencias.
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
pues, Enhorabuena! Muchas felicidades por tan buena noticia, esperamos en oración por que pronto se alcance el siguiente paso, con la excelente noticia de que sea reconocido ya santo!
ResponderEliminarGracias. Saludos a su Familia
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